NO PERSIGAS AL VIENTO
El
viento es variable, más fuerte unas veces, otras es una simple brisa que
simplemente va haciendo que el paisaje de los desiertos cambie de forma
imperceptible. De una duna que no es más que una diminuta loma, dentro de las siguientes
horas dejas de verla, se ha transformado en una montaña difícil de escalar, por
la propia consistencia de la arena que ha llegado empujada grano a grano por el
viento.
Las
personas deberíamos tener cuidado en tener presente este hecho, la razón…,
muchas veces perseguimos vientos que cambian constantemente. No vas a separarte
de mí sin pagar esa traición, dicen muchos, lo verdaderamente importante es,
que sin darse cuenta, se ven corriendo tras el viento.
Ese
viento es a menudo cruel porque cambia de dirección y si esta vez te está
empujando hacia donde uno quiere ir, instantes después te golpea la cara,
haciendo que te quedes ciego y termines sentado en el suelo, escapando así el
objetivo que persigues. En determinados lugares, es fácil predecir el viento,
su velocidad, si traerá o no nubes con él, en consecuencia si tendremos lluvia,
podemos estar preparados, en una palabra.
Pero
cuando estamos lejos de saber, que dirección va a seguir ese viento, sea del
tipo que sea, lo mejor es dejarlo que siga su rumbo, sin tratar de pararlo, el
motivo es simple, no lo podremos atrapar, es como querer atrapar agua, en el
cuenco de las manos. Eso mismo es lo que les pasa a los que quieren derivas cuando
hay divorcios de por medio, cuando te paras a contar lo que te han costado los
caracoles, y luego la salsa, resulta que no valía la pena tanto esfuerzo, que
lo mejor es cambiar el plato por otro más sencillo.
Si
por alguna razón no hay costes económicos, sí que los hay emocionales, y esos
te pueden matar de forma literal.
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