sábado, 28 de noviembre de 2015

QUERIDOS RECELOS

                                                             QUERIDOS RECELOS

Si las personas a pesar de caernos bien, de ser gente simpática, no tuviéramos el más mínimo recelo los unos de los otros, las civilizaciones se extinguirían aun antes de aparecer.
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  Humano, el que abandona a otro como él, en mitad de la paranoia y el desastre, no puede atribuirse ostentar la placa en el pecho como la de un sheriff. En algunos casos, estos mismos miembros de la autoridad se esconden, para no tener que… ni pegar tiros, ni dar explicaciones de por qué no estaban en este lugar, en ese preciso instante.
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¡Que poco nos cuesta desafiar a un hombre o retarlo a un desafío, esté o no fundamentado el motivo…! Difícil se nos haría hacer lo mismo delante de la fauces de un León, o de una leona que está defendiendo a sus crías.
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Inundado de pena y de dolor… quiero decirte amor mío, que estoy a tu disposición, sé que no puedo volver a verte en persona, pero hoy he estado hoy todo el día cerca de nuestra hija, y junto a ella, que es como si fuera junto a ti, pienso estar.
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La palabra florece del mismo modo, que lo hacen las páginas de ese libro que nace entre las cubiertas más o menos rígidas de sale del corazón.
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Y en lo más profundo de su alma… la desolación y la amargura, de haber sido abandonada sin motivos aparentes. Eso sí debo reconocérselo, y gritarlo a voz en cuello al mundo entero…  “¡Sigue siendo la ganadora, a una diosa como tú, rodeada de gigantes… no se les vence fácilmente!”
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¿Puedes creer que todavía siento celos de los hombres que se han acercado a ella, siendo que tienen todo el derecho de hacerlo? Pero ni yo ni ella podemos jamás olvidar que fueron nuestros corazones los que latieron por primera vez en nuestra corta vida al unísono, que nos recorrió el mismo escalofrío por la columna, cuando juntamos nuestros dedos, entrelazando nuestros dedos por temor a escapar el uno del otro.
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Quédate conmigo esta noche, cuando salga el sol, si sus rayos calientan lo suficiente como para poder prescindir de tu abrazo, saldré de debajo de este espacio nevado y gélido, y me agarraré a la melena de tus vientos, para que me lleven a otros cielos.

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