lunes, 18 de agosto de 2014

LO QUE NO PUEDE SER NO PUEDE SER...



                               LO QUE NO PUEDE SER NO PUEDE SER




Palabras de Charles Maurice Talleyrand Péricor, estadista del mediados del mil ochocientos, francés como su nombre indica. Pero… lo que no he dicho al principio, es cómo termina esta famosa frase de este político, añadió: “y además es imposible”. ¡Toma ya!, vamos, que el hombre, era un pensador de aquello más lógico.
Claro, si lo piensas bien, y enfatizas desde el comienzo algo que no se puede llevar a cabo, ¿qué deduces?, pues eso, que al final es un imposible.

En definitiva, por mucho que uno pretenda ser un perro, siempre será un humano, podrá imitarlo en el sentido solo de llevar a cabo onomatopeyas de él, pero nada más, incluso si otros te consideran un perro, tú ni caso, no va contigo. ¡Ya quisiera yo mismo, poder hacer lo que hace un perro!, que he criado a muchos y de varias razas, y todos tienen una cosa en común, la fidelidad es una máxima en su comportamiento. No te traicionan jamás y darán la vida por ti aun a costa de la suya propia.
¡Y nosotros presumiendo de solidarios…!, venga hombre… ves a pastá fang.

-Tú sabes que estoy contigo porque te quiero.
-Tírate al río anda, que irás ligera.
Me hacen gracia a veces, estas espontaneas declaraciones de amor. Te digo honradamente, a veces, es mejor que determinadas personas se mantuvieran en silencio, estarían más guapas (os). Lo que no puede ser no puede ser, no me jodas, ¿me quieres…?, ven a vivir conmigo.
-No, es que eso ahora no puede ser, hay “algunas cosas” que tengo que arreglar primero.
-¡Entonces no me digas que me quieres coño…! dime que me aprecias, que soy un buen amigo tuyo, que debemos poco a poco ir modificando comportamientos, que te lo tienes que pensar, cualquier cosa menos que me quieres. ¿No te das cuenta que es un contrasentido?
-Será para ti, porque yo lo tengo muy claro.
-¿Qué es lo que tienes claro, vamos a ver?

Silencio, se baja el telón, mutis por el fondo y a otra cosa.
-Hay, es que ahora estoy nerviosa… no puedo pensar. Ya te lo explicaré más tarde.
Por la mañana, los dos en paro, se pasan las horas muertas viéndose la cara el uno al otro, a veces él la mira así, de aquella manera, ya sabes, por el rabillo del ojo, peo tan en la punta tiene el cristalino, y tan difícil se le hace ajustar a este ángulo la pupila, que acaba pareciendo un camaleón. Si algún motivo le hace que vaya dos pasos por detrás de él, menea el culo con un ritmo, que parece vaya a descoyuntarse la cadera.

-Lo nuestro nena, hay que reconocer que se está extinguiendo, como algunas especies que andan por esas selvas exóticas, el urogallo por ejemplo.
-No digas tonterías hostias, que el urogallo no está en extinción, si me dijeras el leopardo de Uro… ¿pero el urogallo?
-Pues cuando llegue a casa, te voy a arañar, te morderé en el cuello y luego…
-Te tirarás a tú madre.
-¿Ves cómo no funcionamos bien?, quiero hacerte una gracia, y te lo tomas por la tremenda.
Le pregunta si ha pensado, en lo que hablaron ayer por la tarde, si ha sacado alguna conclusión. Le dice que sí, que se reafirma en lo que le dijo ayer, que lo quiere como el primer día de conocerse en la verbena de San Juan, en la playa de Castelldefels.

-Bueno, ya sabes que yo estaba loco por ti, cuando vi que aquellos bestias te querían desnudar y echarte al agua pensé, Esto no lo puedo consentir. Por eso me lié a dar hostias y se marcharon de allí, ya sabes que a mí a bestia, no me gana nadie.
-Pues entonces fue, cuando me enamoré de ti. Me dije a mí misma, Este chico me protegerá siempre, es mi paladín.
-¿El que dices…?
-Paladín. Un paladín es alguien se ofrece en torneos y justas, como en los tiempos medievales a proteger a alguna dama que pretende.
-Ah, es que yo conozco solo el lenguaje básico sabes. Pero ten claro una cosa, no me hace falta ser eso que has dicho antes para estar a tu lado siempre.

Nada, han pasado unos meses más, incluidos los de las vacaciones, y no ha podido ser, ¿Qué puede haber pasado?, una de dos, o se ha cansado de ir siempre de la misma mano, sudada y comprimida como el pie dentro de una bota malaya, o quiere soltar del todo estas caderas que siempre van a medio gas cuando sale a la calle. El caso es, que lo que no puede ser no puede ser, en consecuencia, es imposible.




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