jueves, 21 de agosto de 2014

ZAPATERO A TUS ZAPATOS



                                                             ZAPATERO A TUS ZAPATOS




Este chico acabará mal, te lo digo yo.
Mira que su padre, que es un santo siempre desde joven le viene diciendo…   Vicentico, no te metas en oficios que desconoces, aunque parezcan fáciles, solo es eso, lo parecen, pero luego, cuando ya estás metido en ello, no creas que te puedes desenvolver como los demás que ya llevan años en este tema.
Pues nada oye, no le ha hecho caso nunca, voy a verlo al hospital ¿vienes?, pues que le va a pasar, que se ha metido en un asunto de drogas, se despistó a la hora de devolver un dinero que debía y le han dado una paliza que lo han dejado cuadrado. No, si el dinero lo tenía, además no se droga ni nada, para eso es serio, formal, como dios manda, pero… según sé por su padre, los patrones no tuvieron paciencia, si le dicen un día y una hora, allí tiene que estar, como un clavo.
Como no se presentó, fueron a buscarlo, y lo encontraron invitando a una ronda de quintos a unos amigos, en el bar del Faro. No, no, lo llamaron fuera, y detrás del bar lo adobaron bien, coño, ¡le han tenido que extirpar el bazo! El brazo no bestia, el bazo. ¿Y yo que sé dónde tenemos eso…? el padre me ha dicho algo del hígado, debe de andar cerca.

Han llegado al hospital los dos, preguntan en recepción y les dan el número de habitación. ¿Se puede…? está su novia con él, no le faltaba más que eso, gimoteando, con el poco espíritu que  tiene Vicentico, y la novia mojándole las manos con lágrimas.
Oye, no me jodas y te pongas tú a llorar que te hecho a patadas de aquí, estamos de visita, si tienes ganas de llorar vete a misa, aquí no por favor hombre. A mí también me da pena ¡no te jode…! pero me aguanto, que con una que llore, ya tiene bastante.

Juanra piensa…  ¡qué cara te han dejado dios mío, parece el mapamundi!, ¿Qué hay machote cómo estás?, te veo muy bien tío, te estás recuperando por momentos. Cuando salgas de aquí no se te va a ver ninguna cicatriz, te han arreglado muy bien, de verdad te lo digo.  Esto no me lo creo ni yo, pero ¿qué le voy a decir, que parecerá Frankenstein?, pues no, ya cuando se mire en el espejo, sacará la conclusión que quiera. Toñi, ¿y esa pierna que tiene toda tapada?    Le fracturaron la rodilla, le tienen que poner una prótesis de plástico, pero como la tiene todavía tan hinchada, pues la tiene así, con una especie de rejilla para que no le toque la ropa.
¡Hay que ver como hacen de bien hoy las cosas los médicos, he?!
Tengo que ir a casa a cambiarme de ropa y descansar un poco, ¿os quedáis con él?   Huy yo no, tengo alergia a los hospitales, se quedará Manu, yo te acompaño a casa, y cuando tú quieras te traigo de vuelta.   Ha, vale, te lo agradezco.   Manu, déjame las llaves de tú coche, volvemos dentro de un rato.    Hombre, si dice Toñi que tienen que descansar unas horas… ya me dirás.   Pues vas al quiosco de abajo y te compras unos comics, toma, diez euros.

Hay que ayudar a los amigos en cualquier circunstancia que se encuentren, sobre todo si es una como esta. Toñi ha sido desde jovencita la chica de todos, su madre también lo era, aún casada y todo, el hombre, pescador, a veces se embarcaba en algún barco congelador, tres o cuatro meses y cuando volvía, ni conocía a los hijos, el mar trastorna mucho, y no lo parece. El hombre hacía lo que sabía hacer, navegar y pescar, en fin, trabajo típico de estos barcos factorías. La madre salió a la hija, aquella casa, en cuanto el marido embocaba la bocana de salida del puerto, se convertía en un ir y venir constante de hombres, la locura vamos.
Toñi, si no tiene a nadie cerca, en una circunstancia complicada, y con lo que le gusta que le rasquen el cogote, al primero que se le acerca la tiene metida en el bote. Esta vez me tocaba a mí, a Juanra, es lo mío, soy un conquistador nato, arriesgado muchas veces, no es la primera ni la segunda vez que he tenido que salir echando leches de una casa, por la llegada del marido por sorpresa, pero mira tú, luego, a los pocos días me volvían a llamar las señoronas esas.
Toñi me mira con una mirada rara cuando vamos en el coche, habrá tema seguro. Llegamos a su casa, está vacía, se desnuda con la puerta abierta del baño, abierta porque no hay puerta vamos. Se pega una ducha, me pide que le ponga crema hidratante en la espalda, y cuando se da la vuelta me dice, señalándome las tetas…   Ponme aquí también por favor, y por los lados ya levantaré los brazos…

Joder Juanra, cuanto habéis tardado, me he quedado dormido y todo, tengo un dolor de cuello que lo flipas. Pues mira, yo me he quedado dormido, sentado en una silla del comedor de Toñi mientras ella dormía, así que no te quejes tanto. ¿Tú sabes el favor que les hemos hecho a los dos con nuestra visita al hospital, o no Toñi?    Por supuesto, favores así no se olvidan fácilmente.




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