martes, 17 de noviembre de 2015

YA HE DEJADO DE FUMAR

                                                      YA HE DEJADO DE FUMAR

Oye que no me ha costado nada dejarlo…, alguien pensará que es mentira, que costar cuesta un huevo, dependiendo los años que llevas fumando, y la cantidad que fumes, te llegan a pasar cosas raras. ¿Te puedes creer que yo me he despertado en mitad de la noche, con los dedos sujetando un cigarrillo, fumando…? Me explico; se ve que soñaba con que estaba en algún lugar donde había más personal fumando, de  repente me despierto con los dedos de la mano entreabiertos, sujetando un cigarrillo figurado, y aspirando profundamente el humo asqueroso, tóxico, repugnante, asfixiante de los componentes del tabaco.
Lo cierto es que me lo hubiera pensado antes eso de dejar de fumar…  si hubieran siguiendo haciendo cigarrillos de anís, (matalauva) que seguro que hay entendidos en la materia, que siguen haciéndose combinaciones de plantas aromáticas, que son sanas. He, no  comencemos a especular con plantas que son de dudosa reputación para unos, y para otros la panacea  de la vida, la esencia del disfrute de todo cuanto nos rodea. La gente se fuma unas cosas que flipas, no, no quiero decir colillas que otros tiran al suelo ya chupadas y consumidas, con los filtros mordisqueados, me refiero a esas hermosas plantas, que dan unos cogollos, que después de secarse, se machacan para fumarse.
A veces, durante algún tiempo, he pasado unos monos del copón, oye que si no me fumaba un cigarrillo, me parecía que me iba a morir tú, es muy jodido el rollo este de la dependencia de los productos que no tienen nombre, y que están vendiéndote como tabaco cien por cien. ¡No me jodas, no va a ser tabaco mezclado con merengue! Que mal rollo al principio…, llegó un momento que en casa de un amigo, no sé bien quién fue porque iba  con un pedo de huevos, me ofreció un cigarrillo. Oye… que entré en el  paraíso tío, ¿te lo puedes creer? ¡Hooooo, que sensación…! A la primera calada que le di al cigarrillo, me pareció que me salía el humo, por las uñas de los pies. Que me fumé hasta la boquilla me pareció que era la guinda del pastel, y mira que sabe mal, ¡yo que sé con qué compararlo el gusto de la boquilla, pero me la fumé!
Menos mal que mi amiga Clara me vio, me dio un manotazo en la mano y yo le di un codazo sin querer, eso lo puedo asegurar, bueno tampoco es que estuviera demasiado seguro de lo que hacía con cuatro vasos de Cardhu seco sin hielo ni nada, a palo seco, de 15 años tío. Se puso a sangrar como si le  hubieran arrancado la dentadura y calló en la piscina, menos mal que era verano. ¡He tíos venid, mirad, Clara no lleva bragas ni sujetador…!  No sé tampoco de donde salió una especie de mazo que me golpeó en la mandíbula, fui a parar a la piscina, ¡mierda, casi me ahogo!
Bueno, en definitiva, que después de esta experiencia, me daba vergüenza ir a casa de esos amigos y otros que teníamos en común, hasta que una noche de fiesta en casa de Ruper, me puso la mano sobre el hombro y me dijo…   Es muy loable que hagas tantos esfuerzos para dejar de fumar, sabes que como médico tuyo te lo vengo recomendando hace años. Ya lo sé tío, eres un buen amigo, te lo agradezco un montón, si pudiera te daba un beso en mitad de los morros, y eso que no soy maricón.
Antes de volver a la fiesta, sentémonos en este banco un momento, me dijo, Luciano quiero decirte que has llegado un poco tarde a dejar de fumarte dos o hasta tres paquetes de tabaco al día, tienes cáncer de pulmón.
Alguien de ultratumba me ha dicho, que el día de mi entierro, era sábado dieciséis de Julio, alguien me preguntó que porqué estaba allí. ¡Coño! ¿No lo ves…? porque me he muerto.   Ya… ¿pero de qué?   ¿De que va a ser…? de verte el careto de calavera que tienes mamón.   Disculpa,  mamona, soy mujer.   ¡Disculpa eres un saco de huesos, sin ánimo  de ofender! ¿Vale?   Bueno ya veremos la geró que tienes tú cuando se te caiga toda la papada que te cuelga del cuello.
Sí señor, he dejado de fumar y me alegro un montón, ¿sabes por qué, más que nada…? Porque así no andaré contaminando a la gente, que me andaba mirando del revés, cuando me sentaba en una terraza a tomarme una cerveza o cinco, mientras me encendía diez cigarrillos leyendo el periódico, o mirándole las piernas, a una mujer hermosa. Oye lo dicho… si hay que dejar de fumar se deja y punto pelota, aunque te cueste la vida en beneficio de los demás.

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