ENTRE LA ESPADA Y LA PARED
No
sé si me voy o acabo de llegar, donde puedo beber o bañarme, si me arrepentiré de
como soy o como eres tú, y si algún día me buscas, me encontrarás entre la
espada o la pared. Será que como mal, o que por lo contrario, como lo que no
debo. De cualquier manera estoy aprendiendo, cada mañana me planteo solo esta
opción, eso hace que esté más relajado, más tranquilo, cuando tienes muchas
cosas en las que pensar, se te acaban las ganas de vivir, vas agotando las
ideas y comienzas a fijarte en tu alrededor, en las casas, en la gente, en todo
lo que dicen y hacen.
De
esa forma no progresas, no extraño que digan de mí que me vuelvo huraño, intratable,
poco social. No es un insulto, lo prefiero así, que me tengan en esta
consideración, tengo mis propias reflexiones que hacer y muy a menudo, las
cosas que te rodean te distraen de este propósito. Tengo armas para defenderme
de estas razones que los demás exponen, mi propósito es mío y de nadie más. Si
es cierto que me encuentro en una situación delicada, delicada desde el punto
de vista, de no saber que hacer algunas veces, pero entonces abro un libro y
leo espaciando la mente para tener una conversación conmigo mismo.
Unos
le llaman a esta situación…, el resultado de la soledad, por mi parte lo
interpreto como un espacio en mi tiempo, que necesito atar con las lejanas
luces que veo a lo lejos. Luces que no sé bien que son, ni a quién alumbran, algunos
me deben ver como un desahuciado de la vida, de las cosas que hacen las
personas normales, creo que podría decir con toda razón que yo podría decir lo mismo
de ellos, pero no vale la pena entrar en juicios de valores, cada cual tiene lo
suyo, y las inquietudes de los demás, son suyas y de nadie más.
Hay
otros que lo tienen peor que yo mismo que ya es decir, algunos no saben si
están con alguien por querer o por amor, otros no saben cómo plantearle la
situación a la persona con la que viven, con quién comparten confidencias y
espacios, ¿es cobardía acaso eso?, probablemente están como yo que vivo solo, entre
la espada y la pared. Indecisos buscan pretextos para encontrase siempre mal, y
terminan no encontrándose nunca bien, ¿de quién es la culpa, de los hijos, del
marido o de un fantasma que se llama miedo interno que maneja espada como nadie
y te tiene de espaldas a la pared?
Eso
amigas y amigos, no lo puede solucionar más que uno mismo. No hay nadie que
pueda decidir que hacer, ni como, nadie se puede poner en la piel de otro,
falta empatía para poder ayudar en estos casos, nunca se encuentra a la persona
adecuada que sepa escuchar, que sea un buen conversador. Estamos resignados
todos sin duda alguna a vivir parte de nuestra vida entre la espada y la pared.
---------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario