YA HE DEJADO DE FUMAR
Oye
que no me ha costado nada dejarlo…, alguien pensará que es mentira, que costar
cuesta un huevo, dependiendo los años que llevas fumando, y la cantidad que
fumes, te llegan a pasar cosas raras. ¿Te puedes creer que yo me he despertado
en mitad de la noche, con los dedos sujetando un cigarrillo, fumando…? Me
explico; se ve que soñaba con que estaba en algún lugar donde había más personal
fumando, de repente me despierto con los
dedos de la mano entreabiertos, sujetando un cigarrillo figurado, y aspirando
profundamente el humo asqueroso, tóxico, repugnante, asfixiante de los
componentes del tabaco.
Lo
cierto es que me lo hubiera pensado antes eso de dejar de fumar… si hubieran siguiendo haciendo cigarrillos de
anís, (matalauva) que seguro que hay entendidos en la materia, que siguen
haciéndose combinaciones de plantas aromáticas, que son sanas. He, no comencemos a especular con plantas que son de
dudosa reputación para unos, y para otros la panacea de la vida, la esencia del disfrute de todo
cuanto nos rodea. La gente se fuma unas cosas que flipas, no, no quiero decir
colillas que otros tiran al suelo ya chupadas y consumidas, con los filtros
mordisqueados, me refiero a esas hermosas plantas, que dan unos cogollos, que
después de secarse, se machacan para fumarse.
A
veces, durante algún tiempo, he pasado unos monos del copón, oye que si no me
fumaba un cigarrillo, me parecía que me iba a morir tú, es muy jodido el rollo
este de la dependencia de los productos que no tienen nombre, y que están
vendiéndote como tabaco cien por cien. ¡No me jodas, no va a ser tabaco
mezclado con merengue! Que mal rollo al principio…, llegó un momento que en
casa de un amigo, no sé bien quién fue porque iba con un pedo de huevos, me ofreció un
cigarrillo. Oye… que entré en el paraíso
tío, ¿te lo puedes creer? ¡Hooooo, que sensación…! A la primera calada que le
di al cigarrillo, me pareció que me salía el humo, por las uñas de los pies.
Que me fumé hasta la boquilla me pareció que era la guinda del pastel, y mira
que sabe mal, ¡yo que sé con qué compararlo el gusto de la boquilla, pero me la
fumé!
Menos
mal que mi amiga Clara me vio, me dio un manotazo en la mano y yo le di un
codazo sin querer, eso lo puedo asegurar, bueno tampoco es que estuviera
demasiado seguro de lo que hacía con cuatro vasos de Cardhu seco sin hielo ni
nada, a palo seco, de 15 años tío. Se puso a sangrar como si le hubieran arrancado la dentadura y calló en la
piscina, menos mal que era verano. ¡He tíos venid, mirad, Clara no lleva bragas
ni sujetador…! No sé tampoco de donde
salió una especie de mazo que me golpeó en la mandíbula, fui a parar a la
piscina, ¡mierda, casi me ahogo!
Bueno,
en definitiva, que después de esta experiencia, me daba vergüenza ir a casa de
esos amigos y otros que teníamos en común, hasta que una noche de fiesta en
casa de Ruper, me puso la mano sobre el hombro y me dijo… Es muy loable que hagas tantos esfuerzos
para dejar de fumar, sabes que como médico tuyo te lo vengo recomendando hace
años. Ya lo sé tío, eres un buen amigo, te lo agradezco un montón, si pudiera
te daba un beso en mitad de los morros, y eso que no soy maricón.
Antes
de volver a la fiesta, sentémonos en este banco un momento, me dijo, Luciano
quiero decirte que has llegado un poco tarde a dejar de fumarte dos o hasta
tres paquetes de tabaco al día, tienes cáncer de pulmón.
Alguien
de ultratumba me ha dicho, que el día de mi entierro, era sábado dieciséis de
Julio, alguien me preguntó que porqué estaba allí. ¡Coño! ¿No lo ves…? porque
me he muerto. Ya… ¿pero de qué? ¿De que va a ser…? de verte el careto de
calavera que tienes mamón. Disculpa, mamona, soy mujer. ¡Disculpa eres un saco de huesos, sin
ánimo de ofender! ¿Vale? Bueno ya veremos la geró que tienes tú
cuando se te caiga toda la papada que te cuelga del cuello.
Sí
señor, he dejado de fumar y me alegro un montón, ¿sabes por qué, más que nada…?
Porque así no andaré contaminando a la gente, que me andaba mirando del revés,
cuando me sentaba en una terraza a tomarme una cerveza o cinco, mientras me
encendía diez cigarrillos leyendo el periódico, o mirándole las piernas, a una
mujer hermosa. Oye lo dicho… si hay que dejar de fumar se deja y punto pelota,
aunque te cueste la vida en beneficio de los demás.
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