CAMINO DE MARES
Siempre
se la ve caminar con el alma desnuda, desnuda de vanidades, desnuda de espíritu
amargo, de posturas malvadas, de imposturas.
Quién
piense que se equivoca puede que acierte, o que solo sea un pobre miope, que
como barcos en el mar, no dejan rastro alguno, del sufrimiento que lleve
escrito en su frente.
¿Espíritu
libre…? sí, ¿Y quién no desea serlo, sin que la desgracia esté cayendo siempre
sobre sus espaldas? Aquella en la que otros se fijan sin razón aparente, sin
motivos para ensañarse con ella, solo por ser como es, un barco más que navega
en mitad de este mar mundano, a menudo indecente.
Desde
lejos otros barcos que ven a otro a la deriva, sin remos ni timón, con solo una
capitana sobre el puente, se apoderan de ella cual si de piratas se tratara. Se
ata bien los machos, protesta… aunque demuestre su inocencia, puede terminar
siendo una ladrona delante de jueces. Y quienes juzgan siempre son los mismos;
los sentimientos, las emociones, los afectos desaprovechados, tirados como
lastre en el fondo de los mares, allí, en los abisales, duermen eternamente,
los desconsuelos y las penas.
Mareas
que suben y bajan, a capricho de lunas crecientes o menguantes, golpean su
cuerpo, lo machacan hasta dejarlo hecho girones, con ilusiones rotas, con
angustias permanentes. ¿Qué puede hacer sino quejarse, cuando ve llegar esas
grandes olas que no la dejan en paz, que la olvidan pero vuelven?
Se
transmuta, ahora camina entre plantas y flores, quiere andar como los demás
humanos, pero no tiene ocasión, las raíces escondidas de árboles centenarios,
salen y cruzan su camino para conseguir que caiga.
Ahora
ya es más difícil que lo consigan, está despertando del letargo, después de su
experiencia marina, el hacerse mujer de tierra firme, le concede la oportunidad
de caer y levantarse de nuevo.
Todo
lo que ves de esta mujer es solo apariencia, dentro de su pecho, late un
corazón tierno, con desvíos y flaquezas sí, y puede quién hasta vea en ella
vicios. ¡Cínicos amargados, que se apoyan en su debilidad de espíritu para
entramparla…!
Para
todos, en la vida, hay que tener sentimientos buenos, si los tengo conmigo
mismo… ¿Cómo no voy a tenerlos para ella? Si nos amamos a nosotros mismos, amar
a los demás, es la clave para vivir y morir felices, tranquilos.
¡No,
apártate de mí maldito falso, no pretendas detrás de esta máscara antigua,
regalarme los oídos para que llegue a odiarla!
Ella
va camino de mares y tierra, por donde quiera que transite, dejará su huella, y
si está en mi mano, la ayudaré a que permanezca, como la tuya y la mía, cómo la
de todos aquellos, que vivimos en un mundo lleno de angustias y temores.
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