LAS DOS ASAS DE LA CAZUELA
Vaya
susto me has dado guapa… ¿Dónde estabas que te he estado llamando y no
contestabas al móvil? Creo que para eso te compraste el mejor que había
¿no? Sí, ¿y qué? Pues que ya estaba a punto de llamar a los
hospitales, a ver si te había pasado algo con el coche… ¡Hala exagerado…! Habrías sido capaz y
todo. ¿Cómo…? Estaba preocupado de
verdad Concha, estas cosas no se hacen.
Oye guapo, ya sabes que mi trabajo no tiene horario fijo, no sé si lo
sabes pero vendo pisos, y hay muchos que vender ahora que la economía va algo
mejor. Ya lo sé pero una llamada para
advertir que vas a llegar más tarde, me parece a mí vamos, no cuesta nada. Bien que cuando llega el fin de semana me
tengo que olvidar de ti… ¡el señor como va al fútbol y sale con los amigos a
divertirse por ahí…! Me tengo que quedar en casa con el niño sola sin tener ni
ayuda ni compañía.
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Consuelo
es muy buena persona, cuando llega su marido, después de tener que atravesar la
ciudad de punta a punta para llegar a casa, se saca los mocasines se desanuda
la corbata y le pide a su mujer una clara, hace calor. No la ha visto, pero sabe
que está en casa, escucha ruido en la cocina, está allí preparando la ensalada
de la cena. ¡Consu…! ¿Qué no me has oído llegar y que te he pedido una clara?
No faltaba más que eso, que me tuviera que levantar del sillón para hacérmela
yo. Creo que es lo vas a tener que
hacer, yo no te la voy a llevar. ¿Y eso
por qué? Porque estoy harta de tus
exigencias y de tus aires de señorito.
Oye Consu que vengo de trabajar ¿vale…?
Ya lo sé, pero yo no soy ninguna mierda, estoy hasta el coño de que
llegues a casa, y no te dignes ni a darme un beso. Memeces nena, ya sabes que te quiero, lo que
pasa es que vengo agotado de tanto conducir.
Y yo de tanto estar al tanto de todas tus exigencias. José Luís se
acerca a la cocina, Consu está malhumorada, se le nota a la legua. La coge por
detrás y le da un beso en el cuello.
¡Que tontita eres…! Sí ya lo sé,
vuelve al salón y lee una carta que hay sobre la mesita de centro. Es una
demanda de divorcio. ¿Pero es que te has vuelto loca o qué? Puede, pero prefiero vivir sola a estar mal
acompañada, tenemos que echar un polvo cuando tú quieres, tenemos que salir a
cenar cuando tú lo decides, tenemos que quedarnos en casa cuando a ti te place,
no guapín este rollo se te ha acabado.
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Tú
madre es una irresponsable, a esa no le dejo a mi niña ni loca. Pues ya me dirás que hacemos con ella, yo no
estoy de acuerdo en pagar una guardería, porque tú tengas este capricho. De capricho nada Mario, sabes que en la
guardería, le enseñan muchas pequeñas cosas útiles, para cuando entre en
preescolar. Ya, pero vale una pasta cada
mes, que no, de eso ni hablar. Pues ve
haciéndote a la idea, porque casi no quedaban plazas y ya la he inscrito. Vas y la desapuntas, no me jodas, que se nos
va la mitad de tu jornal en esta tontería, teniendo a mi madre. ¡Si tu madre se perdió dando la vuelta a la
manzana la semana pasada, cuando fue a buscar el pan, que se lo tuvieron que
traer a casa. He dicho que no y es que
no, ya hablaré con ella. Eso, hablarás
con una pared, al principio le hará una ilusión… pero estoy segura que los
municipales las tendrán que salir a buscar por ahí perdida, y tendremos que
dejar el trabajo nosotros, para ocuparnos del asunto.
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¡Mira
niños me tenéis harta, parad un momento que estoy hablando con vuestro padre
por teléfono! Que sepas que eres un cabrón, habíamos quedado en que pasarías la
pensión cada cinco de mes y ahora me sales conque te han despedido… ¡qué
casualidad hombre…! Pues ya sabes lo que hay, si el mes que viene, no me llegan
los dos meses, te denuncio. ¿Queréis parar de una puñetera vez? Es que no me deja
ver los dibujos, y ella sabe que estos dibujos los veo cada día. ¡Sí hombre ni
que lo hiciera para joderte…! Cuidado con esa lengua que te la corto ¿vale? La
niña se levanta del sofá y se mete en su habitación dando un portazo. Con trece
años ya le parece que es toda una señorita.
Lo
cierto es que esta vez, la madre está con un cazo en la mano de comida ardiendo,
y si se le cae, puede ocurrir cualquier cosa. Con la promesa de que el mes que
viene cumplirá con sus obligaciones de padre, Cesar se despide, se le agota la
batería. Da un beso a los niños de mi parte.
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Esta
mañana me he levantado temprano, a las diez y media, hace un día radiante y lo
primero que hago es cagarme en las muelas del tío del butano que está dando la
matraca con las botellas ara que los vecinos sepan que ha llegado. Cleo se
levanta a las seis, trabaja en una pensión de Las Ramblas de Barcelona, llega
la pobre hecha polvo, los propietarios quieren ahorrar en personal como todo el
mundo, así que la pobre Cleo hace un poco de todo, desde hacer camas y limpiar
habitaciones, hasta meterse en la cocina a ayudar a la chinita que contrataron
hace un año, y que la pobre, no tiene todavía ni idea, de cómo se cocina sin un
wok. Hoy me toca ir a la oficina de empleo, tengo que fichar, tenía ordenador
pero sin ADSL, mangaba la señal de un vecino, un amigo que entiende de estos
temas me dijo se podía hacer, pero un día me lo caparon y listos. ¡Hay que ver
lo poco solidarios que son la gente he…! Por Internet no tenía que moverme de
casa para sellar, ahora tengo que hacerme una caminata que ni te cuento, y
hacer cola que te puedes morir. Menos mal que Cleo es toda una señora y saca
adelante los gastos de la casa, hasta alguna vez a he invitado al cine. Es lo
menos que puedo hacer por ella, todavía no ha visto una película entera, se
duerme sobre mi hombro, en cuanto terminamos de ver la peli casi arrastrando
los pies, llega a casa y se mete en la cama.
Menos
mal que la vecina del primero es viuda y además joven, cuando deja a los niños
en el cole, me da un silbido y bajo a hacerle compañía un rato.
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