MÁS ALLÁ DE ESO…
No quiero pensar… va contra mis propios principios, sería
cómo querer adivinar, qué día es el más hermoso de la vida de uno, o el más
importante, el más penoso o que me trajo más dicha.
Difícil de escoger cual es, imposible decidir. Lo que sé
seguro, es, que este momento, en el que estoy ante el ordenador escribiendo, es
el mejor del momento, más allá de eso… digamos que no hay nada seguro.
En cuanto al pasado, es lo mismo, ¿qué he vivido momentos de
gloria…? eso quisiera creer, otra cosa diferente es, que los demás lo vean del
mismo modo. En cada momento vivido, hay circunstancias, que deciden cómo lo ve
cada cual, a su modo y manera, es lógico.
Hay quién se escucha demasiado a sí mismo, y decide ver en
las acciones de otros, métodos interesados. No es importante que a uno lo
juzguen, si quién lo hace, se constituye juez a sí mismo.
Tan mala es una acción, cómo la otra, las dos son perversas.
Y peor es todavía, dejarse embaucar por jueces tramposos, sean quienes sean.
Contra eso no se puede hacer nada… quién
se deja embaucar por esos falsos jueces, sabe que está haciendo lo incorrecto,
en consecuencia, se convierte en un tramposo también.
¡Fuera, fuera!, no quiero formar parte ni arte, en este tipo
de escenas, que solo procuran descalabros, y penas. ¡Cuidado!, penas que matan,
no cualquier pena… se puede morir tú mascota y penar por ella, hasta llorar por
un tiempo, es normal, entra dentro del concepto de la pérdida de un ser
querido, no humano.
Más allá de eso… nada, todo lo demás, todos los sufrimientos
y alegrías, forman parte de la misma fiesta, ¡hay que vivir!, y la vida tiene
muchas escenas, nacimientos, muerte, infortunios, tragedias, incendios y separaciones,
“de todo tiene que haber, en la viña del señor”. Un día, un amigo me dice, ¡que
solo pienso en lo malo!, pues mira, no, creo que te equivocas, pienso en las
cosas buenas también, lo que pasa es, que antes, cuando hablaba de la vida, que
tiene muchas y variadas escenas, hablaba del principio de las cosas. Lo que he
hecho, ha sido hacer un resumen de donde terminan, una recapitulación, bueno,
casi siempre hay cosas de las que no merece la pena hablar. Casos, en los que los
sentimientos y emociones se dosifican bien, y terminan con el mejor de los
resultados.
Los menos, eso también es cierto, pero de haberlos…, ailos.
He visto a parejas que van de la mano con ochenta años, lo
que no sé, es, si van de la mano porque se sostienen el uno al otro, o porque
se quieren todavía, que también puede ser. Dan que pensar estas situaciones, pero
sea la razón que haga que paseen de la mano, es en cualquier caso, un
acontecimiento feliz para mí ¿por qué debería verlo diferente, quién soy yo
para especular sobre las razones que los lleva de la mano, será porque yo voy
solo a todas partes?, sí seguramente será por eso, o porque convivo con mi
mujer por vivir, que ya me está bien
-pienso egoístamente-.
Si, decididamente criticamos, por regla general aquello que
nos falta, lo envidiamos y hasta lo criticamos, finalmente llegamos a la última
fase, la peor, no contentos con eso, comenzamos a barruntar la manera de
estropear el arreglo de vida de otros…, para ya, ¿para qué ir más allá de eso,
que beneficio te va a reportar, joder al prójimo?, déjalo estar… que cada cual
haga de su capa un sallo, mientras no te dejen a ti en pelotas, no es necesario
tomar medidas.
Ya somos demasiados, los tragicómicos que marchamos por los
mismos caminos, al final, si continuamos así, nos harán pagar peaje, y no
estamos para más gastos, vamos, digo yo, hablo por mí mismo, los demás que
hagan lo que quieran.
Por cosas más pequeñas han comenzado guerras mundiales, por
un insulto o una provocación en la que un estúpido ha picado. Dejemos las cosas
como están, ir más allá de todo eso, es parecido a querer parar el AVE,
poniéndonos en mitad de la vía para detenerlo.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario