lunes, 5 de octubre de 2015

EL IEMPOSIEMPRE VUELVE

                                                         EL TIEMPO SIEMPRE VUELVE

La historia se repite, no podemos imaginar las situaciones que el tiempo soluciona por sí mismo. Desde cuestiones de trabajo, hasta situaciones de familia que parecían imposibles resolver, siempre vuelven a su lugar de origen y eso a menudo sin tener que mover un dedo por nuestra parte.
Si el caso es que nuestra propia conciencia nos dicta, que debemos de dar el primer paso, hagámoslo, porque de cualquier forma, es inevitable el restablecimiento del tiempo perdido. Los seres humanos somos ante todo seres racionales, y la razón nos dicta, que debemos desenrollar de nuevo determinadas circunstancias que por un tiempo nos doblegaron, nos vencieron porque la mente la tenemos ofuscada, llena de nuestra propia basura.
El cerebro debe a veces, trabajar tan aprisa y de forma y tan permanente, que confunde la realidad con la ficción, y no le da tiempo a digerir todo aquello que ve, y en consecuencia siente. Soy del parecer que sin quererlo a veces nos trastorna, necesita una desintoxicación, una reparación a fondo. La medicina no sirve para ese propósito, te parchea las áreas que los médicos creen que están parando tu proceso de desarrollo, allí donde te hace falta como mínimo, el raciocinio suficiente como para poder desarrollar tus acciones normales, con todo lo que ello entraña.
Lo normal para muchos es sencillamente caminar mirando el suelo, para eso, los médicos te nutren de ansiolíticos y antidepresivos, y ves a gente mayor caminando como meros zombis por las calles, paseos o sentados en bancos, sin poder apreciar lo que sucede a su alrededor.
En muchos casos fijan su memoria en la guerra civil española, otros en el impacto que les causó la muerte de su mujer de forma más o menos súbita, y un sinfín que solo su mente sabe y recuerda, pero que resultan en un secreto insondable en sus cabezas. Creo como no puede ser de otra forma en el tiempo, pasa deprisa, pero no tanto como para poder prescindir de él, nos es necesario, debemos vivir a diario con todo lo que conlleva, nadie puede escapar de él.
A pesar de mi enfermedad, sé que tengo hijos, que ellos se acuerdan de mí lo mismo que yo de ellos, que me quieren a su manera, no pueden anular el sentimiento mutuo que nos liga y nos acopla, fueron los tres el resultado del amor, del cariño que sentimos ambos del objetivo común de formar una familia. El tiempo y determinadas circunstancias que no acabo de entender, nos separaron, pero no tanto como para perderlos a ellos, están vivos y sufro, por saber que hacen, como se encuentran, cómo cuando eran todavía pequeños, en un sentido figurado, claro.
A menudo pensamos que porque son mayores, su vida ya no debería importarnos demasiado, saben lo que hacen…, eso es una falacia, no es así, solo en determinadas circunstancias se puede decir eso de determinados padres, pero nuestra obligación es, en definitiva, pelear por ellos, porque son desde la cuna, hasta la tumba, nuestra responsabilidad.
El mundo se dobla y se desdobla en función de la vida que llevamos, todo el mundo tiene razón, nadie posee la verdad, sencillamente las cosas siguen su curso, así que, nosotros, pertenezcamos o no a familias desestructuradas o no, hayamos sido criados en un modelo de familia monoparental o no, el tiempo siempre vuelve.

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