viernes, 4 de septiembre de 2015

                                                            EL PINTOR DE DRAMAS

Vive rodeado de libros y legajos, de estantes con bocetos de trabajos inacabados, no es demasiado viejo, pero si lo suficiente, como para que esté más que justificado lo que tiene en su casa, para algunos sería un museo digno de apreciar determinadas cosas, libros y cuadros hechos por él. Para otros, el solo hecho de entrar en esa casa, y respirar los olores que despiden cuadros y cuadernos, pinturas que se han secado encima de los paletines, telas tensadas en sus respectivos bastidores de madera.
Lo conozco desde hace muchos años, me consta, que no es ni un loco ni una mala persona, es una persona peculiar, cuando a alguien le dices que alguien es peculiar, muchos, sencillamente desconfían. ¿Cómo debería ser una persona, para que encajara dentro de los parámetros de lo normal? Quizás alta, gorda, rubia, con un buen coche, que vistiera de determinada manera… no sé, cada cual tiene sus propios prototipos de su personaje ideal, pero no por eso debieran despreciar, o dejar de apreciar, a los que se salen de estos modelos preestablecidos.
A través de los años, comprendo que este hombre sea como es, pero no es para tanto… solo es una persona normal que come como todo el mundo, vive como todo el mundo, y ve la vida a su manera, así de sencillo. He tenido el privilegio de estar en su casa, invitado por él, me dijo que subiera a su casa, le interesaba saber mi opinión acerca un tema que estaba tratando de plasmar en una gran tela. Un gran trozo de plástico en el suelo protegía la pintura del polvo, era su estudio y solo me dijo al entrar… Procura no levantar mucho polvo, camina poco a poco y mira la pintura desde una distancia de tres metros, captarás mejor la esencia de lo que quiero representar.
Hice lo que me dijo y al observar me di cuenta, sin entender casi nada de pintura, que aquel hombre tenía el alma herida. No era sencillo observar aquel conjunto de colores, por otra parte, allí no se veía figura alguna, solo líneas de diferentes colores, todos ellas pálidas, con algún bermellón que hacía que resaltaran unas aparentes manchas hechas adrede que se difuminaban entre las grandes líneas de diferente grosor. Intuí que aquel cuadro no quería representar paisaje alguno, era más bien una pintura visceral, como un vómito de amargura incontrolable.
¿Te gusta? Me preguntó, antes de contestarle le pregunté a su vez que parte de su corazón le incitó a usar aquellos colores, que representaban aquella especie de nubes, de ríos que parecían adivinarse fijándose bien en el conjunto de la tela. Es el fruto de los dramas personales que he padecido y que he provocado a lo largo de mi vida, el pintor honrado debe reconocer que lo mismo que lo han herido a él, ha hecho lo propio con los demás, eso es lo quiero que se vea. ¡Si tuviera la suerte de que los demás lo vieran de la misma forma que tú, ya me conformaría!  Mi corazón palpitaría con más fuerza de lo que lo hace ahora.
Nos sentamos sobre unas cajas de madera, y comimos un trozo de queso curado acompañado de unos vinos. Me has hecho un gran favor subiendo al estudio a ver mi cuadro, no te imaginas los bocetos y cuadros de prueba que llevo hechos, al subir por la escalera, te habrás fijado en la cantidad de obras que tengo acumuladas ahí. Sí, las he visto y lo cierto es que se nota que no eres una persona que deja pasar el tiempo de manera ociosa. Ya llegará ese momento, pero de momento, mientras pueda sostener un pincel en la mano, seguiré examinándome hasta descubrir si de verdad soy un buen pinto de mis propios dramas, solo eso me interesa.
Creo que lo has logrado con esta obra maestra… Calla, no digas eso, este cuadro es solo el principio, tengo mucho que pintar para concluir con la interpretación de mi propio autoexamen.


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