AQUEL LAGO
Allí,
en la alta montaña, donde el sol lo hace relucir cual si de una perla azul se
tratara, se encuentra ella, paseando entre las sombras y las luces que su
cuerpo produce. No es un lugar cualquiera, lo era hasta que ella se sumergió en
esas aguas, descendió cual sirena que anuncia…, he llegado a tomar posesión del
lugar.
Quiero
que me llevéis a este lago, deseo vivir a manera de espíritu, en ese lugar,
cerca de vosotros, para seguir protegiéndoos a mi modo, si en alguna ocasión me
necesitáis, invocadme y acudiré en vuestro auxilio. No temáis por mí, no tengo
frío alguno, vuestro recuerdo me alienta, el sentiros vivos me calienta, del
mismo modo que cuando os llevaba en mi seno, y crecíais dentro de mis entrañas.
Ahora
soy poca cosa ya, pero aún me quedan suspiros dentro de mi espíritu, de un modo
que quizás no alcancéis a comprender, porque formo parte del limo del fondo del
lago, sabed que ese es nuestro lago. No quiero que os entristezca el hecho de
que estoy ahí, cuando paséis por los alrededores, a pesar de no verme, yo sí
que os veo a vosotros, estoy aprendiendo a convivir en este delicioso ambiente
de paz.
Veo
vuestros rostros a través de las luces que me revelan vuestra presencia. Ahí me
tendréis para siempre, y como cuando era parte de la vida física, sigo
abrazándoos como mis adorados hijos.
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