TENER TODO EL PODER
Sin
necesidad de ser un dios se puede, sí, se puede tener todo el poder que uno
desee, para casi todo lo que uno quera hacer en la vida, para respirar a pleno
pulmón, para nadar como los peces del mar y como las aves del cielo.
Solo
hace falta resolución, a pesar de que alguien arguya que no tiene alas, que no
puede absorber las pequeñas partículas de oxígeno que hay bajo la superficie
del agua, no hay pretexto que valga, todo es posible. Decía hace un momento que
hace falta resolución, pero también se puede traducir en propósito, objetivo,
sea lo que sea que uno quiera hacer. La mente, colocada en su lugar, puede elevarnos
a los mismísimos cielos, se ha comprobado que el hombre es capaz de llevar
a cabo cualquier cosa que desee. Hay
quién no tiene los sentidos necesarios, ni colocados en su frecuencia, para
determinar el poder que puede tener.
El
poder que no se debe usar siempre para asustar o intimidar, tiene muchísimas
connotaciones buenas, una persona poderosa, antes servía para junto a su
habilidad, a ganar batallas, dominar a otros o crear nuevos reinos. Hoy no es
necesario nada de esto, ya estamos dominados, sin posibilidad alguna de
escapatoria. De modo pues, que el poder, podemos dirigirlo hacia otras
vertientes, pero nos falta voluntad, espíritu, ¿humanidad…? También podría ser
el problema, quién se siente poderoso por solamente su inteligencia, o poder
físico, lo tiene fatal, resulta que ese poder embrutece a quién lo practica.
¡Cuánto
más a quién está bajo su influencia! Se puede ser muy poderoso siendo un
anciano de setenta años, si lo que quiere es ayudar a otros a conciliarse con
su familia, a mediar en asuntos en los que otros no tienen demasiada
experiencia. No me gusta ver a los jóvenes de hoy día, faltar a las personas con
defectos físicos, que pasan por encima de personas débiles, y que hasta hacen
caer a otros con empujones intencionados, por las escaleras automáticas de una
gran superficie.
Incluso
he comprobado en persona, como en lugares como residencias para ancianos, las
enfermeras o asistentes clínicas, los tratan como si fueran muñecos de
trapo. “Va… al fin y al cabo, ni se
enteran de los que les dices…!” el poder manifestado en estos términos, es
cruel, claro que este oficio requiere una gran dosis de paciencia y de bondad,
pero eso lo guardan para sus casas, para sus maridos y sus hijos, con ellos, se
derraman en cariños y bondades.
Como
veis no tratamos aquí del poder político, esos ya se retratan así mismos. De lo
que hablamos es, de ofrecer lo mejor de sí mismos, con el poder que las cualidades
humanas que no muchos están interesados en exponer para el beneficio ajeno. Hay
mucha de esta gente poderosa, que estarían encantados en ser usados como
oráculos del bien.
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