LA MÁS BELLA
Sucede
a menudo, a las mujeres más guapas los hombres tememos acercarnos, ¿será algún
magnetismo que tienen que hacen que por discreción huyamos de ellas? Hace unos
años atrás, un amigo se acercó a una de estas excepcionales mujeres, en aquel
momento, la más bonita que ocupaba la barra de un drugstore de Barcelona, la
una y media de la mañana, no era ninguna deshora, era habitual ver a personas
que salían del cine o del teatro a esas horas. Estaba sola pidó un whisky, mi
amigo se arriesgó a acercarse a ella y preguntarle si le aceptaba una copa, que
la invitaba. Sí por qué no? Contestó ella,
con una condición… ¿Cuál? le preguntó
él. Que luego me acompañes a mi casa,
me han dejado colgada, dijo sonriendo.
¿Y quién ha cometido tal sandez?
Un imbécil que creía que invitándome al cine, me podía tratar como una
furcia, metiéndome mano todo el tiempo, vamos, como si fuera una puta.
Hay
gente que no tiene principios, sobre todo en lo que tiene que ver cuando ven
pasar a una mujer guapa por su lado. Y que conste que a estas mujeres no las
aborda cualquiera, este amigo mío tiene educación y buena mano para las
mujeres, es un tipo encantador por naturaleza. Normalmente a esta clase de
mujeres se las miran por la calle de forma lasciva, les sueltan piropos que más
que piropos, son frases soeces.
A
ella le pasaba lo mismo, no podía pasar desapercibida. Ahora no me estoy
refiriendo a la mujer despampanante que conoció mi amigo aquella noche en él
drugstore. Hablo de la mujer por
excelencia, de las que arrasan, eso lo digo, porque yo tuve la oportunidad de
tratarla, de salir con ella, fuimos amigos primero, aceptó mi compañía hasta el
punto, de que poco después nos casamos. Era maravillosa, la envidia de todo el
mundo, ¿Qué si tenía defectos…? Claro que los tenía, pero también tenía
cualidades que la hacían especial. No le hacía falta vestir faldas cortas,
perfumarse con colonias caras, moverse cimbreando las caderas, nada de todo eso
la distinguía, solo el ser como era, daba suficiente motivo para que mis amigos
imaginaran como sería verla en su tinta. Con un pequeño biquini cuando íbamos a
la playa, acompañados de algunos de esos pretendidos amigos, yo sabía de
antemano con que ojos la miraban.
No
era extraño por otra parte, era la más bella, la mejor esposa y dicho sea de
paso, la mejor madre que jamás he conocido. Equivocada o no, siempre ha hecho
por los hijos, su objetivo principal. Ese es el motivo de porqué hablo de ella
en estos términos, lo he visto con mis ojos, lo he vivido, y eso amigos… no
pasa fácilmente al olvido, jamás se olvida.
-------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario