miércoles, 27 de agosto de 2014

LA REVELACIÓN segunda parte




                                                 LA REVELACIÓN                             Segunda parte





Con gesto brusco, Anabel ha reclamado a Amanda y la ha hecho acompañarla arriba, Darío mira de reojo a Fidel, en sus pequeños ojos se refleja un profundo malestar, esta mirada le recuerda lo que hace momentos antes, de camino a la casa le ha dicho Darío “tú madre es una bruja de cuidado”.
Fidel quiere pensar que su madre, va a gritar ni reprender de forma dura a Anabel, es cierto que ha sido él y no ella la que le ha hecho la propuesta de acompañarlo a la estación, nada ha tenido que ver ella en esta decisión. A la menor oportunidad que tiene, Fidel habla con su madre, está ordenando a Rosa poner unos jarrones de flores en  determinados lugares, espera la visita del ruso y se la nota nerviosa.

-Mamá quiero decirte que Anabel no ha tenido nada que ver en…
-Sí, ya lo sé, no hay nada que discutir, ya la he despedido, terminará este mes y se irá.
A Fidel le falta la respiración de golpe, no está acostumbrado a estos mazazos, no es estúpido y Anabel sabe que decirle esto a su hijo, causa en él, un impacto notable. Pero hace muchos años, que ella tampoco sabe cómo son sus reacciones, la influencia que ha tenido su padre y los resultados de esa crianza lejos de ella.
-Bueno… entonces… estará lista para venirse conmigo a casa de papá, la que yo ocupo desde su muerte, a mí, me hace falta una persona responsable. Debo agradecerte que la hayas instruido tan bien, me has facilitado un gran trabajo.
-Tú lo que quieres es tirártela y luego…
-¿Luego qué mamá, crees que la voy dejar tirada en la cuneta, como haces tú con la gente que deja de acomodarse a tus caprichos? ¡Así te va…! ¿Sabes?, eres una pobre mujer, esperaba que nuestro reencuentro, abriera una nueva posibilidad de estar cerca el uno del otro. Veo que me he equivocado, solucionaremos este asunto de las monedas esta tarde, y nos iremos a toda prisa de esta miserable casa.
-Vale como quieras, pero las monedas se quedarán aquí.
-Todavía no has entendido nada de nada Anabel, lucharé por ellas porque son mías, las podrás tener, pero nada más que eso. Engañarás a la gente, tratarás de engatusar a los ricos, pero tu ambición, está por debajo de mis objetivos como persona, me das pena.

Por la tarde, después de comer fuera los dos hombres, volvieron a la casa, pero el guarda no los dejó pasar.
-¿Sería tan amable de ponerme con la señora Anabel?
Le pasaron el teléfono.
-Hola Anabel, si no nos dejas acceder a la casa, esperaremos a tu cliente aquí afuera el tiempo que sea preciso, entonces, nosotros hablaremos con él y tú no podrás estar presente.
Esperó cerca de un minuto, el guarda les hizo gesto inconfundible para que pasaran. Al llegar a la puerta de la mansión, esta se abrió, las cámaras los esperaban, o vigilaban, al parecer, aquella reunión de combatientes de las grandes finanzas, tenía que estar rodeada, del más íntimo secretismo.
-¿No hace falta que te haga ninguna precisión verdad Darío?
-No te preocupes hijo, esto será como torear a una vaquilla de feria, en serio, ten confianza. Querría que hicieras algo para ti mismo, hazte valer, di la tuya, ten criterio propio, tu padre te enseñó, ahora es hora de practicar los principios que te han traído hasta este punto.
-Cierto, tienes toda la razón, no te defraudaré.
-En esto te equivocas. No te defraudes a ti mismo, solo expón tus criterios que yo te seguiré, y hasta rectificaré, sin que ninguno de estos chorizos se dé ni cuenta.

Con la primera persona que se tropezó fue con Amanda, ésta casi ni lo miró, solo le hizo un guiño de ojo, no se podía permitir nada más, todos  los espacios estaban llenos de espejos que se miraban unos a otros. Anabel por el rabillo del ojo, podía ver absolutamente todo lo que sucedía más allá de lo que algún invitado se pudiera imaginar. Su madre con un vestido corto de seda negro se acercó a él, lo cogió del brazo y lo llevó a la entrada de la casa, entró en un despacho, cerró la puerta y sacó del cajón del escritorio de estilo victoriano, un sobre que le extendió con la mano.
-Ábrelo  -ordeno-, mira el contenido.
-Antes de eso, dime que contiene.
-Un cheque por valor de un millón y medio de euros.
-¿Y qué quieres que te vaya a hacer la compra para todo el mes con esto?
Sale de la habitación y se lo hace saber a Darío. El viejo suelta una risita y le dice en voz baja
-Está desesperada…, hoy se caga las bragas, seguro, eso si no le da un arrechucho.
-Bueno queridos…  -dijo con su mejor sonrisa-, ¿hablamos de negocios…?, después nos espera un bufete de lo más exquisito, de forma que haber si arreglamos las cosas bien, y a ser posible, rápidamente, de hecho, hay bien poco de que discutir hoy.
-Fidelio, te presento al señor Yaroslav Sokolov. Su esposa, está interesada en adquirir el jarrón de mármol rosa de Carrara que hay junto al rincón de la sala de estar grande.
¿Y a mí que coño me cuenta de esto?, a lo mejor se piensan que negociamos juntos… ¡pécora!
El ruso Yaroslav, estaba impresionado por la copia de un discípulo del maestro florentino Caravaggio,  del cuadro, “El sacrificio de Isaac”. Al final, a base de la basta, experiencia de Anabel, consiguió que todos se sentaran alrededor del hogar de fuego apagado en la sala grande. Dos grandes sofás de piel y tres butacas, estaban dispuestas para tal fin. José Luis, con las manos enfundadas en guantes blancos de hilo puso sobre la mesa los tres álbumes de monedas de Fidelio padre que transportaba en una mesa camilla. Al ruso se le iluminaron los ojos, sin pudor alguno arrastró el sillón en el que estaba sentado, era ligero con patas Chippendale, de nombre Thomas, del siglo diecisiete, que el ruso utilizaba como una silla de cocina. A Anabel, seguro que aquel gesto, le sentaría como un tiro en la sien.

-Bueno ya sabes amigo Sokolov que lo que vas a ver es algo único, antes de tratar sobre la colección, deberíamos hablar de las cosas que tenemos pendientes tú y yo. ¡Me gustaría tanto llegar a un acuerdo…!
El puñetero ruso hablaba un castellano casi perfecto, lástima que intercambiaron algunas frases en ruso, que Fidelio desconocía.
-Primero quiero saber, cuánto cuesta esta colección.
Jose Luis, tremendamente inquieto, con los dedos entrecruzados entre sí sobre las rodillas, tenía delante a Darío que había puesto su cartera de piel sobre las piernas cruzadas de forma descarada, uno de sus brazos en forma de escuadra, sujetaba con la palma de la mano abierta, la cara rugosa y gastada por los años, venturas y desventuras; por la vida en definitiva. Destacaba la tranquilidad que emanaba de su mirada, como el de jugador de póker, que se sabe triunfador con las cartas que le han tocado, sin tener que pedir cartas suplentes para conjugar una buena mano. Fidelio estaba tranquilo, pero más expectante, al fin y al cabo era de su herencia de lo que se iba a tratar allí.
-Bueno José Luis, ¿tú que dices?, has consultado y recalificado estas monedas, ¿qué conclusión has sacado?
-He llegado a la conclusión, tratándose de usted claro está, que el precio por el que podríamos vender este material es de tres millones.
-¡Anda ya!, prestadle un bañador a este y que se remoje en la piscina, no tiene ni la menor idea de lo que está diciendo  -interpeló Darío-, mire usted señor ruso, disculpe se me ha olvidado su nombre…
-Yaroslav.
-Pues eso… esta colección en primer lugar no se puede vender, mire usted la documentación que lo acredita, ¿lee usted castellano cierto?
-Si señor, con más o menos dificultad pero sí, lo leo.
-En caso de que le interesara lo que tiene ante sus ojos, con quién tendría que tratar es con este joven, mi protegido, Fidelio, hijo de la señora Anabel, queda claro en estos documentos que el auténtico dueño de estos álbumes es él. En segundo lugar es mi deber decirle que es una imprudencia haber sacado del banco sin permiso de su dueño estos álbumes, es más, sin comunicación autorizada y certificada por el director del Banco de España, no puede salir nada. Ha sido una temeridad, ¿con qué fin?, lo desconozco, no imputo malos motivos a la señora Anabel, pero ha pecado de indolente haciendo lo que ha hecho.
-¿Y usted es…?
-Un experto en materia de antigüedades. Solo a manera de referencia, le diré, que cuando se disolvió Rusia, el presidente de Georgia el señor Eduard Shevardnadze, solicitó mis servicios para valorar determinadas obras de arte, me envió un avión privado para que hiciera el trabajo. Estuve alojado en Ayuntamiento de la ciudad durante un mes y medio, tiempo que empleé en el trabajo que se me encomendó. Todavía guardo en mi casa de Barcelona, la carta de agradecimiento que me envió junto al cheque por mis servicios. Lo que usted tiene ante sus ojos, tiene un valor infinito y no lo digo por los ceros que se podrían poner detrás de las primeras cifras.
Señor Yaroslav, si no quiere tener problemas, con esta probable adquisición que quiere usted hacer, con la compra de este material, aquí tiene mi dirección y teléfono fijo, móvil nunca lo he utilizado, ni lo tendré jamás. Fidel le dará el resto de detalles que quiera usted saber, al fin y al cabo, por ley, en menos de un año, las monedas y todo un sinfín de cosas que sabrá apreciar, y que obran en su poder, si él lo quiere, podrá tener acceso a ellas, comprarlas quiero decir. Eso sí, todo se hará de forma transparente, por ley.
-¿Ya se van ustedes…?
-Pues si no manda nada más, creo que sí, Fidel no es bien recibido en esta casa.
-¿Cómo… no entiendo…?
-Deja querido yo te lo explico todo, se ha tratado de un error. Lo que ha querido decir es que hay cierta tensión entre nosotros, ya sabes… años sin vernos y esas cosas.
-No quieras endulzarle la píldora Anabel, aquí el señor, porque me consta que lo es, no es tonto. De otro modo estaría llamándote madre o mamá, sin embargo no lo hago porque no puedo sentirlo, has pretendido darme una puñalada, y resulta, que has sido tú misma la que ha terminado herida de muerte. Señores, disculpen nuestra ausencia del resto de la noche.

Fidel abandona junto a Darío la casa, no sin antes llegarse a la cocina y llamar a Amanda.
-Ven con nosotros, te lo ruego, hay cosas que quiero decirte, pero ahora no puedo, recoge lo que tengas en tu habitación, solo lo más imprescindible, lo más importante para ti, el resto de cosas, ropa, calzado y demás, no te preocupes, mañana comenzarás de cero. Ni siquiera te preocupes del dinero que te debe esta bruja que tengo por madre, lo tendrás ganado por otro lado. Anda ya, te espero fuera, corre.
-¿Y ahora qué vas a hacer?  -le pregunta Darío-.
-Pues denunciarla a la policía, voy a ir directamente a la comisaría de la nacional a poner la denuncia, y decirles que es urgente, que alguien me ha robado, ve tú a saber si no ha sacado del banco más cosas. Los acompañaré si es preciso, os dejaré en el hotel y haremos noche aquí hasta mañana.
-Escucha, yo me iré en el AVE…
-No de eso ni hablar.
-Déjame que te explique, el camino es largo, tomarlo con tranquilidad y hablad de vuestras cosas. De otro modo se sentirá cohibida, además no es por criticar, pero el Bugati es de dos plazas, la pobrecilla va a tener que hacer todo el camino, con la cabeza pegada a la capota.
-Como quieras pero el billete lo pago yo.
-Ves, eso sí, ¡te lo iba a pedir de todas formas…!

Amanda sale por la puerta de servicio, ha dejado dicho a Rosa, que si pregunta por ella Anabel, le conteste que no tiene ni idea. Solo lleva una pequeña maleta y un bolso de mano.
-Siento que vayas incómoda hasta el hotel, después, quiero decir mañana, dejaremos a este viejo en el tren, no lo quiero llevar en el coche porque se tira pedos, y luego, va mirando a otra parte, como si hubiera sido otro el autor del pestazo que dejan.

Los ha dejado en la puerta del hotel y sin decir nada a Amanda, ha preguntado al botones del hotel donde está la comisaría de policía nacional más próxima. Ha tardado cinco minutos, la fiesta está en otra parte de la ciudad.
-Buenas noches, ¿podría por favor hablar con el comisario?
-¿De qué se trata?
-De un robo que me ha ocurrido en una urbanización cercana, en casa de la señora Anabel Salas.
-La conozco, ¿qué ha pasado?
-Es un poco largo de contar pero le advierto que es un asunto de millones de euros, y en diez o quince minutos más pueden desaparecer.
-¡Quintana, llama al comisario Serafín, que salga rápido!
El comisario ha salido de su despacho como un misil. Fidel le pone en antecedentes mientras que casi sin darse cuenta, el comisario sale a la calle del brazo que le ha tomado el chico. Le cuenta el asunto de forma contraria a lo sucedido, es decir, le cuenta que es posible que la quieran estafar…
-¡A mi madre señor!, alguna cosa ha pasado allí, que le ha hecho creer que puede vender unas colecciones que ni siquiera son suyas y alguien le ha hecho creer que sí, que son suyas.
-No lo entiendo del todo señor, pero vamos rápido para allá.

Fidel, lleva consigo, el portafolios, con toda la documentación original, referida a la denuncia, guardada bajo el asiento del coche. Era imposible hacer un vaticinio, de lo que pudiera o no resultar, de aquella inesperada visita de la policía a casa de Anabel. En cuanto aparecieron las luces de la patrulla por el camino de acceso a la mansión, el matrimonio Sokolov y otra pareja de amigos que los acompañaban, desaparecieron, su chófer, se los llevó de la casa a toda  prisa, por la entrada de servicio, camionetas y otros vehículos, que traían consigo cosas a la casa.
Hallaron a Anabel, recostada, su cara de fatiga, manifestaba que estaba cansada, ¿quizás de vivir aquella clase de  vida artificial y claustrofóbica…? desde que su hijo llegó hacía de esto solo un día y pocas horas, él se dio cuenta de esta situación, “la cara es el espejo del alma”, ese dicho, siempre ha resultado acertado en cualquier persona.

-¡Pase comisario…!, supongo que mi hijo ya le habrá puesto en antecedentes de todo, bueno… por lo menos pobrecito mío, de todo lo que él sabe. ¡Va, que importa eso ahora…! Ahí encima de ese mueble, tiene lo que reclama de forma legítima Fidel, ya te lo puedes llevar hijo, es tuyo.
-Bien, entonces ya podemos irnos, ¿piensas poner algún tipo de denuncia contra tu madre?
-No señor, lo único que lamento es, que iba a hacer de este lugar mi casa, ahora eso ha pasado a mejor vida. Pensé según me dijo ella, -señalando a su madre-, que Marbella es un lugar apropiado, para poder llevar a cabo determinados planes de futuro, y aunque sé que a usted quizá no le interese, pretendía encontrar aquí, la paz que en las grandes capitales no se encuentra.
-Eso nunca se sabe, mire usted, yo llegué aquí huyendo de mi pueblo, no soportaba la soledad y la agonía de sus gentes, y ya ve, aquí me tiene, de comisario de policía. Bien pues nos vamos señora, de nuevo al tajo, buenas noches tenga.

