HÁBLAME
DE AMOR
Sé poco del amor, a veces me han inundado sentimientos
felices, circunstancias que me han acercado a personas por las que he tenido
determinado sentimiento, pero… amor, lo que se dice amor, no sé lo que es del
cierto. Te podría soltar una retahíla de argumentos fáciles, elementales, sobre
lo que entiendo que pueda ser, nada más. Cualquiera puede saber más que yo de
este asunto, para mí, no deja de ser un aspecto abstracto de la vida.
Mira, ahora que lo pienso bien, se me viene a la cabeza la
conducta de un niño de pecho, que se ase al pecho de su madre por necesidad,
pero también por cariño a esa fuente de vida que sabe que lo es, su madre.
Pasado el tiempo de esta mutua dependencia, cuando el niño crece, se
desenvuelve con soltura, ese amor va muriendo con la edad, nacen otros
vínculos, pero de los del principio, de cuando eran un alma sola, se alejan,
los padres imagino, nunca dejan de querer a los hijos, creen en ellos a pies
juntillas. He conocido a padres, que a pesar de que los hijos los han
defraudado, se apegan a ellos, más las madres que los padres, será porque los
han parido, porque los une el sufrimiento de la gestación, el parto. El cordón
umbilical, y no hablo del figurado, sino del auténtico que lo mantiene vivo,
atendido en todo momento, supongo que ese elemento cuenta mientras está ahí
dentro, en el saco vitelino, nadando, buceando entre las entrañas de su madre.
Una cosa sí que sé fijo, tan pronto como un niño nace,
conoce a la madre, su olor, el perfume de ella, toda entera, ha sentido los
latidos de su corazón durante nueve meses, los sufrimientos acontecidos en determinadas circunstancias
adversas, por ejemplo, también la felicidad que la madre vive, cuando ríe y se
alboroza, estos factores los une mucho. ¿Ilustra eso el amor por el que me
preguntas?
Si buscas más explicaciones…, en poco más te puedo ayudar.
No puedo servir de ejemplo para comparar el amor, soy un fracasado, aparte de
que… “las comparaciones son odiosas”, sin embargo… hay algo que es común a
todos los humanos, sentimos el mismo deseo de vivir, y en este apartado, puede
que, en mi propia vida, puedas hallar respuestas. No es que vaya a contarte mi
vida, nada más lejos de mi intención, solo te contaré como siento y vivo,
luego, tú sacas las conclusiones que te parezca, haces el resumen.
Nací en la época de la posguerra española, mala vida tenían
entonces la gente joven, los que querían casarse porque se querían, quiero
decir. Entre ellos estaban mis padres, que queriéndose o sin quererse se
casaron, no los juzgo, solo hago este apunte, porque en este asunto de amar,
somos muchos los que tenemos algunos conceptos cambiados. Mi madre me parió con
apuros económicos y de los otros, físicos, pesé cuatro kilos y medio al nacer…
imagínate que monstruo de niño. Con mi hermano fue peor aún, cinco kilos pesó
el zagal, vamos, criado casi. Trabajaban ambos, padre y madre como negros, más
horas que las que tiene el reloj cuando da dos vueltas enteras al día. No
tenían tiempo para nosotros, tenían que sobrevivir, y cuando quieres salvar la
vida, te sujetas a un clavo ardiente con tal de no morir de manera miserable.
Cuando se quisieron dar cuenta, ya habíamos crecido
bastante, normas sí que teníamos, y muchas por cierto, pero nos criamos casi en
la calle, con los amigos, que igual que nosotros, tenían padres currantes.
Entonces, comenzamos el despertar de la adolescencia, entre nosotros los
amigos, comenzamos a sacar conclusiones de lo que era el cariño, de… ¡Mira
que buena que está Mari Carmen, que polvo tiene esta chavala! Vale que es una vulgaridad, sí, tienes razón,
pero es que nadie nos enseñaba, que era lo que había que hacer, para amar a
alguien. ¿Qué pasa?, que desarrollé supongo que como cualquier otro, deseos egoístas,
sexuales, al ser esta la conversación que casi siempre teníamos, en virtud de
las chicas que se fueron uniendo al grupo de amigos, me convencí que el amor
era eso, la cicatriz que hay, más abajo del ombligo.
Desde entonces y hasta ahora
-bueno, ahora no porque estoy caducado, como las conservas que están marcadas
con una fecha concreta-, he caminado por la vida así, buscando y encontrando a
mujeres, que por supuesto, no han tenido la misma intención que yo, algunas sí
que no han preguntado nada y se desnudan fácilmente con ese fin concreto, pero
en esto no se puede generalizar, la mayoría de señoras, son personas muy
honradas, y se casan por amor, equivocadamente o no. Hay personas, que al
contrario de mí mismo, tienen las ideas claras sobre lo que es o no el amor, el
cariño, el afecto, y como se deben explotar estas cualidades, para el bien de
la pareja.
Pues eso…, sobre esta base he fundamentado el amor, mal,
pero que muy mal, así me ha ido… y no me quejo, ¿Qué motivo tendría para
hacerlo? ¿Y si tu mujer buscaba lo mismo, casarse contigo por puro interés…?
Allá ella, no es mi problema, solo puedo juzgar mis propios defectos, mi carácter…
que lo juzguen otros, ¡a ver si tienen huevos de hacerlo sin equivocarse! Y lo
hacen allá ellos, tengo comprobado, que las consecuencias de las acciones
personales, opiniones y juicios, recaen sobre uno mismo, no hay vuelta de hoja,
todos quedamos retratados en un cliché mientras vivimos, tarde o temprano, alguien
echa mano al archivo, y entonces… ¡Zasss! sales haciendo una mueca de dolor en
la foto.
Ya no hablo más del amor, estoy cansado, este tema me rompe
por dentro, siento, que todas las fibras de mi cuerpo crujen cuando ahondo en
este tema, ya te he dado la información que he podido. Ahora tú saca la
conclusión que quieras.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Me parece bien que no hables sobre el amor si no lo conoces. Mucha gente escribe sobre él sin tener la menor idea y luego la gente se lleva decepciones cuando surge en su vida.
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