RAZONABLEMENTE IRRAZONABLE
Tengo el convencimiento de que es lo mismo una cosa que la
otra.
Dicho en otras palabras… es razonable pensar que no todos
los que se consideran razonables, tengan algún defecto es su razón. Lo mismo es
cierto en referencia a los que dicen ser irrazonables, en algunas cosas deben
de tener la razón. El porqué de esto es, que la razón es uno de los argumentos
más extendidos entre la raza humana, todos queremos tener una parte de razón en
algo de lo que pensamos o tenemos convencimiento.
Lo irrazonable sería pensar, que nadie tiene razón, sí, eso
es así, cae por su propio peso. La cuestión es, a quién estamos dispuestos a
dársela, al que siempre quiere tener razón en todo lo que dice, a aquel con
quién tenemos determinados intereses y nos apoya dándonos un empleo, al que más
alza la voz para prevalecer delante de otros…
En el sentido contrario, están aquellos a los que no se les
oye, solo escuchan, estos para otras personas son los más razonables. Piensan
que levantar la voz, esgrimir determinados argumentos, los descalifica como
seres razonables, en cambio, en cuanto les das la espalda, van y hacen lo que
les viene en gana, frecuentemente, lo contrario de lo que es razonable,
Cuestión difícil esta, quién y quién no es razonable o no.
El asunto es tan complejo, tan profundo, que una gran mayoría nos dejamos
llevar por la marea de turno, nada podemos hacer cuando las aguas deciden
subir, tampoco cuando hay bajamar, y nos quedamos varados de lado, recostados
sobre el lecho marino, hasta que llegue la siguiente pleamar.
Quién no está determinado a hacer ni una cosa ni otra, ser
razonable o irracional, se expone a ser llevado por una corriente traicionera y
engullido mar adentro.
René Descartes dijo al respecto: “No hay nada repartido de
modo más equitativo que la razón, todo el mundo está convencido de tener
suficiente”.
¿Y quién no tiene razón?, nadie, todos tenemos nuestras
razones para hacer y en consecuencia obrar según este patrón innato en
nosotros, desde pequeños, ya desde bebés, somos egoístas hasta la médula, nos
han parido así y no es que lo hayamos heredado de alguno de nuestros
progenitores, es que ellos también eran cuando niños, igual que nosotros ahora.
¡Estamos tachados, hostia, y sin remedio que es lo peor!
Immanuel Kant expuso en su libro “La Razón Pura”, dos
conceptos diferentes y lógicos del uso de la razón: la teórica y la práctica.
La teórica, es la que usa para sacar conclusiones mediante por ejemplo, la
aplicación matemática a fórmulas que harán que
-poniendo un ejemplo-, un cohete
ascienda al cielo. La práctica, es la usada para determinar, lo que son
verdades probadas, aquellas que nos llevan a conclusiones inequívocas, a
ponderar lo que otros piensan.
¡Ahí está el rollo!, ¿quién le pone el cascabel al gato
cabreado? Hay por todas partes, individuos que creen a pies juntillas que
tienen razón y punto. Vamos a cenar,
¿no vienes…? pues me voy yo solo, a hacer puñetas. ¡Con dos huevos… sí señor, quieres cenar y
ella no quiere venir contigo… que se joda!
Ella antes de salir de casa, quería contarle una cosa que la inquieta
mucho, esperaba un poco de tranquilidad, que él estuviera sentado a su lado,
mientras le contaba que… sin querer le había puesto los cuernos por la mañana
con un amigo que se encontró en una cafetería.
Coño, pues me lo dices cenando, que comer tengo que comer
igual, ¿o es que crees que debo morirme de hambre y de pena porque hayas echado
un mal polvo? ¿Por qué ha sido solo uno no…?
Si claro uno solo, bueno uno, y unos cuantos arrumacos, en fin ya sabes…
un par de cigarritos… una botella de cava fría, y un baño en el jacuzzi luego. Bueno… qué vas a pedir para cenar, que este
rollo todavía me ha abierto más el apetito.
Llega el camarero con libreta en mano, ¿Qué va a ser señores? A mí, me pone un Martini seco con ginebra
verde. Joder… ¿a palo seco nena?, te
va a dar un viaje que te vas a cagar, ya verás. A ver si somos un poco
razonables y pensamos los unos en los otros ¿vale?, si bebes, comes algo
¿entiendes? Al final vas a deprimirte tú más que yo que soy quién llevo los
cuernos… Es que no tengo hambre…. Pero de butifarra siempre tienes ganas
joder, no sé cómo te las arreglas, además, joder da hambre, bueno… por lo menos
a mí me pasa.
El pobre camarero está flipando en colores, no le han dicho
que se marche, de manera que espera con los brazos cruzados sobre el pecho,
mirando alternativamente al uno y a la otra.
Oigan no es por nada, pero ¿quieren que vuelva más tarde? No, la señora va a pedir una ensalada
variada y para beber… Ya lo ha
pedido. Una mierda ha pedido, olvídate
de apuntar el dry gin, le traes un agua mineral sin gas. A mí, lo mismo, y de
segundo, bacalao al horno y una botella de vino blanco bien frio, esto lo dejo
a tú elección, pero que sea de un precio razonable, que no soy Rockefeller ¿vale?
La pobre Marta, no levanta la vista de la mesa durante la
cena, se siente avergonzada. ¡Cuánta
razón tenía mi padre cuando me decía, que hay que saber escoger a la persona
apropiada…! ves, yo creo, que he sabido escoger. ¿A sí, a pesar de lo que te he dicho que he
hecho? Pues sí, a pesar de eso, me lo
hubieras podido esconder, lo más probable es, que no me hubiera enterado del
asunto, pero la sinceridad para mí es sinónimo de confianza, te quiero cariño,
por considerarme además de tú marido, un buen amigo. Si continuamos así, iremos
bien. Si no tenemos un poco de compasión, ¿qué nos queda dime?, te lo digo yo,
nada. Eso sí, no vengas con confesiones
de estas cada semana porque entonces se me girarán las neuronas y te escuezo
viva, ¿vale? Vale cariño, considéralo hecho,
nunca más, palabra.
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