SI ME DAS, TE MUERDO
¡Que
cosa oye, parece que vivamos en un mundo
lleno de vampiros…! No sé vosotros, pero en lo que a mí se refiere, enciendo la
televisión y lo que más se escucha es de mordidas, no le presto demasiada atención
la verdad, ya sé sobradamente lo que son los vampiros y a qué se dedican. El
caso es que cuando se habla de mordeduras, hablan de seres humanos, ¡coño… esto
es nuevo para mí! Ya se sabe que los vampiros no vuelan, se arrastran cual si
fueran cualquier especie de otras alimañas, suben silenciosas hasta determinado
lugar donde te la clavan, los dientes, y se ponen ciegos de sangre.
De
quienes yo hablo son vampiros trajeados la mayoría de ellos, cuando las
evidencias los señalan como los causantes de las heridas producidas en determinados
animales, que pacen tranquilamente en sus cuadras, esquivan el bulto, la culpa
diciendo que no han sido ellos, que no tienen los dientes tan afilados. A ver
quién tiene huevos de comparar las dentelladas que llevan las víctimas,
imposible, “no ha lugar a llevar a cabo esta prueba…”, dicen otros vampiros que
son del mismo clan. ¿Sabes que pasa…? Que si no duermen en la misma cama, se
dan patadas y mordiscos, al principio cada cual encuentra su sitio, pero con el
tiempo, cada cual se quiere acomodar del mejor modo posible, empiezan a tener,
no se sabe muy bien porque, su propio espacio, entonces comienzan a
recriminarse cosas, a tirarse los platos a la cabeza.
Ineludiblemente,
cuando pasa esto se amenazan… “Mira que si me das, te muerdo, y ya sabes, que
yo muerdo más fuerte que tú” Claro, este hecho en sí, en la vida de la selva,
pasa desapercibido, pero no es así cuando esto pasa cada día con vampiros
vestidos con traje y corbata, ¿Qué pasa…? Que salen en todas las televisiones, y ahí se monta el
follón. Ya se sabe cómo son los periodistas… unos buscan la fama, otros quieren
decir la verdad a cualquier precio. Al final siempre sale a relucir quién ha
sido el más perjudicado, y todavía digo más, jamás se llega saber quién es el
que ha mordido. ¿Quién es el mordido, y quién el vampiro?
Como
no me fio de nadie de estos bichos repugnantes, salgo de casa a plena luz del
día y me recojo pronto. Pienso… para casa nene, que es la hora de los vampiros,
a ver si sucede que por pasar sin saber al lado de uno de esos bicharracos te
llevas tú el chupetón y te dejan señalado.
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