sábado, 3 de octubre de 2015

ENTRE LA ESPADA Y LA PARED

                                                   ENTRE LA ESPADA Y LA PARED

No sé si me voy o acabo de llegar, donde puedo beber o bañarme, si me arrepentiré de como soy o como eres tú, y si algún día me buscas, me encontrarás entre la espada o la pared. Será que como mal, o que por lo contrario, como lo que no debo. De cualquier manera estoy aprendiendo, cada mañana me planteo solo esta opción, eso hace que esté más relajado, más tranquilo, cuando tienes muchas cosas en las que pensar, se te acaban las ganas de vivir, vas agotando las ideas y comienzas a fijarte en tu alrededor, en las casas, en la gente, en todo lo que dicen y hacen.
De esa forma no progresas, no extraño que digan de mí que me vuelvo huraño, intratable, poco social. No es un insulto, lo prefiero así, que me tengan en esta consideración, tengo mis propias reflexiones que hacer y muy a menudo, las cosas que te rodean te distraen de este propósito. Tengo armas para defenderme de estas razones que los demás exponen, mi propósito es mío y de nadie más. Si es cierto que me encuentro en una situación delicada, delicada desde el punto de vista, de no saber que hacer algunas veces, pero entonces abro un libro y leo espaciando la mente para tener una conversación conmigo mismo.
Unos le llaman a esta situación…, el resultado de la soledad, por mi parte lo interpreto como un espacio en mi tiempo, que necesito atar con las lejanas luces que veo a lo lejos. Luces que no sé bien que son, ni a quién alumbran, algunos me deben ver como un desahuciado de la vida, de las cosas que hacen las personas normales, creo que podría decir con toda razón que yo podría decir lo mismo de ellos, pero no vale la pena entrar en juicios de valores, cada cual tiene lo suyo, y las inquietudes de los demás, son suyas y de nadie más.
Hay otros que lo tienen peor que yo mismo que ya es decir, algunos no saben si están con alguien por querer o por amor, otros no saben cómo plantearle la situación a la persona con la que viven, con quién comparten confidencias y espacios, ¿es cobardía acaso eso?, probablemente están como yo que vivo solo, entre la espada y la pared. Indecisos buscan pretextos para encontrase siempre mal, y terminan no encontrándose nunca bien, ¿de quién es la culpa, de los hijos, del marido o de un fantasma que se llama miedo interno que maneja espada como nadie y te tiene de espaldas a la pared?
Eso amigas y amigos, no lo puede solucionar más que uno mismo. No hay nadie que pueda decidir que hacer, ni como, nadie se puede poner en la piel de otro, falta empatía para poder ayudar en estos casos, nunca se encuentra a la persona adecuada que sepa escuchar, que sea un buen conversador. Estamos resignados todos sin duda alguna a vivir parte de nuestra vida entre la espada y la pared.

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