domingo, 31 de agosto de 2014

DERECHO A VIVIR



                                                                DERECHO A VIVIR




Aunque ahora sea un extraño próximo, sigo teniendo derecho a vivir a mi modo y manera, ese es un derecho inalienable de todo ser humano. Entiendo que a veces mi modo de comportarme sea extraño, incomprensible, pero eso no significa que deba de dejarme aplastar por nadie ni por nada.

No le pido nada a nadie, que no sea capaz de pedirme a mí mismo. Esto, dicho en boca de una persona que se considera sana mentalmente, es plausible, sin embargo, no deja de ser chocante para muchos, considerar que determinados comportamientos no son compatibles con la realidad de cada cual. Si eso es así, ¿a qué viene el que esos ignorantes de la vida, que no tienen los mismos objetivos que yo me juzguen?

Llega un momento en la vida de todo ser humano, necesita soltar su furia y dar un grito al aire, no es que esté loco no, nada de eso, es una necesidad pura y dura, sueltas tus inquietudes a manera de grito o de protesta por algo que no te gusta. Puede que sea por la forma en que a uno lo traten, con sigilo, con prudencia, no vaya a ser que se enfade ese pobre desgraciado que está fuera de sus casillas. ¿Y quién no, decidme, quien no siente más o menos a menudo esta sensación? ¡Que hermoso es poder compartir con alguien próximo a ti, estas sensaciones! Pero amigo, si no tienes a nadie a tu lado, y sigues lo que para ti es un buen hacer  -porque tu vida es tuya-, te acostumbras a determinados patrones de vida que a si mismo uno establece, y llega alguien de tu familia por ejemplo que cuestiona tu forma de vivir, se sorprende que sigas soltero, que no gastes el dinero que posees, que no compartas con ellos tus sentimientos…

A ese, hay que llevarlo al médico, no rige bien su cabeza, se está volviendo un lelo. Antes que sea demasiado tarde, debemos convencerlo que lo haga para que no empeore. ¡Mira tú que bien, cuanto te quieren…! Es entonces cuando debes usar tu derecho a vivir, como te salga del alma, o de cualquier otra parte del cuerpo más localizada. La vida, es un derecho adquirido desde que salimos del vientre de nuestra madre, nuestros padres cada cual aportando lo suyo, nos han dado la vida, cierto es que en el transcurso de esta pasan cosas, a veces acontecimientos que marcan nuestro futuro, puede que hasta nos traumaticen determinadas circunstancias vividas, ¿quién no las ha sufrido, quién se atreve a ser el paladín de alguien que a su vez necesita a otro que lo proteja?

Nadie, todos y cada uno de nosotros, debemos como se usa coloquialmente, la expresión “Buscarse la vida”, pero nunca a costa de otros, esa actitud es inmoral y tremendamente dolorosa, para quién toma esta decisión. El derecho a la vida, visto desde el contexto de un artista, un bohemio por ejemplo es lo mejor que hay, la viven a su manera, no es cuestionable, como la vive un político es igualmente plausible, a pesar de que esto traiga consecuencias desastrosas para los que están bajo su mandato. En el caso de los intelectuales, la vida adquiere otros tintes, ellos ven la vida con otras concreciones, capitulan la forma de vida ideal desde su punto de vista.

¿Qué hay de la gente de a pie?, de los que no hemos estudiado, que nos hemos formado a base de palos y correazos por ejemplo, pues que vemos y aplicamos nuestra vida a nuestra formación, a nuestro modo. ¿Qué es mejor o peor que la de los demás? Puede que sí o puede que no, ahora soy yo quién estoy viviendo mi vida, decido como regirla, de mi vida, soy el rey. No hay argumentos suficientes en el mundo, para juzgar la vida de alguien, salvo que cometa un crimen, un asesinato, sea un homicida o cualquier otro asunto penado por la ley. Pero es la ley y nadie más que ella, la que está autorizada a que pagues un precio por determinado delito.

¡Cuidado con precipitarse…!, cuidado con juzgar a otros de los que decíamos hace poco, eres como mi padre, te quiero mucho, etc,etc, a no, ahora, cuando uno se equivoca, ya no sale de este círculo, eres desde un mentiroso a un pobre hombre, desde una persona a la que se le consideraba leal y sincera, a un desgraciado. ¡Miopes, muertos de hambre de cariño, gente falta de afectos auténticos…! ¿Todavía no os dais cuenta de adonde vais a caer?, al final de estos argumentos, como al final de cualquier camino, hay o un muro infranqueable o un barranco donde si caéis, no vais a salir vivos de él.

No me gustaría seguir mi vida de ese modo, puedo ser uno de los antes mencionados ¿por qué no?, estoy sujeto al error como los demás. La diferencia estriba en una sola cosa, que por mi parte  -creo- y a partir de ya, mismo, viviré como quiera, del modo que quiera, con todos los problemas que esto pueda conllevar, pero también, con todas las ganas que mis fuerzas me permitan. Como las aguas de un rio, que a veces cuando hay sequía, no hay vida, ni peces ni movimiento alguno que evidencie, que cuando lleguen las lluvias en las montañas, ese riachuelo se convertirá en bastos torrentes de agua, e inundará valles enteros.




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