martes, 3 de noviembre de 2015

LETRAS CON ALAS

                                                              LETRAS CON ALAS

En alguna ocasión, no sé exactamente donde, he visto libros que estaban decorados con alas, como si volaran. Una tarde de esas en que me tocaba leer, como siempre que aparto determinado tiempo para abrir un libro, recordé el libro volador, ¿Qué mensaje llevarían aquellas letras comprimidas en las páginas entre aquellas cubiertas duras? Imagino que las letras que usó el autor de aquel libro, serían las mismas que las que acababa de abrir yo en el mío, el que tenía en mis manos. Me llené de gozo el saber que aquellos autores, porque no solo hay uno sino miles de ellos, hablaban de personajes enamorados, de historias de criminales, de familias en conflictos de herencias.
Todo un mundo nuevo para el que ha vivido mucho, o por el contrario, el que ya está de vuelta en la vida. Siempre hay cosas que aprender de los libros, cada página que pasas, cada renglón, contiene un seguido en la historia o el cuento, que se debe terminar. Ahora comprendo, el por qué aquella ilustración del libro con alas, muchos de ellos se han traducido a cientos de idiomas, otros, yo me cuento entre uno de ellos, he releído un libro varias veces, y siempre he descubierto cosas nuevas, eso me impulsa a leer con más cuidado, y por supuesto, con mucha más atención.
¿Qué hay libros que son pesados de leer…? Por supuesto que sí, pero si pones empeño en ir leyendo poco a poco, te das cuenta en determinado momento que acaba interesándote, entonces… no puedes parar, has de terminarlo sea como sea. Tengo una biblioteca bastante amplia, en ella reposan sin reclamar ser leídos, bastantes ejemplares que para algunos conocidos son aburridos y hasta tediosos. Yo no tengo nada que decir al respecto, son los propios libros los que tienen la respuesta, muchas veces, a escondidas, sacan el libro de uno de los estantes y los veo ojearlos.
¡Caramba, y eso que no le interesaba…! Me alegro que lo hagan, aunque solo sea para desempolvarlos pasando páginas y paren en un momento preciso, lean unas líneas y vuelvan a dejarlo en su lugar. No se puede ser exigente con los que no están habituados a leer libros, hasta lo comprendo, hay escritores que somos aburridos, que pretendemos dar clases de moral o hasta de filosofía sin saber, y eso a la larga, aburre mucho.
Al tener un blog en Internet, a menudo repaso algunas de las cosas que he escrito, a lo mejor han pasado tres años de un escrito, o un pequeño cuento que en su momento escribí, ¿podéis creer que a veces me avergüenzo de lo que plasmé ahí y que muchas personas han podido leer? ¿Que habrán pensado de mí, que soy un soñador, un sinvergüenza, un chalado? A decir verdad, algunos me han escrito diciendo que les ha divertido mucho lo que han leído, me animan a que escriba de esta forma.
Supongo que esas letras, libros retazos de mi vida o de la de otros, pequeñas aventuras que pasé cuando era joven, ficciones que nada tienen que ver con la realidad, sueños y hasta visiones, sin drogarme que conste, estarán por ese cosmos que es Internet, y que algunos han plagiado o han tomado ideas de ellos para inspirarse en cosas suyas.
¡Que más da…! Al fin  de cuentas, todos de un modo u otro somos copiones de lo que los demás hacen. Lo importante es, que el cielo esté lleno de libros que vuelan para que quién quiera los tome y los pueda leer.

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