RIESGOS CALCULADOS
Me tendrían que haber avisado que esto podía terminar así,
nadie me advirtió, la gente tiene mala leche, van a lo suyo, no les interesa lo
que le pueda pasar al vecino de al lado. ¡Qué pena… estamos deshumanizados!
La única persona que me advirtió de las posibilidades de
fracaso fue mi padre, está muerto, si todavía viviera, creo que las cosas no
estarían como ahora. Me advirtió, eso es verdad, pero los jóvenes necesitamos
mano dura a veces, nos entestamos en hacer algo, que nuestros mayores desaprobarían
siempre.
La experiencia les acompaña, es una ventaja que tienen sobre
nosotros, los hijos.
En lo más profundo de su conciencia, el hijo, sabe que si
hubiera seguido las recomendaciones de su padre, no se encontraría en esta
desdichada situación. Sin familia y sin casa, ese es el resultado de hacer las
cosas a su modo. Lo de quedarse sin casa es lo de menos, las cosas que se
pueden comprar, que exigen dinero para recuperarlas, son las más fáciles de
solucionar. En cambio, la pérdida de la familia, de la mujer y un hijo, eso es
un palo muy gordo…, demasiado para depende de quién.
Mira que su padre siempre le decía Ve con cuidado, no digo que tengas que juzgar
a esta chica, pero mira que va en boca de muchos, se habla de ella demasiado, y
siempre la relacionan con gente no muy recomendable. Interésate con quién va y
adonde, como es su familia, no pienses con el pequeño cerebro que llevas entre
las piernas, ese déjalo de lado cuando hagas estas averiguaciones. Esto es así
hijo mío, no creas que quiero imputarle malos motivos para que quiera casarse
contigo, lo digo solo por tu bien, para que en el futuro, no te sientas defraudado.
¡Que siempre pueden pasar cosas que tuerzan los planes…, claro
que las habrá, y a veces no pocas! Pero recuerda, antes de tomar tierra con el
avión en una pista, hay que dar unas cuantas vueltas alrededor, ver en qué
estado está la pista, entonces si resulta seguro aterrizar, aterrizas.
El padre ha sido durante muchos años piloto comercial, e
ilustra con este ejemplo, lo que tiene que hacerse antes de tomar una decisión
seria. A esto, su padre le llamaba, riesgos calculados, no es lo mismo aterrizar
en una playa de arena que en una pista con suelo firme, o amerizar con un
avión, a no ser que lleve flotadores en lugar de ruedas.
Pues mira, a joderse tocan, he caído en mitad del Atlántico,
me he hundido, y encima, me estoy ahogando y muriéndome de frio.
¿Cómo iba a prever esta catástrofe…? está hecho un asco el
pobre, no es un hombre pobre, pero sí un pobre hombre. Alojado en un hotel, los
días se le hacen muy largos, no es lo mismo que cuando llegaba a su casa, allí
lo tenía todo, esposa, un hijo adorable de cuatro años que se le tiraba a las
piernas, y lo abrazaba en cuanto entraba por la puerta. Por la tarde al salir
del despacho del bufete de abogados, se tomaba un par de copas, en compañía de
amigos o clientes, luego se marchaba a casa.
De los siete días de la semana, al volver a casa, por lo
menos cuatro, se encontraba en casa con amigos de su mujer, no le gustaba nada,
o más bien poco, que la casa estuviera frecuentada por tanta gente diferente. A
su mujer le gustaba, todo lo contrario que a él, allí estaban, bebiendo
combinados y cócteles, hasta las dos o tres de la madrugada.
Cenaba solo en la cocina, se tomaba un yogurt y se acostaba,
al otro día tenía un juicio, o recibir vistas tempranas en la oficina. Ni se
enteraba cuando su mujer se acostaba, a él le tocaba llevarse al niño arriba y
acostarlo.
¡Ya está!, en parte ese ha sido el problema, nos hemos
abandonado mutuamente, durante mucho tiempo. ¿Cuándo fue la última vez que
hablamos de nuestras inquietudes y nuestros problemas? Va, ni me acuerdo, ¡como
todo estaba bien, no teníamos ningún problema…! Claro ese ha sido el fallo, la
falta de comunicación… seguro que algunos de estos amigos suyos, saben más
cosas de mi mujer, que yo mismo.
Hay gente, familias que viven así durante años, vidas
enteras, pero no es lo suyo, lo suyo es tener con quién hablar, a quién
contarle las cosas que te pasan a diario, ambos tienen que escucharse, es una
exigencia bilateral. Pero si te lo callas todo… hay un momento en el que
explotas, eso ha pasado.
Su mujer ha estado conversando con un amigo algo especial,
un ingeniero de RENFE, se conoce que sabe cómo es ella, sabe de qué pie cojea,
por decirlo de forma coloquial. Ha aprovechado la circunstancia y se la ha
levantado, eso es todo, es verdad, ¿desde hace cuánto no tenemos sexo mi mujer
y yo?, ni me acuerdo, yo que era una fiera en este tema, al principio de casados,
durante el primer año, cada día era una fiesta grande la que montábamos en la
cama. Y ahora…, mira, ¡qué desastre tío, la hemos jodido bien!
Y de ella ni te cuento, ¡le ponía unas ganas…! Alucinante oye,
seguro que le ha despertado algún fantasma del pasado, el ingeniero ese. Que se
la va a hacer, resignación, a lo mejor se cansa y vuelve, ahora ya no estoy
para hacer cálculos arriesgados.
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