lunes, 7 de mayo de 2012

MI CASA SE LA LLEVÓ UN TSUNAMI.


                        MI CASA SE LA LLEVÓ UN TSUNAMI.


Mis parientes desde lejos nos vieron llegar, mi esposa estaba exhausta, los niños, con la mirada perdida, buscaban alrededor suyo algo que les diera una guía de donde se encontraban. ¡Qué pena daban…! , ¡Qué pena deberíamos dar todos! Porque cuando salieron a nuestro encuentro el resto de la familia, se echaron las manos a la cara, nos daban por muertos, imagínate, en aquellos momentos nadie podía salir a buscar ayuda alguna, todo estaba bajo metros de lodo, coches en lo alto de las casas, incendios aquí y allá, brazos y piernas contraídas que asomaban del barro medio seco, mientras caminamos, veíamos a familias enteras cubiertos de agua o lodo dentro de sus propios coches.
El tsunami, causó estragos, miles de muertos por las envestidas de las diferentes olas que aparecieron por el horizonte, y que nadie previó que pudieran llegar a la costa con tanta virulencia. Mis padres se echaron sobre nosotros llorando, agradecieron a los dioses que estuviéramos vivos, que estuviéramos todos juntos, sucios, sin nada, pero vivos.
Sin saber el porqué, le pedí perdón a mi esposa, levantándome del barro me dijo  · ¿De  qué debo perdonarte, dime, acaso enviaste tú esa maldita ola? , estamos vivos, a salvo, eso es lo que importa · Mis padres asistían mudos a la escena, los niños entraron en la humilde cabaña, plantada en lo más alto de aquel altozano, mientras tanto, mis padres, comenzaron a sonreír al ver que estábamos vivos, mi madre limpió mi cara con un paño mojado, mi padre cogió de la mano a mi esposa y la llevó para adentro, en el fuego de la cocina hervía cerdo y otros ingredientes vegetales, era típico de la región, antes de sentarnos a la mesa, pasamos al patio interior, nos bañamos todos juntos a golpe de cubos de agua.
Ya en la mesa, vestidos con pareos estampados que siempre guardaban con celo, mi padre se puso a orar, el ambiente se había cargado de olor de incienso y comida, después de eso volví la cabeza hacia el camino. Cientos de personas de todas las edades, marchaban en silencio hacia algún lugar, unos solos, otros con un puñado de niños que no sabían que había pasado, que ignoraban porqué su padre no estaba con ellos, las caras sucias, solo se adivinaba limpio, el lugar de sus caras que las lágrimas dejaban un rastro constante.
Viejos que miraban atrás, como si quisieran ver, si de verdad aquello no era un sueño, pero todos iban con las manos vacías, como mucho, algunos llevaban ramas gruesas en sus manos que les servían de apoyo, vi con estupor que un hombre de mediana edad e iba solo, lanzaba bastonazos a todo aquel que se le acercaba. Se le notaba como ido cuando pasó por delante de la casa.
Esa noche nadie durmió, especialmente mi padre, que quería salvaguardar lo poco que tenía, unas gallinas, y un par de cerdos, macho y hembra, acompañados de lechones que esta estaba criando.
Durante la madrugada salí al patio con él, en cuclillas con un viejo bastón en la mano lo encontré vigilando, cuando me vio se puso en pié   · Habéis tenido la gracia de los dioses, ellos os han traído hasta nosotros, hay que verlo así, después de todo, tienes un hogar aunque no tengas casa, el mar ha reclamado lo que es suyo, nadie se lo puede discutir. Pero ahora que te veo aquí de pié, me doy cuenta de que ellos reclaman solo lo que es perecedero, no pueden llevarse un hogar porque sencillamente lo quieran ·
No le contesté, me faltaban argumentos, estaba confundido y cansado, además, por el hecho de ser mi padre, debería tener razón, solo se me ocurrió deducir que Shiva el dios destructor y a la vez transformador de todas las cosas, jugaba un papel importante en toda aquella debacle. Cuál era su propósito… eso era más difícil de saber, solo los dioses saben por qué hacen determinadas cosas, no tenemos razón para pedirles que sean otro modo, solo solicitarlas, eso es todo, luego está en su mano el que quieran hacernos concesiones, y sea que nos las hagan o no, no debemos discutirlas.
Estábamos juntos, unidos por la misma desgracia momentánea, cabía esperar, que nuestros dioses nos dieran algún indicativo para seguir adelante.
· Mañana, después de un buen descanso, iré al bosque a cortar madera para construirme otra casa, necesito darle a mi familia un nuevo hogar ·
· Estás equivocado hijo, ya tienes un hogar, los tienes a todos contigo, ¿qué más puedes desear? , constrúyeles una casa, eso sí, pero tú hogar irá siempre, donde vayas tú.
Cierto, al día siguiente bajé con su carro y su asno a rescatar lo que pude de las ruinas de mi casa, sobre todo, en lo que tenía que ver con los materiales para reconstruir el techo, el techo es vital, estaba a punto de comenzar la época de los monzones. Todos arrimaron el hombro a la hora de construir, hasta mi hijo más pequeño, ayudaba a su abuela a hacer las gruesas esterillas que formarían parte del suelo. Mi esposa y mi padre trajeron del bosque, palma verde para hacer lo paneles laterales de la casa, yo me dediqué a hacer las largas estacas, que soportarían la estructura, en cuatro días todo estaba listo.
· ¿Lo ves hijo? , el tsunami solo se llevó lo que pudo llevarse, vuestra feliz vida, no.


                                                -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- 

No hay comentarios:

Publicar un comentario