LETRAS CON ALAS
En
alguna ocasión, no sé exactamente donde, he visto libros que estaban decorados
con alas, como si volaran. Una tarde de esas en que me tocaba leer, como
siempre que aparto determinado tiempo para abrir un libro, recordé el libro
volador, ¿Qué mensaje llevarían aquellas letras comprimidas en las páginas
entre aquellas cubiertas duras? Imagino que las letras que usó el autor de
aquel libro, serían las mismas que las que acababa de abrir yo en el mío, el
que tenía en mis manos. Me llené de gozo el saber que aquellos autores, porque
no solo hay uno sino miles de ellos, hablaban de personajes enamorados, de
historias de criminales, de familias en conflictos de herencias.
Todo
un mundo nuevo para el que ha vivido mucho, o por el contrario, el que ya está
de vuelta en la vida. Siempre hay cosas que aprender de los libros, cada página
que pasas, cada renglón, contiene un seguido en la historia o el cuento, que se
debe terminar. Ahora comprendo, el por qué aquella ilustración del libro con
alas, muchos de ellos se han traducido a cientos de idiomas, otros, yo me
cuento entre uno de ellos, he releído un libro varias veces, y siempre he
descubierto cosas nuevas, eso me impulsa a leer con más cuidado, y por supuesto,
con mucha más atención.
¿Qué
hay libros que son pesados de leer…? Por supuesto que sí, pero si pones empeño
en ir leyendo poco a poco, te das cuenta en determinado momento que acaba
interesándote, entonces… no puedes parar, has de terminarlo sea como sea. Tengo
una biblioteca bastante amplia, en ella reposan sin reclamar ser leídos,
bastantes ejemplares que para algunos conocidos son aburridos y hasta tediosos.
Yo no tengo nada que decir al respecto, son los propios libros los que tienen
la respuesta, muchas veces, a escondidas, sacan el libro de uno de los estantes
y los veo ojearlos.
¡Caramba,
y eso que no le interesaba…! Me alegro que lo hagan, aunque solo sea para
desempolvarlos pasando páginas y paren en un momento preciso, lean unas líneas y
vuelvan a dejarlo en su lugar. No se puede ser exigente con los que no están
habituados a leer libros, hasta lo comprendo, hay escritores que somos
aburridos, que pretendemos dar clases de moral o hasta de filosofía sin saber,
y eso a la larga, aburre mucho.
Al
tener un blog en Internet, a menudo repaso algunas de las cosas que he escrito,
a lo mejor han pasado tres años de un escrito, o un pequeño cuento que en su
momento escribí, ¿podéis creer que a veces me avergüenzo de lo que plasmé ahí y
que muchas personas han podido leer? ¿Que habrán pensado de mí, que soy un
soñador, un sinvergüenza, un chalado? A decir verdad, algunos me han escrito
diciendo que les ha divertido mucho lo que han leído, me animan a que escriba
de esta forma.
Supongo
que esas letras, libros retazos de mi vida o de la de otros, pequeñas aventuras
que pasé cuando era joven, ficciones que nada tienen que ver con la realidad,
sueños y hasta visiones, sin drogarme que conste, estarán por ese cosmos que es
Internet, y que algunos han plagiado o han tomado ideas de ellos para
inspirarse en cosas suyas.
¡Que
más da…! Al fin de cuentas, todos de un
modo u otro somos copiones de lo que los demás hacen. Lo importante es, que el
cielo esté lleno de libros que vuelan para que quién quiera los tome y los
pueda leer.
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