LA MADRUGADA
Sale
durante la madrugada, busca algo que no encuentra, sabor de ciudad, pasan a su
lado taxis vacíos con la luz verde encendida, piensan que es probable que ande
buscando a uno de ellos para ir a algún lugar concreto, incluso cuando los
semáforos se ponen verdes para los vehículos, pasan por su lado en primera, con
la esperanza de que pare a uno de ellos y les pida que los lleve a un lugar en concreto.
Mirando hacia adelante con las manos metidas en los bolsillos de su cazadora de
cuero, sigue su camino con la vista fija en algún lugar que todavía esté
abierto.
Pasa
delante de determinados bares que todavía quedan abiertos, no hay apenas
clientes, algún que otro despistado consume en un vaso de tubo un combinado, un
par de parejas, hablan animadamente mientras el camarero o el dueño, quién
sabe, barre de forma rutinaria y tranquila, el local. Finalmente entra en un
local que está más alejado de aquel barrio, no tiene prisa alguna, nadie lo
espera en su casa, vive solo, eso le permite deambular por las calles, a la
hora que le apetezca. Parece que sea un lugar de moda, allí sí que hay
clientes, no es que no se pueda caminar por el local, pero se ve animado, se
escuchan risas, conversaciones, parece que para aquellos clientes el tiempo se
ha detenido a las doce de la mañana.
Sin
saber por qué, sonríe, el ambiente de aquel lugar se presta a estar alegre, no
sabe muy bien la razón, pero el caso es que se ve animado a pedir un whisky escocés
seco y doble. La chica que le sirve la copa, coloca un salvamanteles de la
misma marca de la bebida que ha escogido y encima coloca su vaso ancho con el
licor, justo al lado deja una bandeja con el importe de la consumición. Dani
contempla a la chica, que le pregunta si desea una tapa para la copa. ¿Tienes alguna cosa que vaya bien con esto?,
señalando el vaso. Ahora mismo vengo
señor… le trae tres pequeños pastelillos de hojaldre salados, con diferentes
rellenos, sobrasada, frankfurt, y un tercero de paté de atún.
Ha
valido la pena haber salido esta noche, piensa para sí Dani, de no haberlo
hecho me habría perdido este acontecimiento. Puede que alguien piense en este
asunto con frialdad, el caso es que cuando estás viviendo solo, una oportunidad
así es valiosa, sirve para comunicarte con el resto de la gente. De pronto
alguien, un hombre alza la voz… están invitados todos a la próxima copa de parte
los novios ¡Viva los novios…! Todos jalean a la vez… ¡Viva…!
La
camarera se acerca a Dani y le pregunta que tomará después del whisky. Lo mismo gracias. Por nada, para eso estoy aquí, para servir,
si quieres puedo hacer por manera de hacerte llegar un trozo del pastel de los
novios, le guiña un ojo. Pues bien, te
lo agradeceré, por cierto ¿Dónde están los novios? Son aquellos dos chicos que están junto al
arco de la derecha, al fondo del local. Dani se levanta y va directamente hacia
ellos, les estrecha la mano y los felicita personalmente, también les da las
gracias por la deferencia de la invitación.
¡Acuérdate de nosotros si te casas un día de estos…! ¿Vale? Uno de ellos
le acerca una tarjeta de visita, es arquitecto al parecer. No tengo novia por el momento, pero os tomo
la palabra. Quién sabe… a lo mejor te
sale novio, esa es una de esas cosas que uno no puede escoger amigo.
Dani
salió del local casi a las cinco de la mañana, le chocó respirar el aire de la
mañana, el sol comenzaba a despuntar por el oeste y hacia él se fue caminando…
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