domingo, 11 de octubre de 2015

NADA MATA, TODO MATA

                                                        NADA MATA, TODO MATA

Desde esta perspectiva tendría que estar enterrado hace ya unos cuantos años, otros sin embargo, se mueren de otras muchas cosas que no son lo que yo tengo. Sin embargo, se de gente que se han muerto de cualquier otra cosa que los ha pillado de golpe, un ictus, un infarto, un montón de cosas diferentes de las antes mencionadas.
Tomar un medicamento en el que no se han puesto de acuerdo los médicos te puede llevar al otro barrio sin darte cuenta. Mi padre tenía algún que otro malestar pasajero, era un hombre duro, físicamente y de mollera, se tomaba todas las noches, una aspirina infantil.  Va muy bien para el corazón, decía, se auto medicaba para la discreta diabetes que padecía.  ¡Si solo estoy a cuatrocientos…! Se tomaba él mismo muestras de sangre con una maquinita automática, y tira millas.
Cuando  por obligación tuve que comenzar a tomar bastante medicación a causa de una enfermedad que para nada es deseable, me dijo…  Ten cuidado Tete, que esto te puede matar. ¡Que razón tenía el hombre! Ha sido culpa de los médicos que esté criando malvas en un frío cementerio de un lugar lejano a mi casa, a mi provincia en la que nací. De modo que ahora que ya tengo cierto nivel de experiencia, os puedo asegurar que hay muchas cosas que curan, y que las mismas que matan, te pueden curar, todo depende de la cantidad que se use como remedio.
Se conocen miles de fórmulas, que son relativamente secretas, los laboratorios las esconden como oro en paño, esperan al mejor postor para ponerlas a disposición de los gobiernos, y estos, darse pompa de que han conseguido la clave para erradicar determinadas enfermedades, sí, algunos malvados políticos usan esas fórmulas como armas políticas, con tal de no perder el poder que tienen. Paracelso tenía la intención de racionalizar las cosas diarias, de ponderarlas desde un punto de vista puramente metafísico. Por ejemplo si alguien le hubiera dicho que fumar mata poco a poco, podría haber contestado con toda serenidad: “Cierto, pero… es que no tengo ninguna prisa en morirme”.
Si tienes un cáncer te que te va minando por dentro sin poder impedirlo, el modo de enfrentarse a él decidirá si vas a vencerlo, o te vencerá él a ti. No es el propósito de tomarse alegremente estas enfermedades como esas, no, para nada, pero lo cierto, es que hay tantas cosas que nos pueden matar, que cualquier otra enfermedad menos grave que esas plagas modernas, enfermedades coronarias, cánceres de diferentes facturas, etc, pueden vencerse o dejar que nos maten.
De manera que como dijo el sabio… “todo mata, nada mata”. ¿Y los que mueren de amor…? No está clasificada como una enfermedad, sí como una pena de que la persona que le ha hecho compañía durante muchos años, ahora no está con ella. Ya no podrán compartir juntos muchas de las cosas de las que eran interdependientes. Es más comprensible la muerte por esa causa que por una enfermedad. Lo cierto es que cualquier cosa nos puede matar, sea uno quién sea o cuanto valor tenga para los demás, inspirarse en lo que a diario nos rodea, es lo que nos hace más resistentes a todos los problemas y angustias.

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