¿QUE CLASE DE VIDA LLEVO?
Como este día que ahora os relato, paso semanas enteras, de forma que este es un pequeñísimo resumen de como son mis días y mis noches, también podría decir sin ningúna clase de pudor, mis noches y mis días. Hay semanas en las que no me entero muy bien si es noche o día, si debo comer o tengo sed. ¡Hasta estas cosas tan elementales las confundo! Hombre cuando tengo sed bebo, no importa qué, he, alcoholes nada de nada, que un día pillé una mierda con tanta pastilla que tomo al día, creí morirme oye tú, ¡oía el ruido de los dientes de la muerte en mis oídos...! eran las hostias que me estaba dando mi amigo Jose en la jeta para saber como estaba.
Y eso que solo me bebí dos o tres culos de sidra, ¡pero que sidra hace el padre de Pedro!, otro amigo, me decía... el último culito de sidra la tiras y te escancias más, que tenemos para estar enecerrados aquí hasta que caiga la próxima bomba atómica tío, pasamos todos, ocho, dentro de una habitación... ¡cómo olía aquella estancia nen! Pedrolo lo tiene todo a media luz para que la poca gente que invita a probar sus caldos, porque también los vende... ¡y a que precios! no quiere que vean más de lo conveniente, de forma que la mayor parte de la jamancia la tiene colgada, madurando que dice él.
Lo que no tenía ahumado y ya guardado, lo mantenía en sal muera, hasta huevos de pata cocidos en barriles de sal, oye que abrió uno para cada uno, le hechó encima no sé que era aquello, que se me cayeron los labios al suelo de lo que picaba, la madre que lo parió... y encima él partiéndose el culo masticando guindillas en vinagre, ¡la madre que te parió, les podías haber avisado ¿no?, joder como eres papá! Pedro le hizo esa observación sin demasido ánimo, tambaleándose un poco, no se daba cuenta, pero se iba meando a pedal la pata abajo. Oye Pedro que te has meao encima tío, la parienta te va a poner a caldo cuando llegues a casa... ¡que va, si yo duermo siempre en el suelo... no se entera de nada la pobre! ¿Cómo que duermes en el suelo...? Si joder, en el suelo... ¿tan raro te parece? si me paso hasta Noviembre con las ovejas en el campo, atravesando las cañadas hasta la costa asturiana... ¿te parece que luego pueda dormir en una cama de viscoeslística? Se dice de viscolátex, peor me lo pones, ahora ya no me acuerdo de lo que dije antes, maricón.
Bueno... gente que yo me voy ya. ¿Cómo qué qué? de eso nada, cuando se viene a mi bodega, se viene a mi bodega. Pedrolo parecía tenerlo todo bajo control, coño es que yo ya no puedo más... O sea, que como ya no puedes comer más te das el piro, muy bonito tío, o sea que la compañía no vale de nada ¿es eso lo que quieres decir? Noooo... hombre eso nunca, ya sabes Pedrlo que conmigo puedes contar para lo que haga falta, pero que quieres chavalote, estoy un poco cansao, me tengo que tomar la medicación, ¡un poco de piedad hombre! Mi amigo José cuando ya me encaminaba a la salida dijo en voz alta para que yo también lo oyera, Seguro, coge y llama al negro que traiga a las chavalas, que nos lo vamos a montar. Puede parecer una mala idea, pero Seguro es un nombre seguro, lo deben de ostentar bien pocos. Un día me contaba, que en una isleta de acceso a un polígono cerca de su casa, iba con su Freelander acadito de sacar del concesionario, policía por esa zona hay a manta, una patrulla de la Guardia Civil se pusieron a seguirlos, el bueno de Seguro se puso a dar vueltas y vueltas a la isleta, el hombre estaba pensando que es lo que lo había llevado hasta allí, se le había olvidado. Oye, cosas que pasan en la vida. ¡Me cago en la leche, si no es aquí... por eso no me sonaba de nada esta zona! ¿Se puede saber adonde quieres ir...? le pregunta su mujer... Allí mujer, al Clerc ese que se compra tan bien. Joder que mareo... En el primer semáforo el Megane de la Guardia Civil lo hizo parar. Buenos días caballero, ¿me puede enseñar la documentación del vehículo?
¿Pa qué la quiere usted...? Ha estado usted haciendo maniobras raras en el carrefour anterior, y nos ha parecido que iba despistado. ¿Y que pasa, no se puede despistar uno en coche? Seguro que sí, nos encontramos cada día con un montón de personas que se despistan... Así que usted es... Seguro. Bueno tampoco exagere, muy seguro no iba usted. Yo he sido Seguro desde que me parieron, ¿a que me bajo y lo hostio...? va usted a poner en duda la naturaleza de mi nombre. ¡Ha que se llama usted Seguro...! Por curiosidad... ¿cómo se llama su madre de usted? le preguntó al policía, Virginia ¿porqué? Por nada, para que le diga que tiene nombre de galleta. Así es Seguro, ya ves...
Va, para no hacerles un feo y a mitad del pasillo me di la vuelta y sin pensar en las pastillas me metí de nuevo en la bodega. Desde fuera no lo parece, pero desde dentro flipas lo que da de sí la montaña. Seguimos hasta un recodo del pasillo y allí todo se ensanchó, Pedrolo levantó una lona que tapaba una gran viga bien pulida de madera de ciprés sobre una barra de piedra seca, detrás estaba toda la colección de bebidas con sus diferentes tipos de vasos, y un frigorífico con refrescos y tónicas, bolsas de cubitos de hielo. ¡Mira el pastillero ya vuelve! Sí es que si no me acompaña alguien a casa no podré llegar. ¡Pues ahora mismo lo tienes jodido nen, está a punto de comenzar la fiesta... como comprenderás nadie se va a ir ahora hasta tu casa para dejarte arropadito en la cama! No si ya lo comprendo, me esperaré lo que haga falta, no os preocupéis por mí.
José me dijo esta mañana a eso de las doce, que una chinita me puso fino. Fuiste el triunfador chaval, no bebiste casi nada, te quedaste sobao y yo le dije a la chinita que se ocupara de ti. ¡Me cago en todo... que a uno le pase una cosa así una vez en la vida y luego no se acuerde de nada.
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