sábado, 21 de noviembre de 2015

CAPERUCITA SE COMIÓ AL LOBO

                                                    CAPERUCITA SE COMIÓ AL LOBO

¿Cuántas veces no hemos oído este cuento…? Miles creo yo, pero este es diferente, en el sentido de que aquí Caperucita es la peligrosa, y no es porque tenga dientes como los de la saga de Crepúsculo ni nada parecido. No, el cuento comienza cuando en una mansión bien iluminada, toda ella de piedra y mármoles exquisitos, llega un coche deportivo de ni se sabe cuántos caballos, rugiendo como una bestia incontrolable, aparca en la parte baja de las escaleras de la mansión y desciende de él, una caperucita con traje de seda, y capucha descolgada hacia atrás pero que deja ver el perfil de su rostro.
El Lobo, que no es más que un conquistador con todas las características de un Casanova, hace lo que no ha hecho con ningún invitado, descender las escaleras para ir a recibir a Caperucita. No hace falta decir que ella se ha dado cuenta al instante de la presencia del lobo, se relame sin que nadie se aperciba del suave gesto de su lengua al pasearla por los labios. Puede pasar cualquier cosa, ya sabemos cómo termina el cuento de Caperucita, pues bien, no saquéis conclusiones equivocadas de este, que es bien diferente.  
Caperucita se deja llevar por la galante mano del lobo, en cuanto la ve, más aun, cuando le toca la mano, comienzan a crecerle los dientes, se le cae la baba por las comisuras de la boca.   ¡Caperucita… que visita tan inesperada la tuya!    No tenía otra cosa que hacer esta noche y he pensado que me iría bien una buena cena a pesar de no estar invitada.   No hace falta que recibas invitación alguna esta, tu casa.    Gracias, tu siempre tan cumplido con las mujeres…   Contigo especialmente, ya lo sabes.
Esta noche vengo con mucha hambre, le clavaría el diente a un lobo si hiciera falta.   Por favor, no te cortes estás en buena compañía, todos estos amigos a los que ves, y probablemente alguno que falta, están a tu servicio.   No hace falta tanto, solo he venido a recoger algo que me debes.   ¿Cómo… y que es si puede saberse?   Caperucita abrió la boca como si fuera a darle un gran beso al lobo  en el instante que este torció el rostro, para recibir aquel maravilloso regalo, entreabriendo la boca, Caperucita deformó su rostro, de forma que su delicioso rostro, se transformó en la cabeza de un lobo, en lugar de un beso, le dio un mordisco que le arrancó la mitad de la cara.
Con todos los dientes a la vista, si mejillas y sin una de sus orejas, Caperucita le susurró al oído…   Se terminaron tus días de gloria y de asustar a las mujeres, ahora te verás recluido de por vida a esta maravillosa mansión que posees. Dio un salto para ir a parar directamente al asiento de su espectacular monoplaza, se acomodó y se fue de allí a toda velocidad, de la misma forma que había llegado.
De manera que, cuidado con las Caperucitas, es bastante frecuente, que sepan más que muchos pretendidos lobos.

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