lunes, 4 de agosto de 2014

UN SOL CEGADOR


                                           UN SOL CEGADOR




¡Que duro fue ese verano…! sin embargo, valió la pena soportarlo, te conocí, y eso… fue lo mejor que me ha sucedido en la vida.
Lástima cariño, me siento responsable de lo que sucedió, aunque tú insistieses que no, que es el destino, el dueño de nuestros actos. ¡Amor de mi vida, alma mía, descanso del alma…! no puedo evitar dejar de llorarte.
Te odio un poco ¿sabes?, paso cada día delante del cementerio cuando voy a trabajar, paro en el semáforo que controla el cruce de la gente, y me pregunto con rabia… ¿Por qué no quiso quedarse aquí en un rincón de esta parcela llena de cruces y cipreses, para poder venir a hablar con ella. Fuiste egoísta al querer que te incineraran, las dos horas que duró esta macabra maniobra, me quemaba yo, por dentro. No quise que nadie me consolara, ¿para qué, si nadie podía en ese momento?

Terminar así con mi vida es una crueldad que aún no puedo asimilar, en casa lo tengo todo preparado, como si fueras a regresar algún día. Nuestras fotos de viajes salvajes, ambas perdidas por playas desiertas, inexploradas, riendo las dos juntas dentro del coche, como un par de locas; locas de amor cuerdo, amable y tierno. Nadie puede compararse a ti, nadie, ¿quién ríe como tú lo hacías, quién cómo tú conocía una mirada mía, la interpretaba y en un instante inesperado, aparecías con una magdalena y una velita encendida encima?, siempre me sorprendías, de pronto un beso en la nuca, mientras estoy en el ordenador haciendo cosas.

Sin ti la vida es difícil, complicada, incluso necesitándolo tanto, casi no como, y todo por culpa mía, por dejarte hacer ese recado en coche, que tenía que haber hecho yo. ¿Qué me depara el futuro salvo desgracias, sin que tú estés a mi lado? Me estoy volviendo loca, camino por las calles del pueblo cuando nadie me ve, no por vergüenza, nada malo he hecho salvo dejarte a ti, una responsabilidad que era mía.
Esta noche oscura y fría, me he quedado a medio camino de nuestra casa, no he podido llegar, no sé porque, no he contado el tiempo que ha pasado, al final me he levantado de nuevo, con mucho esfuerzo.

Me acuesto cansada, como si hubiera trabajado a pico y pala, finalmente me duermo, ¡me habría gustado tanto saber qué es lo que he soñado…! un leve rayo de luz entra por la ventana, un nuevo día. Salto de la cama asustada, ¡estás aquí…! ¿Qué ha pasado?, me doy cuenta que por mis mejillas descienden lágrimas que finalmente inundan toda mi cara, salto sobre ti que aun estás dormida y te asustas    ¡Vaya susto que me has dado cariño… que te pasa!, te beso, te abrazo, salto en la cama cual si de una niña pequeña y traviesa se tratara    Nada mi amor, nada, que soy feliz, muy feliz. Que te quiero, y jamás que jamás volveré a dejar que me hagas ningún recado en coche.    ¿De qué estás hablando?, ¡hay señor que esta mujer ha perdido la cordura…!
Nooo, he estado soñando algo terrible, pero ¿sabes?, no vale la pena comentarlo ahora, voy a preparar café, ha, y una cosa, cuando empecemos las vacaciones, lo vamos a celebrar a lo grande, ya pensaré algo.
En cuanto sale del cuarto… vuelve sobre sus pasos   Te amo cariño mío, no me faltes nunca o me moriré sin el sol cegador de tus ojos.



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