domingo, 1 de noviembre de 2015

SESIÓN PRIVADA

                                                                 SESIÓN PRIVADA

Sí mira, fue una de esas cosas que se nos ocurrió a un amigo mío y a mí, que una chavala nos hiciera una sesión privada. Del rollo que bailara para nosotros solos, con una botellita de cava dentro de una cubeta de hielo en el apartado de una discoteca.
Pedimos el servicio de una chica que era rubia, con el cabello hasta la cintura, alta, un bellezón vamos. La habíamos visto bailar en la barra, pagamos por el cubata en el local, sesenta euros por barba, la chica valía la pena, se movía como una serpiente, asunto este que nos hizo ver que tener un pase privado con ella tenía que ser la leche.
El cava nos costó lo nuestro, no vale la pena recordarlo porque me cabreo, además era malo de cojones. Ha, y la sesión de la chica iba aparte, pensé que me iba a dejar allí esa noche la semanada, estaba equivocado, nos dejamos algo más.  Oye, le dijo a Catalina mi amigo, si te pedimos un integral ¿nos lo harás verdad…?   Con tal de que paguéis, os hago la vertical sobre el dedo meñique de una mano.   Nada, lo que haga falta… Pobre idiota pensé yo para mí, vamos a salir de aquí desplumados.
El camarero como quién no quiere la cosa, nos pidió el dinero del cava, descorchó la botella y sirvió tres medias copas, Catalina brindó por nosotros y nosotros por ella, entrechocamos las copas y los primeros sorbos, se los bebió sobre el regazo de cada uno de nosotros. Dejó su copa y comenzó el espectáculo, nos acomodamos en el diván preparado para la ocasión y el propio camarero corrió una cortina semi circular para dar intimidad al ambiente, separarlo del que se vivía fuera.
La salita se iluminó con luces diferentes, todo adquirió un color distinto, Catalina se fue quitando la poca ropa que la cubría a un ritmo lento y sensual, hizo que tuviéramos que abrir las piernas, yo las tenía cruzadas en estos momentos, pero sin recato alguno las abrí. Me solté del todo, es lo que se suele hacer en una ocasión así. Catalina se volvió de culo a nosotros, el tanga violeta se le introdujo entre las nalgas de forma automática, estaba agachada y se acariciaba las piernas de abajo hacia arriba.
Cuando se volvió hacia nosotros ya estaba con el torso desnudo, ¡menudas tetas tenía la tía…! Tomi ¿has visto cosa igual en tu vida?, me lo dijo a media voz para no interrumpir lo que estábamos a punto de ver instantes más tarde. Estas sesiones no duran mucho pero esperábamos terminar de verlo, pues nada tú, entra de golpe un tío que medía lo menos un metro largo, le da dos hostias a la Catalina o Eufemia, ¿quién sabe cómo se llamaba en realidad?, luego nos mira a los dos, y con una cara que parecía una puñetera muesca nos levanta a los dos de golpe del diván y nos levanta del suelo, nos echó del supuesto reservado y fuimos a parar en la mitad del local.
Anda vámonos de aquí y volvamos a casa, pero cada uno a la suya, que tú enseguida te pones a llorar y acabamos jodiendo la madrugada.


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