¡CUANTO ODIO LLEVAS
DENTRO…!
No,
si te parece te lleno el cuerpo de besos, ¡no te jode! Pero ¿se puede saber por qué me odias tanto…? ¿Y me lo peguntas…? Menuda mierda me has
pegado, guarrina. ¿Qué estás insinuando
capullo? Ramona es una de esas mujeres, que no se pueden resistir a ver pasar a
un hombre medio regular, sin dejar de provocarlo de alguna forma. Los dos
trabajan juntos pero con diferentes horarios, Baltasar en la brasería y ella en
una zona mixta del restaurante, donde se sirven menús a las gentes que pasan
por allí, y trabajadores que montan los molinos de energía eólica.
Baltasar
tiene siempre el mismo horario, mientras, Ramona está un poco en todas partes
del local, ayudando en la cocina, sirviendo platos, y por la tarde, limpia el
local y prepara algunas cosas para el día siguiente. Pero le queda tiempo para echar
una cana al aire, en cualquier lugar del gran local donde trabaja. ¡Me has jodido bien chica, voy a tener que
estar a base de antibióticos por lo menos seis meses, luego ya veremos! ¿Qué piensas
hacer al respecto Ramona?, tú sabes que yo te soy fiel, no puedes tener queja
de mí en ningún aspecto.
Pues
mira ahora que lo dices sí que tengo
quejas… Explícate nena. Pues es bien sencillo, la semana pasada, estuviste
casi sin mirarme a la cara hasta el domingo, cuando fuimos a comer a casa de
mis padres. Ha, entonces sí, el señor tenía ganas de juerga y te pasaste toda
la noche dale que te pego, que no me dejaste ni levantarme de la cama para ir a
mear. Te quejas de puro vicio Ramona, sé
de buena tinta, que hay clientes en el restaurante que se burlan de mí con
gestos y frasecitas sueltas, que me dan a entender todo lo que necesito saber
de ti guapa.
¡Hay
mi santito… ahora resulta que voy a acabar siendo una putilla cualquiera! No, yo no digo eso, lo que te estoy diciendo
es, que me has pasado una mierda como un estanque. Tengo las pelotas que
parecen dos boniatos, ¡ya me dirás tú de qué ha podido ser si solo eres tú con
quién estoy, con quién tengo relaciones sexuales! No soy médico amor, eso solo lo puedes saber
tú y él. Vaya por dios… encima me
tratas de memo.
Ramona
se va a la ducha… Cariño, ¿Qué puedes
venir a pasarme la esponja por la espalda, creo que tengo un pinzamiento en el
hombro y no llego a enjabonarme? Ya
voy, una conversación como la que estábamos teniendo no se puede dejar a medias
¿vale? Entra en el baño y la irresistible espalda que tiene Ramona, con esos
dos hoyuelos que marcan el emplazamiento de los riñones, Baltasar desiste de
discutir en ese momento, con las piernas ligeramente abiertas, el agua se
desliza sobre toda su espalda, está apoyada sobre el alicatado de la pared de
la bañera. Ahora lo que tendrías que
hacer, es meterte conmigo en la bañera, y enjabonarnos el uno al otro, aunque
no lo creas, quiero que te cures lo antes posible, jamás se repetirá una circunstancia
como esa, te lo prometo.
Más
te vale, porque de otra forma acabaremos mal Ramona y tú sabes que te quiero
con toda mi alma. Y yo a ti también
vida mía, te lo demostraré.
-------------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario