viernes, 4 de mayo de 2012

LOS REBUSCADORES DE GUSANOS.

                     
                    LOS REBUSCADORES DE GUSANOS.


Alfredo trabaja para “Médicos sin Fronteras”, no es un hombre joven, desde el punto de vista, de que ya se le ve una persona madura a quién le correspondería ya, estar tranquilamente en su casa, o trabajando en su campo de cirujano, en un hospital, cómodamente, más o menos.
Ha dedicado toda su vida, a andar por el mundo con su maletín de médico y su pequeño ato de ropa y enseres, por muchos lugares del mundo. La última vez que supe de él, llevaba casi tres años en Hispano América, estuvo atendiendo a gentes de este continente,  que contrajeron la malaria. Me envió por mail, fotografías de su actividad, también de los niños con quienes convivía, de sus familiares, del sitio donde vivía que no es otra cosa que una tienda de campaña tipo militar con las siglas MSF.
“¿Sabes?, en este campamento no hay ratas, se las comen los humanos, es una verdadera lástima, porque con algunas de estas personas no tenemos nada que hacer. Después de ver esto, no me extraña nada de lo que pueda llegar a hacer un ser humano para sobrevivir, hace un par de días un compañero mío, con quién comparto la tienda, volvió del lugar que le asignaron, detrás de un vertedero de basuras, es increíble lo que se vive aquí. Le pregunté qué era lo que le pasaba, no me quería contestar, después de mucha insistencia y de ver que llevaba dos días sin comer nada, me contó entre lágrimas, que llegó a un pasillo de chavolas hechas de lata y cartones. Al querer acortar camino para atender a una mujer en estado que le costaba parir y guiado por su marido, pasó al lado de seis o siete personas que estaban cocinando. De la olla hirviente que iban removiendo se veían unos piececitos pequeños, flotaban y volvían a esconderse entre aquella emulsión de líquidos y patatas, les increpó, los insultó, pero uno con un machete le contestó, que el niño había muerto de causas naturales y al fin y al cabo ahora era comida. Apremiado por el guía, no pudo pararse más tiempo, lo cierto, es que tampoco hubiera servido de nada, eran hechos consumados. En este ambiente estoy trabajando ahora, amigo mío, escribe, siempre es agradable saber de las personas que te quieren, un beso a ti y a todos.”
Cuando recibí este mail, las piernas empezaron a temblarme, ¿Cuántas cosas más estaría viviendo Alfredo?... otras veces me había escrito diciéndome que estaba en manos de insurgentes en Sierra Leone, otra, que lo tenían retenido en Bangladesh y que estuvo allí obligado a tratar a presos indios junto a otros cuatro cooperantes, durante doce días.
Había pasado por no sé cuantos infiernos, pero lo que vio, lo superó, quería volver a casa. Le contesté diciéndole, que donde él creía que trataban bien a la gente, y no los cocían para comérselos, ahora sí que lo hacían, que la miseria estaba en todos los estratos de la sociedad, y que a menudo a los niños, aunque no se los comían literalmente, se les trataba como basura, como algo que se debían de comer los gusanos, con todo, siempre se encuentra a alguien que rebuscando, los encuentra, entonces, vuelta a empezar, los cocinan pero esta vez explotándolos para beneficio propio. ¿Dónde está la diferencia?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario