CAER POR LA VENTANA
¡Ya ves el trompazo
que se dio…! Quedó hecho un mapa el pobre, pero mira tú por donde no se mató,
eso sí la mujer lo dejó antes que saliera del hospital. Por la mañana le dijo
en el hospital… ¡Qué bien cariño, esta tarde te dan el alta, el médico dice que
ahora solo falta que, con paciencia,
acabes de curarte en casa! Bueno tendrás que hacer rehabilitación durante unas
semanas, pero has quedado cojonudo, parcheado pero cojonudo.
Por la tarde vino a
buscarlo Benito su cuñado y buen amigo, se conocían bien, fue Benito el que le
presentó a su hermana en una discoteca de Los Monegros, había un ambiaentazo
del copón, Marcos llegó solo, se lo recomendó su después cuñado, ya le tenía
preparada la sorpresa, a su hermana Miranda. Fue amor a primera vista, después
de toda la movida de la noche, hicieron el amor dentro del Ford que Marcos
tenía, parecía que la cosa iba a ser sonada, no se separaba de él ni un solo
instante. Alguna que otra vez se iba de marcha con tres amigas, a cuál de ellas
más golfa, pero ella no, se mantenía en su sitio, ¡tenía novio hombre…!
Marcos es un tío de
esos confiado, ella, Miranda, lo complacía en todo y en cualquier momento,
vamos que le iba el pan con tomate y claro eso para un hombre enamorado, lo es
todo. Cualquier cosa que le pidiera era poco, si le gustaban unos zapatos
caros, él le compraba dos pares, más caros aun. Hasta le regaló un coche, como
ella quería, del color que ella quería, eso sí, a las dos semanas hubo que
llevarlo al chapista porque ya lo había rayado por todas partes. No lo entiendo
Marcos, la gente van por ahí como locos, parece que se les vaya la vida cuando
conducen hostia, borricos, que son unos borricos. No pasa nada lo tenemos
asegurado a todo riesgo, no te preocupes, en cuatro días lo arreglan. Pero que
hermosura de hombre que tengo, siempre piensas
en todo, que sería de mí si no estuvieras a mi lado…
Trabajaba tela
marinera, para mantener el ritmo que terminó marcándole Miranda. Todo comenzó
cuando tuvieron que ir a la boda de una amiga que era más puta que las
gallinas, pero mira, tuvo suerte de pillar a un menda con más pasta que un
jeque árabe, negocios de importación y exportación. Les entraba el dinero a
espuertas. Marcos tenemos que ir a la boda de Luisa lo más elegantes posibles,
creo si no lo he entendido mal que hay que ir de gala, con pajarita y esas
cosas. ¡He visto un vestido…! Te vas a cagar cuando lo veas. Y se cagó, vaya si
se cagó, escotado hasta el ombligo, lo que significaba que no podía llevar
sujetador, podía enseñar sus pechos con toda soltura. Por detrás el vestido
arrastraba un poco por el suelo pero era descubierto hasta vérsele las nalgas
del culo enteras, de lentejuelas de colores azules claras y blancas, con
sandalias a juego y bolso de mano de lentejuelas, como el vestido.
Mira aquello fue
todo un espectáculo, movía el culo que se derretían los cubitos de los cubatas
que sirvieron en el lunch, Marcos se hizo el distraído y se separó de ella, fue
hacer eso y los moscardones llegaron en tropel, Miranda tiraba su melena hacia
atrás, con el cuerpo lleno de vermut seco con ginebra Tanqueray. Antes de
sentarse en la mesa que les correspondía el vestido se le vino un poco más
abajo, ¡coño es que pesaba, no era broma, se le veía el ojete! Marcos quiso
ayudarla a sentarse, no se tenía en pie, ella tiró del brazo y le pegó con el
codo al padrino, a los dos minutos parecía que llevara un monóculo de sol el
pobre hombre. Nada no se preocupe, no pasa nada, a renglón seguido, le pisó sin
querer los zapatos de charol que llevaba el ya accidentado, pegó un grito que Tarzán
era un mero aprendiz, el tacón clavado en el pie, imagínate.
Como quiera que sea
que estas cosas son meras anécdotas, los sucesos no fueron a mayores, salvo la
vomitona que le dejó el coche a Marcos para el arrastre, cuando volvían a casa.
No se preocupó en desnudarla, ¡si no llevaba nada de ropa interior…! Solo tiró
del vestido y lo metió en una bolsa de la basura para llevarlo a limpiar. Bueno
pues a los cuatro días de todo esto, Marcos se estaba afeitando en el cuarto de
baño, iba con su pijama de seda, no le dejaba llevar otros Miranda. Alguien
llamó a la puerta y Marcos con la puerta abierta del baño, vio como entraba por
la puerta un armario ropero de metro noventa que besó en todo el morro a
Miranda, esta se dio cuenta de la cagada, franquear la puerta al ligue de la
boda.
Marcos iba a salir a
quejarse, pero no tuvo tiempo, descalzo y con un pie fuera del baño Miranda le
pegó con la puerta en todo el careto y calló hacia atrás saliendo a la calle
por la ventana acristalada. Pues eso, que cada cual saque la moraleja que
quiera de todo esto, estas cosas solo se narran, pero os aseguro que de lo
dicho aquí no hay nada de mentira, alteración de los sucesos ni invenciones.
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