lunes, 12 de octubre de 2015

PRÍNCIPES Y PRINCESAS

                                                           PRINCIPES Y PRINCESAS

A través de la historia se han conocido numerosos casos de príncipes y princesas, todos ellos de un modo u otro, procedentes de padres que han sido reyes, algunos de ellos han sido considerados hijos bastardos, por el hecho de no haber sido hijos legítimos de la reina. No es el caso que nos ocupa, del príncipe del que os hablo, y en consecuencia de las princesas que son mayores que él, las cosas pintan diferentes.
La mayor de las princesas, es una hermosa mujer, que ha tenido la desgracia de que las cosas no le hayan ido bien en la vida, malas decisiones, precipitación, falta de madurez, cualquiera de estas cosas pueden haber dañado su imagen, y lo que es peor, sus sentimientos, emociones y la manera de expresarlas. La princesa que le sigue, la mediana, es una mujer muy inteligente, sin embargo es demasiado confiada y además, enamoradiza, ama a la gente, es sincera, en cambio no es rencorosa en absoluto, sabe perdonar, cualidades estas, que la hacen idónea para ser una buena candidata al trono. No es que la mayor no lo sea, pero debe ser dirigida, aconsejada, guiada, sin eso, deja de ser la persona ideal para llegar a ser una futura reina.
El hermano menor, no tiene ninguna inquietud más que sus propios objetivos, aunque en su favor hay que decir que es una persona trabajadora y honrada, estas cualidades son esencialmente indispensables para ser un buen sucesor. Pero a él no le preocupa demasiado el futuro, en otras palabras, no aspira a ningún trono, solo al suyo, a su futuro, labrado a fuerza de sus propias constantes, alternando trabajo y ocio de un modo poco comprensible. Eso no lo descalifica para ser alguien importante en la vida, muy al contrario, puede llegar donde él quiera, para le falta fuerza de voluntad, se contraría ante cualquier circunstancia de la vida y eso lo debilita, lo hunde, y un príncipe no se puede permitir eso.
Sin poner nombre al reino al que me quiero referir, sin dar el nombre del rey y de la reina, sin más referencias que las que aquí se describen, ellos saben que me refiero a ellos. Cierto es que hace mucho tiempo que he andado en otras batallas, no he seguido como hubiera deseado su desarrollo, ahora que falta la reina, ha fallecido desgraciadamente, ha renacido en mí la esperanza de volver a verlos, vuelvo a mi castillo, está destruido, no ha sido por causa de asedios de extraños, la culpa ha sido solo mía.
He estado demasiado ocupado en mí mismo, en mis inquietudes, en consolidar mis dominios, que ningún otro rebelde irrumpa en este territorio que tanto me costó hacer mío, y ello ha traído consigo que me olvide de los míos, de mis princesas y mi príncipe, sucesores  legítimos de todo cuanto tengo, aunque sea bien poco.
Ahora creo que probablemente, sea demasiado tarde para rehacer lo que ya el tiempo, ha catapultado al infinito, sin embargo me presto a volver a tener su cariño, es lo único que me queda después de todo.


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