sábado, 31 de octubre de 2015

YA NO ESTRECHO NINGUNA MANO

                                                    YA NO ESTRECHO NINGUNA MANO

Me hubiera gustado seguir haciéndolo durante toda la vida. El hecho de dar la mano es en sí un gesto de buena voluntad, un sencillo saludo, nada más que eso. Hay una diferencia sustancial en dar la mano de ese modo y dar la mano en el sentido de establecer una voluntad de llegar a ser amigo de esa persona, el deseo de saber más acerca de la vida de esta persona.
Cuando llegas a dar la mano en el aspecto de llegar a un plano de intimidad con esa persona o personas, pongamos el caso de una familia, vamos mal. Pueden darse dos casos, el primero, que se establezca  un núcleo de amistad inquebrantable, o por el contrario, que esa profunda amistad, nos conduzca a saber demasiadas cosas de los amigos, y en un momento determinado, termines inmiscuyéndote en sus asuntos sin quererlo.
No vale la pena ir por ahí dando la mano a cualquiera, mi propia experiencia me ha enseñado a ser, no desconfiado, más bien cauto. Es el modo más auténtico de manifestar que uno ama a los demás, el estrechar las manos no es más que un simple detalle de educación, de que hay buen rollo entre personas. Más allá de eso, todo son compromisos emocionales y sentimentales, que nos pueden llevar al más profundo de los fracasos.
Llegué a tener en un tiempo muchos amigos, algunos de ellos eran solo personas apreciadas a las que valía la pena darles la mano y pasar de largo. Otros en cambio, eran personas en las que llegué a confiar, que compartíamos confidencias, que nos apreciábamos profundamente, y de la noche a la mañana… todo terminó, sin saber muy bien cómo, ni por qué.
Ya no estrecho más manos, salvo para saludar a quién aprecie el significado de ese gesto. No puedo permitirme lujos excesivos en este ámbito. Antes soportaba con relativa estoicidad los desaires, ahora mi mente y en consecuencia mí cuerpo, me piden tranquilidad, seguir siendo quién soy, pero con condiciones que yo mismo me he impuesto.
Alguien puede llegar a pensar que soy un tío demasiado serio, creo que eso no es cierto, porque a personas que veo a diario, no ande estrechándole la mano, no significa que no los aprecie, o que sea un antipático. Hago lo que puedo por la gente, especialmente por aquellos que son de alguna forma, míos. Con el tiempo aprendes a no desperdiciar el tiempo, a verlo desde un punto de vista personal, algo tuyo, que tienes que explotar tú, a tu modo.
Estrecharé manos en momentos concretos, lo demás, es como ver pasar una pequeña nube que pasa sin pena ni gloria por el cielo sin dejar rastro alguno de su importancia.


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