martes, 6 de octubre de 2015

TENER TODO EL PODER

                                                            TENER TODO EL PODER

Sin necesidad de ser un dios se puede, sí, se puede tener todo el poder que uno desee, para casi todo lo que uno quera hacer en la vida, para respirar a pleno pulmón, para nadar como los peces del mar y como las aves del cielo.
Solo hace falta resolución, a pesar de que alguien arguya que no tiene alas, que no puede absorber las pequeñas partículas de oxígeno que hay bajo la superficie del agua, no hay pretexto que valga, todo es posible. Decía hace un momento que hace falta resolución, pero también se puede traducir en propósito, objetivo, sea lo que sea que uno quiera hacer. La mente, colocada en su lugar, puede elevarnos a los mismísimos cielos, se ha comprobado que el hombre es capaz de llevar a  cabo cualquier cosa que desee. Hay quién no tiene los sentidos necesarios, ni colocados en su frecuencia, para determinar el poder que puede tener.
El poder que no se debe usar siempre para asustar o intimidar, tiene muchísimas connotaciones buenas, una persona poderosa, antes servía para junto a su habilidad, a ganar batallas, dominar a otros o crear nuevos reinos. Hoy no es necesario nada de esto, ya estamos dominados, sin posibilidad alguna de escapatoria. De modo pues, que el poder, podemos dirigirlo hacia otras vertientes, pero nos falta voluntad, espíritu, ¿humanidad…? También podría ser el problema, quién se siente poderoso por solamente su inteligencia, o poder físico, lo tiene fatal, resulta que ese poder embrutece a quién lo practica.
¡Cuánto más a quién está bajo su influencia! Se puede ser muy poderoso siendo un anciano de setenta años, si lo que quiere es ayudar a otros a conciliarse con su familia, a mediar en asuntos en los que otros no tienen demasiada experiencia. No me gusta ver a los jóvenes de hoy día, faltar a las personas con defectos físicos, que pasan por encima de personas débiles, y que hasta hacen caer a otros con empujones intencionados, por las escaleras automáticas de una gran superficie.
Incluso he comprobado en persona, como en lugares como residencias para ancianos, las enfermeras o asistentes clínicas, los tratan como si fueran muñecos de trapo.  “Va… al fin y al cabo, ni se enteran de los que les dices…!” el poder manifestado en estos términos, es cruel, claro que este oficio requiere una gran dosis de paciencia y de bondad, pero eso lo guardan para sus casas, para sus maridos y sus hijos, con ellos, se derraman en cariños y bondades.
Como veis no tratamos aquí del poder político, esos ya se retratan así mismos. De lo que hablamos es, de ofrecer lo mejor de sí mismos, con el poder que las cualidades humanas que no muchos están interesados en exponer para el beneficio ajeno. Hay mucha de esta gente poderosa, que estarían encantados en ser usados como oráculos del bien.


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