PASEAR POR LA ORILLA DEL MAR
Me
gustaría seguir paseando por el litoral de las playas que conozco, las playas
que van desde la Costa Brava, hasta las que limitan con la provincia de
Castellón, pararme en cualquier lugar de estas magnificas calas y bosquecillos
que limitan con el mar, que tan atractivos resultan para encontrar una buena sombra, tomándote un Martini o
cualquier refresco que burbujee al pasar por la garganta.
Pero
no quiero tener que pagar por ello, las bebidas bien, es lógico que así sea, la
gente de restaurantes y chiringuitos deben
seguir ganándose la vida con eso, pero tener que pagar por pasear por la
arena, bañarte en el mar a pesar de las algas que a veces trae la marea, y que
hacen poco menos que imposible hacerlo,
no, de eso nada. Me han dicho que si los catalanes llegan a tener la
independencia la cosa pinta mal, que cuando circules por la carretera con el
coche, si pisas una línea del arcén, te arán bajar del coche y llevar en el
maletero un bote de pintura y una brocha y pintar lo que has borrado.
No
sé, a mí me lo han dicho tú, también me ha explicado uno que está metido en el
ayuntamiento enchufado, que cualquiera que tenga que circular por el llamado
casco antiguo, donde está la catedral y las calles peatonales, tendrán que
pagar un impuesto de mantenimiento de todos los edificios antiguos para que no
se acaben cayendo. Me ha dicho que la alcaldesa… ahora no vayas tuiteando todo
eso ¿me oyes?, pues que va a hacer reformas importantes, dependiendo del
resultado en las elecciones que tenga su
coalición el domingo 27 de Septiembre, ya sabes… por eso del soberanismo y esos
rollos. El tema está que arde tío, mi mujer que le mataron a su padre en la guerra
dice que votaremos a los de la izquierda radical, yo digo… ¡pero si estos están
asociados con los delfines del presidente aquel que duró tropecientos años
reinando en Cataluña…! Bueno reinando no, pero casi, casi.
¿A
mí sabes que es lo que más miedo me da…? Que no se compren los trajes en El
Corte Inglés tú, me da que eso de ir vestido con trajes de Gucci, Armani,
Fendi, en lugar de lo que anuncian en TV de Emidio Tucci, no queda bien, “todos
los catalanes reclamamos lo mismo, y queremos hacer nuestras cuentas, porque
para eso trabajamos”, le oí decir un día al Max, era una tarde que había ido a
comprar un libro viejo que estaba descatalogado a la calla Boquería, un librero
con un guardapolvo más caducao que las espingardas de la guerra del África, me
lo guardaba. Mira, me lo encontré haciendo campaña casi de cara cuando salía a
la Rambla.
No
se puede ir a hacer proselitismo luciendo esta ropa, la gente vale se ilusiona…
¡Qué bien que huele oye… fíjate! ¡Y cómo viste…! Contestaba la mujer que iba
con la vieja que le había dado dos besos, esta no va a votar, fijo, ¡si no se
aguantaba los pedos la pobre mujer! No sé lo que va a salir de todo esto, pero
como pise una playa y me venga alguien, con un chaleco amarillo o verde
diciendo que hay que pagar por pasear por el rompeolas, me las piro a casa de mis
suegros que viven en Sant Juliá tocando a Andorra la Vella.
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