Anabel no se molestó en contestar, apuraba una copa de Armañac añejo. Se levantó del reclinatorio y desapareció por un estrecho pasillo sin saludar a su hijo.
-¿Está bien Amanda, señorito? La que preguntaba era Rosa, que estuvo pendiente en todo instante de lo que sucedía en el salón.
-No te preocupes, está alojada en un hotel, está bien aunque creo que un poco alterada por esta situación. Le transmitiré tú inquietud y tus saludos.
-Gracias señor, no se olvide de nosotros, que les vaya muy bien.

Con su ayuda cargaron los álbumes en el coche y Fidel marchó de allí a toda prisa. Encontró a Darío y Amanda en la cafetería del hotel, el primero estaba tranquilo leyendo un ejemplar de una agencia de viajes, ella estaba encogida sobre sí misma, retorciendo un pañuelo entre los dedos de las manos, tensa. Fidel llegaba adonde ellos por la espalda de ella, le pasó la mano por los cabellos, Amanda se volvió de golpe, le ofreció una sincera sonrisa, la invadía de nuevo la tranquilidad, se sentó a su lado, en la esquina del sofá esquinero del apartado donde estaban.
-¿Cómo estás preciosa?, ya ha pasado todo, incluso las monedas están a buen recaudo en la caja fuerte del hotel, aquí está la llave.
-Ya era hora, estoy molido hijo, ¡tenía unas ganas locas de que llegaras de una vez…!
-Venga hombre, no te quejes tanto, ve a darte un baño y métete en la cama, de aquí a un rato ya iré a cantarte una nana.
JA, ja, ja, Amanda no estaba acostumbrada a estas bromas entre adultos, todo lo que había vivido hasta entonces, no eran más que caras largas, envidias, odios desvelados, parloteos en fiestas, en las que se hablaba de forma abierta de drogas y sexo, entre aquella jet set de la sociedad marbellí, de la que ni siquiera formaban parte, pues la mayoría eran extranjeros. Los auténticos marbellís eran la gleba, los sirvientes de un modo u otro, de toda aquella sociedad secreta, de capitales enterrados en islas del tesoro, ocultas en medio mundo.
-¿Te apetece comer algo Amanda?
Ella negó con la cabeza sonriendo, estaba alimentándose de su proximidad, del aroma de su perfume, con olor de canela, cardamomo y sándalo. No pudo evitar entrelazar los dedos de sus manos con las suyas y pasar el anverso de su mano por su rostro.
-¿Cómo podré agradecerte lo que estás haciendo por mí…?
-Solo quiero ayudarte…, no tienes que agradecerme nada por eso, es una obligación, de puro carácter humano, solo eso. No pienses ni por un instante que me debes nada, eres libre cómo un pajarillo al que alguien, ha abierto la puerta de su jaula.
-Cuenta conmigo para lo que quieras, tengo pocos amigos, aparte del viejo este, que no hace más que amargarme la vida. ¡Y mira que lo quiero al jodido!
-No le hagas caso, niña, está rabioso porque no sabe cómo deshacerse de mí. Si despotrica contra mi persona es por eso, porque sabe que no puede vivir sin mí, ¿a que sí cariño mío?
-Anda, ve a acostarte ya, que las neuronas se te han inflamado del whisky de malta que te has endiñado, ¿has comido algo por lo menos?

-Chao, hasta mañana pareja, y cuidadito con lo que hacéis que os vigilo… ja,ja,ja,
Fidel ha pedido unas pastas de repostería salada variada, comiendo, regado el aperitivo con un Margarita, a los dos les ha entrado el hambre, se levantan de allí y piden un bistec a la pimienta en el restaurante.
-Tráiganos el mejor ribera del Duero que tenga, por favor.
Copas de vino de bohemia y un escanciado perfecto el que les hace el camarero, lo huelen, y luego brindan los dos por ellos mismos.
-Por el futuro Amanda.
-Por el futuro Fidel, espero que sea paralelo al tuyo, en lo que a mí respecta.

Los ojos de Fidel, fulguran en este momento, no quiere sacar conclusiones pero… presume que la va a tener cerca de él, si no, con él mismo, conviviendo juntos, sería un sueño hecho realidad.



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