EL TIEMPO SIEMPRE VUELVE
La
historia se repite, no podemos imaginar las situaciones que el tiempo soluciona
por sí mismo. Desde cuestiones de trabajo, hasta situaciones de familia que
parecían imposibles resolver, siempre vuelven a su lugar de origen y eso a menudo
sin tener que mover un dedo por nuestra parte.
Si
el caso es que nuestra propia conciencia nos dicta, que debemos de dar el
primer paso, hagámoslo, porque de cualquier forma, es inevitable el restablecimiento
del tiempo perdido. Los seres humanos somos ante todo seres racionales, y la
razón nos dicta, que debemos desenrollar de nuevo determinadas circunstancias
que por un tiempo nos doblegaron, nos vencieron porque la mente la tenemos
ofuscada, llena de nuestra propia basura.
El
cerebro debe a veces, trabajar tan aprisa y de forma y tan permanente, que
confunde la realidad con la ficción, y no le da tiempo a digerir todo aquello
que ve, y en consecuencia siente. Soy del parecer que sin quererlo a veces nos
trastorna, necesita una desintoxicación, una reparación a fondo. La medicina no
sirve para ese propósito, te parchea las áreas que los médicos creen que están parando
tu proceso de desarrollo, allí donde te hace falta como mínimo, el raciocinio
suficiente como para poder desarrollar tus acciones normales, con todo lo que
ello entraña.
Lo
normal para muchos es sencillamente caminar mirando el suelo, para eso, los
médicos te nutren de ansiolíticos y antidepresivos, y ves a gente mayor
caminando como meros zombis por las calles, paseos o sentados en bancos, sin
poder apreciar lo que sucede a su alrededor.
En
muchos casos fijan su memoria en la guerra civil española, otros en el impacto
que les causó la muerte de su mujer de forma más o menos súbita, y un sinfín
que solo su mente sabe y recuerda, pero que resultan en un secreto insondable
en sus cabezas. Creo como no puede ser de otra forma en el tiempo, pasa
deprisa, pero no tanto como para poder prescindir de él, nos es necesario,
debemos vivir a diario con todo lo que conlleva, nadie puede escapar de él.
A
pesar de mi enfermedad, sé que tengo hijos, que ellos se acuerdan de mí lo
mismo que yo de ellos, que me quieren a su manera, no pueden anular el sentimiento
mutuo que nos liga y nos acopla, fueron los tres el resultado del amor, del
cariño que sentimos ambos del objetivo común de formar una familia. El tiempo y
determinadas circunstancias que no acabo de entender, nos separaron, pero no
tanto como para perderlos a ellos, están vivos y sufro, por saber que hacen,
como se encuentran, cómo cuando eran todavía pequeños, en un sentido figurado,
claro.
A
menudo pensamos que porque son mayores, su vida ya no debería importarnos
demasiado, saben lo que hacen…, eso es una falacia, no es así, solo en determinadas
circunstancias se puede decir eso de determinados padres, pero nuestra
obligación es, en definitiva, pelear por ellos, porque son desde la cuna, hasta
la tumba, nuestra responsabilidad.
El
mundo se dobla y se desdobla en función de la vida que llevamos, todo el mundo
tiene razón, nadie posee la verdad, sencillamente las cosas siguen su curso,
así que, nosotros, pertenezcamos o no a familias desestructuradas o no, hayamos
sido criados en un modelo de familia monoparental o no, el tiempo siempre
vuelve.
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