EL NEXO
Siempre trato
de tener puntos referenciales sobre cualquier cosa que considero importante.
En las
librerías encuentras toda clase de libros de autoayuda, de cómo superar
obstáculos de cualquier calibre y medida, pero… en el fondo, no es del todo
cierto que satisfagan a todos.
Lo único que
realmente puede complacer las ganas de realizarnos, es contemplar las cosas que
suceden a nuestro alrededor, siendo espectadores silenciosos, y observar, que
va más allá del simple hecho de mirar las cosas. ¡Hay tanta cosas hermosas que
nos rodean…! pero nos obcecamos en mirarnos el ombligo más de lo conveniente, y
eso… es absurdo, banal y destructivo.
Hay algo que
indefectiblemente nos une a todos, además de ser seres humanos, el nexo que nos
mantiene unidos es sin duda alguna, que todo ser humano tiene las mismas
inquietudes, las mismas ambiciones y muy a menudo los mismos dramas internos,
estos, hacen que el espíritu que se supone nos tendría que mantener vigorosos y
fuertes delante de los trances de la vida, nos rompan cual si de muñecos de
trapo se tratase, comenzamos a perder el serrín de nuestro interior, casi sin
darnos cuenta, y sin darnos cuenta nos negamos al amor, al contacto con otras
personas, nos morimos sin saberlo.
¡Con
lo valiosos que somos para muchos que no nos conocen…! tampoco es que tratemos
de buscarlos, tenemos mucho trabajo con descubrirnos a nosotros mismos, o
redescubrirnos con o sin la ayuda de nadie.
El
cordón umbilical que nos alimenta en el vientre de nuestra madre durante
treinta y seis semanas, nos ha mantenido a todos, de forma individual claro
está, pero ese cordón por el simple hecho de nacer cada cual a su tiempo, no
debería desabastecernos a unos de otros. Dicho de otro modo, el mismo oxígeno
que hincha tus pulmones, llenan los míos, estás compuesto de los mismos
materiales que yo, dependo de ti de algún modo.
Sé
que para muchos esto puede sonar pretencioso o hasta puede que otros opinen que
es una locura, en cambio, estoy convencido que me debo a todos y cada uno de
los que me rodean, algunos puede que me odien, otros me desprecien o lo hagan
contigo, ¿qué más da si todos sufrimos el mismo mal?, no queremos darnos la
mano en determinados momentos porque establecemos juicios de valores que puede,
y solo digo puede, que estén equivocados.
¿Quién
nos ha dado cátedra de juez, acaso nos lo otorgamos nosotros mismos?, porque si
ese es el caso, no es válida para nada y además aunque no lo queramos seguimos
teniendo el mismo nexo, le pese a quién le pese. Sí, no es fácil vivir con un
pendenciero, con un borracho, con un drogadicto… pero estamos obligamos ni que
sea de forma clandestina, anímicamente hablando, a convivir entre ellos y con
ellos.
Hace
relativamente poco tiempo una persona allegada a mí, me decía, que se le hacía
imposible seguir viviendo con su pareja, que es drogadicto y lleva una vida de
perros, ella, porque lo que es él, ni se entera de cómo vive, ¡va siempre
colgado…!.
-¿Qué
hago…? -me pregunta-.
-Se
me hace difícil contestar a esta cuestión, primero porque no puedo aconsejar a
nadie, podría equivocarme y entonces… ¿de quién sería la responsabilidad de la
cuestión planteada?, evidentemente recaería sobre mí la mayor parte. Me
sentiría mal si el resultado no fuera el óptimo.
Creo
que los límites los tienes que establecer tú misma, mide tus fuerzas, mide tus
posibilidades, plantea la situación cómo un mapa de ruta, después de eso,
establece de que fuerzas dispones y comienza a usar el ingenio para desarrollar
tu plan.
-¿Quieres
decir un plan de desgaste, para que se harte de estar a mi lado y se vaya?
-Eso
es algo que solo tú debes de decidir, quizá yo emplearía otro sistema, algo…
digamos que distinto, pero… tampoco eso voy a desvelarte. Debes de ser tú, la
que tome la decisión que creas más efectiva.
-¡Maldita
sea…! ¿por qué crees que vengo a
contarte esto?, para que me ayudes de una vez por todas.
-A
no, eso sí que no, es un problema que tienes tú exclusivamente. Sinceramente
creo, que ya te he dado la suficiente materia para que des comienzo a esta
liberación que tanto deseas, más allá de eso, no sería moral que siguiera.
No
quiero romper mi nexo con ella, es una buena amiga, si quiere continuar
valorando la amistad que tenemos, tomará una decisión más tarde o más temprano.
La comprendo, creo, yo nunca he convivido con alguien así, pero dejando esta
circunstancia aparte, debo decir que hay otras muchas situaciones parecidas,
que necesitan rectificarse, y malo estaría, si está en nuestra mano no ofrecérsela.
La
necesito como persona, es un nexo más que tengo en este pequeño gran mundo que
nos rodea y nos exige a menudo, más de lo que podemos.
No
quiero perder más nexos que me unan a la gente, ya he perdido demasiados por mi
andadura en la vida, necesito resarcirme, y eso solo lo conseguiré, si
considero a mis amigos, los aprecio demostrándoles comprensión, ayuda, yo la
necesito también y la busco haya donde sé que puedo hallarla.
Eso
es lo que espera de todos los seres humanos, que caminemos codo con codo, unidos dentro del mismo camino, a
pesar de que lo que nos haga llegar a la meta, sean senderos más largos,
retorcidos y difíciles.
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