jueves, 19 de noviembre de 2015

SEPARAR EL TRIGO DE LA PAJA

                                                    SEPARAR EL TRIGO DE LA PAJA

Desde tiempos inmemoriales ha sido necesario hacer esta selección, la paja no sirve con el mismo propósito que el trigo. Todavía hay lugares donde la paja tiene su utilidad, pero el trigo es mejor, es alimento, es la representación de la abundancia, si es que hay una buena cosecha. Pero en cualquier caso, separar la paja del trigo es necesario, vital se podría decir, con tal de dar a cada cosa, su uso. La paja tiene mil usos diferentes, desde el simple forraje para animales, hasta para determinados aislantes que tienen como procedencia, la paja.
El trigo es necesario para la alimentación, y al igual que la paja, se hacen muchos y variados alimentos que son de trigo, o que lo incorporan. Papillas para bebés o el simple pero siempre bienvenido pan de cada día, claro que en este campo habría que excluir a los celíacos, personas que no toleran en el intestino determinados derivados del trigo, cebadas u otros cereales.
Bien, hasta aquí está todo bastante claro, la naturaleza es sabia y produce para que el consumo de las producciones, sean beneficiosos en su conjunto. ¡Que diferencia con la raza humana que no se preocupa en distinguir una cosa de la otra! Está claro que todos hacemos esfuerzos por ser útiles en el desarrollo de la raza humana, y sin mirar con atención lo que hacemos al respecto, lo mezclamos todo, el trigo junto con la paja. No lo digo por las guerras, porque lo cierto es que el mundo entero está en pie de guerra, lo digo porque nos negamos a admitirlo, ¡No, los míos no son, mira la cantidad de cribas que pasa nuestra gente antes de llegar a ser gente cualificada para poder convivir con otros!
¡Basta ya de tanta mentira!, admitamos que entre los nacidos del ser humano, hay gente, que no  deberían ser considerados siquiera paja. Hay mucha gente, que nacemos carentes de sentimientos humanos legítimos, que solo nos preocupa lo que somos, que poco nos importan nuestros progenitores, que después de determinados acontecimientos, no se nos considera siquiera como seres humanos que merecemos ser escuchados.
No hay que ser tan necios como para pretender vender la paja como si fuera trigo, mezclarla como si los que convivieran con nosotros, no fueran a darse cuenta del engaño. Sí que hay engaño… y a menudo grande, pero en su mayoría, somos nosotros los que tratamos de engañarnos a nosotros mismos.


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