MATAR O MORIR
Es
solo una forma de hablar que conste, eso me recuerda a un amigo que fue recoger
al aeropuerto a otro amigo a quién se le había muerto la madre. Ningún otro se
atrevió a hacerle frente a aquel desafío más que Leopoldo, un rudo pescadero
acostumbrado a la vida en la mar. Oye
Mariano, le dijo cuando este bajó del avión, si yo te dijera que se muera tu
madre o que se muriera la tuya, ¿qué me dirías…? Pues que se muera la tuya… no te jode. Pues mira por donde se ha muerto la tuya
dijo Leopoldo.
Eso
es solo un chiste malo, pero la realidad se impone, todos queremos seguir vivos
sin que nadie se interponga en nuestro camino, salvo las enfermedades que en
forma de plaga, terminan con buena parte de la humanidad. Pero para eso no hace
falta matar, hay quién se mata de diferentes formas sin tener que pegar un
tiro, solo fastidiando al prójimo. Eso de por sí, indica que debemos ser fieles
a nuestras convicciones, nuestras esperanzas y nuestros objetivos.
Puede
que sea un malvado pero lo mío es vivir, y vivir lo mejor posible, gran parte
de mi vida me han dado hostias por todos lados, alguna vez he dado yo a otros,
pero solo ha sido para defenderme, para que haya una igualdad entre quién da y
toma. Me han saltado algún diente que otro, me han abierto la cabeza de una
pedrada, pero por lo demás… yo también he satisfecho mis deseos de seguir vivo,
no me he resignado a dejarme pisotear sin más.
Que
conste sin embargo, que eso no se aprende solo con fuerza y juventud, a veces
es cuestión de astucia, ésta la aprendes, a base de ver como pelean otros. Hace
ya bastantes años, de eso no supo nada mi primera esposa ya fallecida, que dios
la tenga en su memoria, salíamos de un hotel donde varias familias íbamos a bailar
en un lugar de costa dorada, tomábamos unos refrescos y los que ya nos
conocíamos, bailábamos intercambiándonos las parejas dependiendo del baile que
fuera. Me fijé mientras mi esposa estaba bailando con un amigo, en dos
elementos que no dejaban de observar su culo bailando salsa.
Desde
joven me han enseñado a ser buen observador, llamé a uno de ellos acercándome a
la mesa y le dije si podía salir a la calle…
Tengo un recado para ti, ¿has visto a esta mujer que está bailando con
ese muchacho rubio? Claro quién no. Me ha dado un recado para ti, ¿a sí y que te
ha dicho? Abrí la puerta de mi coche y cuando él metió la cabeza, invitado por mí,
la cerré con toda mis fuerzas. Ese es el recado mamón, si vuelves a entrar aquí
dentro te descuelgo la cabeza de los hombros, ¿entendido? Con apuros hizo un
signo de asentimiento, luego cayó de rodillas al suelo tosiendo y sujetándose
el cuello con ambas manos.
Ahora
si os tengo que ser sinceros, no tengo a nadie a quién proteger más que a mí
mismo, si algo hay que hacer por alguien se hace, aunque me vaya al hoyo con
él. Pero debo cuidarme, el médico me ha dado muchos años de vida, no tengo
enfermedad terminal alguna pero… eso sí, me ha recomendado calma, que no me
ponga nervioso, que deje de preocuparme por las cosas y así viviré mejor. En
eso estoy, sin prisa pero sin pausa.
Y
mientras tanto, eso, no hace falta matar, pero morir por morir tampoco es el
tema.
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