RAICES VIVAS
Todavía
las tengo, ahí en el fondo del terreno, hundidos entre las piedras, y buscando
la vida para sobrevivir. Planto mi oído en la tierra y las escucho luchar,
luchar por sobrevivir ya que el árbol al que estaban atadas ya ha muerto. Pero
la muerte siempre produce signos nuevos de vida, lo veo en mí, hasta hace poco
no era más que un pequeño dibujo en la pared, un dibujo infantil y descolorido
indistinguible, ahora creo, quiero pensar que debo de alguna forma coger el
relevo de ese magnífico árbol que ya ha dejado de hacer subir la sabia hasta la
copa.
Cuando
envuelves toda la vida andada en un puño, la mantienes así durante mucho
tiempo, cuando desdoblas los dedos, se hace ilegible lo que con tanto cuidado,
se imprimió en esas páginas. Con todo y ese pequeño inconveniente, siento que
esa página me pertenece, es mía, la he llevado durante muchos años en la mano
con el puño apretado, sin dejarla en ningún momento. Ya casi no la puedo leer,
el arrugamiento y el sudor encerrados en la mano, han hecho que no se distingan
los enunciados, mucho menos la letra menudo que también forma parte del texto.
Ella
ha muerto, y mi corazón se ha roto un poco con ese acontecimiento, pero me
quedan las raíces que son el futuro, la esperanza de poder volver a tener la
oportunidad, la que cualquier ser humano se merece, ¡Cuánto menos ellos, mis
hijos!
Hace
pocos días, he hablado de nuevo, después de determinadas disputas, con una de
mis hijas, y he vuelto a sentir cariño hacia ella, quizás este ha sido el
detonante, para establecer de nuevo comunicación con el resto de mis hijos. El
dibujo que tenía asido con tanta fuerza en la mano, se me ha caído al suelo, no
me he preocupado en recogerlo, ¿para qué si al fin y al cabo sé lo que dice…? Lo
sé de memoria, pero me he negado a echarlo a la basura, no he podido hacerlo
por más que la mano se cansaba de ir con los músculos apretados.
Creo
que ellos deben de sentir algo por mí, y me gustaría saber que es, de verdad,
de momento y para mi felicidad, tengo la oportunidad de darles un golpe de
mano, eso es lo que voy a hacer. Luego con el paso del tiempo, quizás tendré
que dar la razón a los grandes existencialistas, o no, eso dependerá de ellos.
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