domingo, 14 de septiembre de 2014

ESTOY FRUSTRADO



                                                  ESTOY FRUSTRADO




-¿Qué pasa chaval cómo estás?
-Mal.
No dice nada más su amigo, solo mal y punto, se queda mirando al frente de la barra del bar, con el cortado sobre el plato.
-Pero… ¿mal por qué si puede saberse?
-Pues porque estoy frustrado nen, jodido, derrumbado, malherido, desquiciado, ¡me cago en mi sombra!
-¡Hostia, pues sí que tienes cosas! Yo de ti me iría al médico de urgencias ya mismo.
-Menos cachondeo que paso de ti también, ¿vale?
-Pero Curro, si no te he dicho nada, solo ha sido una ironía, cuando has dicho tantas cosas, creía que estabas de coña.
-¿Tú has estado alguna vez frustrado?
-Pues no lo sé, nunca lo había pensado. No sé a qué se aplica esta palabra.
-Coño pues viene del verbo frustrar, presente de indicativo: yo me frustro, él se frustra, ellos se frustran, nosotros nos frustramos, vosotros os frustráis… todos estamos jodidos ¿lo entiendes ahora, he?

Julio ha pedido un carajillo de ron, iba a tomarse un café con leche natural, pero se le han frustrado los planes con ese misil dialéctico que acaba de lanzarle Curro.
-Paloma, que se me ha ido de casa, hay que joderse… si juntos lo teníamos todo. Me dice anoche antes de cenar…
-Haber cuando ayudas a Cristina a terminar de montar el puzzle, que te espera cada día en el recibidor con la caja en la mano, no sé si te has dado cuenta.
-Sí ya lo sé Paloma, pero ahora no puedo, que llego a tiempo de tomar una ducha y sentarme a ver el partido, que el Canal plus, hay que amortizarlo
-Nada oye, que empezamos a discutir, que si yo tengo razón, que yo también y al final… me quedé sin ducha ni partido.
-Pues sí, eso es.
-Joder, entonces no veas la de veces que me paso frustrado sin saberlo.
-¿A, sí, tú también?, pues sí que estamos listos… lo que te decía antes del presente de indicativo de frustrarse, todos nos jodemos.

Desde su punto de vista, Curro que se tiene a si mismo por una persona ecuánime además de íntegra, parece sufrir de veras por el problema que tiene en su casa, quiere a Paloma, se conocen desde jovencitos, y no digamos a Cristina…, es la niña de sus ojos.
El inconveniente es, que ambos salieron de la escuela demasiado jóvenes, muchas de las cosas que les han sucedido, son fruto de una ignorancia consentida por la sociedad en conjunto. No se exigen requisitos especiales para formar parejas y tener hijos, todo lo contrario, solo impulso animal, la formación de una inundación cuando se rompe una presa, eso basta para que en poco tiempo, todo se precipite, los valles se inunden, y con ellos pueblos enteros, causando una destrucción impresionante.

Esto es lo que les pasó a estos dos jóvenes, se enamoraron sin entrar en detalles ¿Qué sabían ellos del significado del enamoramiento?, luego sin saber cómo ni de qué forma, después de una noche ajetreada, de discoteca, alcohol y alguna droga… se despertaron debajo de un pinar, cerca de la disco donde estaban festejando la madrugada pasada.  
Siempre he sido de la forma de pensar, que, para llegar a determinado puerto hace falta determinado transporte. Casi nada de lo que va sucediendo en la vida llega por pura casualidad.

A falta de planificación, mayor es la frustración que luego nos embarga, si los planes no salen como nosotros pensábamos, sentido común, no es nada más que eso lo que hace falta desarrollar. Curro no sabe cómo puede solucionar los asuntos entre él y Paloma, ella se encuentra en su misma tesitura, ambos están frustrados y sin ni siquiera saber por qué, no conocen el camino del reencuentro no saben el significado de la expresión, frustración.

La  frustración de Julio es diferente, él cree que se debe a problemas generacionales, vamos que es como querer decir, que es un incomprendido. Si nació en la casa que comparte con su madre, se ha criado ahí, ha conocido todo y todos a los que alcanza su memoria, ¿por qué no puede compartir con determinadas amigas este espacio que considera suyo también?
-No mamá en esto estás equivocada, esta casa es de los dos, yo ayudo con mi trabajo a mantenerla, lo mismo que tú a tú manera.
-¡No quiero a guarras en mi casa ¿te enteras?!
Influye el sentido de propiedad que sienten los padres sobre los hijos, sin poder explicarlo. Es de nuevo un sentimiento de frustración intenso y doloroso, son mayores y tienen experiencia, el caso es que a menudo, no sabemos transmitir a los hijos, esa parte de nosotros mismos creemos que alguien de fuera, viene a arrancarlos de entre nuestros brazos. Nos alegramos cuando emprenden el camino a determinados estudios superiores, nos vanagloriamos de ello ante los demás, en cambio, en lo más profundo de nuestros corazones, sabemos que lo más importante, es que sepan lo que significa el fracaso, la decepción, la frustración.

Curro ha desistido de encontrar el camino para acercarse a Paloma, ella en casa de sus padres, ya está bien, además se encargan de su Cristina, que dice serlo todo para ella. Los padres de Paloma, jóvenes aún pero demasiado mayores para tener hijos,  acogen a su nieta cómo si fuera su propia hija, pero sufren de rebote una frustración diferente.

-¿Tú crees que hemos sido buenos padres…?
-¿A qué viene esa pregunta mujer?, pues claro que sí cariño… no te calientes la cabeza con estas cosas. Paloma tomó una decisión en determinado momento y punto, el que nos gustara a nosotros o no, carecía de importancia.
-No sé chico, no estoy tranquila con este razonamiento que me haces.
-¿Qué es lo que quieres escuchar, que no lo fuimos, es más, que no lo somos ahora por haberla acogido de nuevo en casa? Esto es una incógnita que jamás sabes si aciertas o no.
-Me inquieta mucho el futuro de mi nieta, que quieres… no lo puedo evitar.
-¿Ves?, esto ya es diferente…, llega un momento, que los acontecimientos que sufrimos nos confunden, has empezado a hablar de nuestra hija, y ahora ya estás dando pasos de gigante, sin poder predecir nada de lo que pueda suceder en el futuro.

¡Hasta qué punto puede llegar a afectar la frustración de un retoño! Por definirlo de alguna manera, es cómo decir que la suerte está echada, los dados corren y se revuelven sobre el tapiz de la mesa, deseamos que salga determinado número, pero… ¿saldrá o no?, en estos momentos el corazón está encogido en el pecho, golpeando aceleradamente, en espera de que paren en el cuadrado deseado.
No es más que un deseo, nada más ni nada menos.




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