jueves, 5 de noviembre de 2015

PASADOS FELICES

                                                              PASADOS FELICES

Yo leía el periódico en una tarde calurosa, todos turistas del mundo se habían concentrado en aquel paseo ese día, eso significa que en ese momento me estorbaba tanto ruido de gente, pensé en esos momentos en los que la ciudad está solitaria y todo el mundo vuelve a sus labores; que las vacaciones por fin han terminado.
Los vaporizadores andaban a toda marcha y refrescaban un poco, pero el ruido… me fastidiaba un poco bastante. Mi amigo Amancio se sentó a mi lado, valía la pena hablar con él, siempre he aprendido cosas nuevas de este hombre mayor, ese día estaba como disgustado, lo percibí enseguida que lo vi, en cuanto se sentó en la silla en la terraza frente a mí. Me obligó a mirarlo porque olía a pescado, nunca cuando salía de casa, lo hacía sin estar arreglado mínimamente, ese día era diferente. Por lo que se ve salió de la lonja de pescado y vino directamente al bar, Sole le sirvió una cerveza en una jarra y le dio las buenas tardes, no contestó.
¿Qué pasa Amancio, no te han pagado?  Eso no me preocupa lo más mínimo, sino cobro un día me pagan al siguiente, esto es lo de menos.  ¿Entonces…?   Pues que mi hija Maite, se ha marchado a vivir con el golfo de Sergio el que tiene el concesionario de la Renault.   Bueno hombre esas cosas que pasan, los jóvenes quieren encontrar su propio camino, el lógico hasta cierto punto.   ¿Con la fama que tiene este menda y la edad que los diferencia…? Que no es broma, él es mayor que ella trece años, y ya sabes la vida que ha llevado este tío desde que era un crío… mi hija del colegio a casa, algo ha tenido que pasar aquí que yo no me enterado. Me paso los días enteros en la mar, y ahí sí que no te puedes despistar, ni estar por otros rollos, la verdad no sé que hacer.
¡Joder Amancio lo siento, debe de haber sido duro todo esto!   ¿Cómo vigilas a una chica que va al instituto, que tiene sus amigos, que te dice que no va a venir a comer a casa porque tiene otros planes con amigos?   Lo comprendo, llega un momento que los jóvenes no se atienen a las reglas, y lo que no se puede hacer es ir a golpe de palo con ellos.   He estado pensando que a lo mejor si fuera a hablar con Sergio la cosa acababa bien, quería pedirte que me acompañaras si te parece bien. Ya le he dicho al patrón que mañana no me espere, ¿me acompañarías?   Sin duda alguna, voy contigo donde haga falta.   Gracias amigo, te lo pido porque sé que eres un tío razonable.   Ya, pero piensa que yo no puedo coger de la mano a tu hija, y arrastrarla de nuevo a tú casa.   Lo sé, solo quiero hablar primero con ella y después con él, vamos, si es posible.
Han quedado para mañana a las diez, que es cuando abre el negocio, la vivienda está justo detrás del concesionario.   Vale, le diré a mi hijo que se ocupe de abrir él el granero, tengo entregas que hacer.  Sergio abre las puertas desde dentro del negocio, las persianas son automáticas y todas abren a la vez, llegan tres coches, son los vendedores que están al servicio del cliente, el taller mecánico hace más de una hora que funciona, cuatro operarios dan cuenta de las averías y las revisiones que deben pasar los coches que se han comprado en el concesionario.
Los dos hombres aparcan a una distancia prudencial de la puerta principal, se dirigen a la cancela lateral al taller, Amancio alarga la cabeza para mirar por encima de los setos con el fin de localizar a su hija. Nada, no se ve nada, solo el gran jardín flanqueado con unas grandes palmeras y la piscina, el sol que da contra las cristaleras impide ver nada más. Pues vamos a hablar con ese golfo…   Espera, no vallas del palo de amenazas es peor, se cerrará en banda y no podrás tener respuesta alguna, ni solución tampoco, piensa que cuando estos individuos están acostumbrados a tratar con mucha gente, hay que entrarles fino, déjame hablar a mí por favor.
Pada la puerta acristalada del concesionario, salió uno de los vendedores a su encuentro.   Gracias pero quiero hablar con el señor Sergio, si me permite… se fue directamente al despacho del dueño y cerró la puerta tras él. Amancio se quedó fuera esperando inquieto, miraba de reojo alguno de los nuevos modelos que acababan de salir al mercado. Al cabo de solo cinco minutos salió de nuevo del despacho el amigo de Amancio.   Vamos con este señor que nos acompaña a su casa. Sergio salió temblando como una hoja, cogió su chaqueta y le hizo una señal a un vendedor indicando que volvía enseguida. El dueño del concesionario abrió la puerta de la cancela, entró en la casa y se puso a llamar a Maite, primero con una voz ligera, luego la llamaba a gritos. Entró en su habitación, decorada con muy buen gusto, bajo las sábanas se dejaba ver una pierna de mujer, estaba dormida.
¡He Maite, que han venido por ti, despierta, está aquí tu padre y un amigo de él! Maite despeinada y desnuda levantó con pesadez la cabeza, se le pasó todo en cuanto vio a su padre y a su amigo de pie, en el umbral de la puerta.   ¿Qué hacéis aquí…? Amancio tragó saliva antes de contestar a su hija…  He venido con Lucio para que vuelvas a casa con nosotros, arréglate y hablamos de camino a casa.   ¡Soy mayor de edad sabes, no tengo porqué ir con vosotros a parte alguna…! Lucio le dijo con suavidad…  Vale más la pena que hagas lo que ha dicho tu padre, no te busques problemas, y no se los busques a ese, señalando a Sergio que se mantenía en un segundo plano. Maite cerró la perta dando una patada, al rato salió vestida y perfumada.  Ha sido un placer hablar con usted Sergio, espero que no tengamos que volver a vernos en estas circunstancias.
Pero vosotros ¿Que os habéis creído que sois?  Por lo pronto soy tu padre, y Lucio un buen amigo que te hemos sacado de un problema que ni tú misma alcanzas a ver ahora mismo.  Eso lo dirás tú, si fueras un sabio o un psicólogo… pero un simple pescador, ¿Qué tiene que saber de la vida?
Lucio intervino…  mira Maite, cuando se cierre el concesionario, te traeré de nuevo aquí para que veas algo. Hasta entonces por lo menos respeta a tu padre, tiene un oficio que le ha servido para darte una educación apropiada. Esa misma noche, a las ocho en punto, Sergio subía a un coche último modelo, en compañía de una minifaldera, a la que Maite conocía del instituto. Eso es lo quería que vieras, estos tíos usan a las chicas jóvenes como tú como si fueran pañuelos para secarse los mocos y luego acaban en la cuneta, o en una papelera. Haz caso a tus padres, aprende a madurar un poco y luego decide que es lo que quieres hacer con tu vida, pero con plena consciencia.

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