viernes, 15 de agosto de 2014

MÁS ALLÁ DE ESO...



                                                      MÁS ALLÁ DE ESO…



No quiero pensar… va contra mis propios principios, sería cómo querer adivinar, qué día es el más hermoso de la vida de uno, o el más importante, el más penoso o que me trajo más dicha.
Difícil de escoger cual es, imposible decidir. Lo que sé seguro, es, que este momento, en el que estoy ante el ordenador escribiendo, es el mejor del momento, más allá de eso… digamos que no hay nada seguro.

En cuanto al pasado, es lo mismo, ¿qué he vivido momentos de gloria…? eso quisiera creer, otra cosa diferente es, que los demás lo vean del mismo modo. En cada momento vivido, hay circunstancias, que deciden cómo lo ve cada cual, a su modo y manera, es lógico.
Hay quién se escucha demasiado a sí mismo, y decide ver en las acciones de otros, métodos interesados. No es importante que a uno lo juzguen, si quién lo hace, se constituye juez a sí mismo.

Tan mala es una acción, cómo la otra, las dos son perversas. Y peor es todavía, dejarse embaucar por jueces tramposos, sean quienes sean. Contra eso no se puede hacer nada…  quién se deja embaucar por esos falsos jueces, sabe que está haciendo lo incorrecto, en consecuencia, se convierte en un tramposo también.
¡Fuera, fuera!, no quiero formar parte ni arte, en este tipo de escenas, que solo procuran descalabros, y penas. ¡Cuidado!, penas que matan, no cualquier pena… se puede morir tú mascota y penar por ella, hasta llorar por un tiempo, es normal, entra dentro del concepto de la pérdida de un ser querido, no humano.

Más allá de eso… nada, todo lo demás, todos los sufrimientos y alegrías, forman parte de la misma fiesta, ¡hay que vivir!, y la vida tiene muchas escenas, nacimientos, muerte, infortunios, tragedias, incendios y separaciones, “de todo tiene que haber, en la viña del señor”. Un día, un amigo me dice, ¡que solo pienso en lo malo!, pues mira, no, creo que te equivocas, pienso en las cosas buenas también, lo que pasa es, que antes, cuando hablaba de la vida, que tiene muchas y variadas escenas, hablaba del principio de las cosas. Lo que he hecho, ha sido hacer un resumen de donde terminan, una recapitulación, bueno, casi siempre hay cosas de las que no merece la pena hablar. Casos, en los que los sentimientos y emociones se dosifican bien, y terminan con el mejor de los resultados.
Los menos, eso también es cierto, pero de haberlos…, ailos.

He visto a parejas que van de la mano con ochenta años, lo que no sé, es, si van de la mano porque se sostienen el uno al otro, o porque se quieren todavía, que también puede ser. Dan que pensar estas situaciones, pero sea la razón que haga que paseen de la mano, es en cualquier caso, un acontecimiento feliz para mí ¿por qué debería verlo diferente, quién soy yo para especular sobre las razones que los lleva de la mano, será porque yo voy solo a todas partes?, sí seguramente será por eso, o porque convivo con mi mujer por vivir, que ya me está bien  -pienso egoístamente-.

Si, decididamente criticamos, por regla general aquello que nos falta, lo envidiamos y hasta lo criticamos, finalmente llegamos a la última fase, la peor, no contentos con eso, comenzamos a barruntar la manera de estropear el arreglo de vida de otros…, para ya, ¿para qué ir más allá de eso, que beneficio te va a reportar, joder al prójimo?, déjalo estar… que cada cual haga de su capa un sallo, mientras no te dejen a ti en pelotas, no es necesario tomar medidas.
Ya somos demasiados, los tragicómicos que marchamos por los mismos caminos, al final, si continuamos así, nos harán pagar peaje, y no estamos para más gastos, vamos, digo yo, hablo por mí mismo, los demás que hagan lo que quieran.

Por cosas más pequeñas han comenzado guerras mundiales, por un insulto o una provocación en la que un estúpido ha picado. Dejemos las cosas como están, ir más allá de todo eso, es parecido a querer parar el AVE, poniéndonos en mitad de la vía para detenerlo.




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