domingo, 18 de octubre de 2015

EL VIEJO PINO

                                                                  EL VIEJO PINO

Por el camino donde está plantado, han pasado generaciones de personas, unas, meros turistas, otros, gente del pueblo cercano. El pino no sabe contar, pero desde joven cuando su copa se comenzó a ensanchar, y sus ramas comenzaron a dar sombra, muchos han sido los que se han parado bajo el sol ardiente del verano, para comer algo antes de continuar camino, o simplemente a descalzarse, para sacarse las piedras que el camino ha acumulado dentro de sus zapatos.
Así han pasado décadas, sin que nadie admire las muchas cosas que ha hecho, desde su imperturbable sombra. Algunos zagales se han subido a sus ramas, para arrancarle la piñas, que luego, tostadas a fuego lento, se abierto extrayendo de ellas los deliciosos piñones que tanto gustan a todo el mundo. Jamás se ha quejado de ellos, para eso los produce, para que sepan las gentes, que no está ahí para nada, es una de esas pequeñas bendiciones que la naturaleza regala, a los que quieran saborear de pleno, como sobrevive un pino viejo.
La idea que alguien me dio, cuando me hizo resaltar las cualidades de un árbol como aquel, es que frecuentemente, desalojamos de nuestra mente y de nuestro corazón, lo importante que es el ser un pino viejo, poco importante, puede ser, pero siempre útil.


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