sábado, 19 de mayo de 2012

LA EXPERIENCIA ES UN GRADO.


                                     LA EXPERIENCIA ES UN GRADO.


· Oye mira, si me quieres hacer caso… ya te puedes ir despidiendo de llegar a ningún acuerdo con ella.
-Y ¿eso porqué?.
· Pues porque las mujeres son muy vengativas chaval, cuando alguien se les cruza alguien en la cabeza ya estás listo, te lo digo por experiencia, que sé de lo que te estoy hablando.
-Vaya hombre, ya ha hablado el profeta. Habrá excepciones, digo yo, no todas tienen que ser como las defines tú.
· Que si hombre, ni una buena en este sentido. ¿Tú no sabes que piensan de diferente manera que los hombres?.
-Mira tío, no me sueltes ninguna más como esta, que me estás demostrando que eres el descubridor de la sopa de ajo. Claro que son diferentes, cada sexo tiene sus propias excelencias, la mujer tiene unas y el hombre otras.
· Te voy a poner un ejemplo. Cuando yo me casé, mi mujer me quería con locura, pasaron dos años, y un día sentado de espaldas a la calle en el bar frente a casa, Lolo el dueño, me dice que si no era esa mi mujer, señalándome a un coche blanco que acababa de aparcar en la acera de enfrente. Me quedo parado, si, era ella, baja del coche toda estirada en dirección a casa. Cuando subo le pregunto por el coche, “A es de una amiga de la agencia, que se ha comprado uno nuevo y dice que le hace falta sitio en el garaje para ponerlo.” Me suelta una historia de que había pagado el impuesto de circulación de ese año y en cambio la amiga  -que ni me dijo como se llamaba-  se lo cedía. Que quieres, conociendo como nos iba la economía últimamente me quedé mosca. A ver si esta ahora, se ha comprado el Ibiza  -era de segunda mano-  pero para el caso es lo mismo, y me lo está escondiendo. Pues mira tú por dónde, al cabo de unos días, me fijo en el logotipo de encima de la matrícula de la parte de atrás del coche, tomo nota de la dirección y me presento allí. El sitio estaba donde Judas se ahorcó, chaval, entro y me sale un vendedor, era una casa de compra y venta de coches. Oiga, ¿ustedes han vendido un Ibiza hace unos días a una señora alta, con aspecto de ejecutiva de piernas largas?, es que me ha hecho buena propaganda de ustedes y necesito un coche de  características similares.  “Por favor entre, ahora saldrá el vendedor que la atendió a ella. Sí, me acuerdo de esta señora, no pasa desapercibida a nadie.” ¿Qué te parece el puro que me metió la julandrona?
-Pero es que tú estás un poco sonado, ¿por qué me cuentas todo este cuento?, ¿Qué tiene que ver esto con lo que me pueda pasar a mí con mi parienta?.
· Que todas son iguales chaval, te la están metiendo doblada y tú sin enterarte. Que te está engañando y encima le estás riendo la gracia, desgraciado.
-Hombre, muy agraciado no seré, pero desgraciado tampoco ¿me oyes?. Mira, te digo una cosa, en mal momento no se me calló la lengua al suelo antes de contarte nada, porque lo que es darle moral a nadie, creo que tú no se la das a nadie. Parece que no tengas sentimientos, o los que tengas los tengas cicatrizados. Si he de llegar a un acuerdo o no con mi mujer, a partir de ahora lo aré sin que te enteres, que eres un deficiente mental, eso es lo que eres.
· Muy bien hombre… encima que te quiero hacer un favor y ayudarte, muérdeme, que siempre pasa lo mismo con los amigos que quieren ayudar y proteger a los suyos, encima le muerden la mano que les da de comer.
-Por cierto, ya que todavía somos amigos, ¿cómo terminó el tema del coche de tú parienta?, supongo que después de engañarte le montarías un pesebre de cuidado.
· Pues no, lo resolvimos como personas civilizadas, ya ves, le dije que le hubiera regalado el coche quién fuera, que lo teníamos que compartir, como lo compartimos todo en casa. Si todo en esta vida se puede resolver como personas civilizadas… mira, si la mitad de los políticos fueran como yo, y no me quiero echar flores, el mundo andaría de otra manera. Hay que tener experiencia para estas cosas, y mucha mano izquierda. Por cierto, concretamente, ¿Qué es lo te ha pasado con tú mujer?.


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