miércoles, 30 de septiembre de 2015

DESPEDIDAS

                                                                     DESPEDIDAS

Algunas las recuerdo, otras no se me  han olvidado, me da la impresión que jamás me he despedido de nadie, que siempre he estado cerca de todo el mundo, la gente, la familia, los trabajos, unas veces, de todos los nombrados, me han despedido, otras me he despedido yo. Pero creo que siempre he tenido cierta parte de razón al despedirme de determinados lugares, cuando te despiden sin besos, las despedidas son muy tristes.
Despedirse de un trabajo no es trabajoso, a veces hasta te alegras de haberlo hecho, ahí no hay besos que valgan, te pagan, si te corresponde te dan el finiquito, te pagan vacaciones atrasadas y adiós.
Cuando el tema va a mayores, es cuando esto mismo, lo tienes que hacer de tu casa, cuando te tienes que ir por una razón u otra, está claro que dar un paso así es duro, esas despedidas a menudo tampoco terminan bien. Cuando hay desacuerdos, tampoco hay besos, y menos si la cosa va de tribunales, separaciones forzosas que se distorsionan con el tiempo, hay momentos en los que no sabes si eres tú el culpable, el provocador de esta situación, o es la otra persona. De cualquier forma es una agria despedida, dejas el camino andado con esta persona, todavía lleno de piedras,  emociones que con el tiempo te trastornan, comienzas a soñar y a soñar, empiezas a examinarte por dentro para saber en qué has podido fallarle.
Otra cosa es que llegues un día del trabajo o de tomarte un café, y te encuentres la casa sin ella, sin sus cosas, solo el ligero perfume que usa flotando en ese espacio vacío y pesado. Desde entonces, desde ese mismo instante, comienzas un peregrinaje que te lleva de forma inmediata a preguntarte ¿por qué? ¿Ni siquiera una despedida merezco, una razón de peso que explique esta acción? No hombre… ¿Dónde vas? Si no ha sido una despedida capullo, ha sido una huida, un “me voy porque estoy cansada de esta situación” ¿de cuál…? Tú sabrás, es probable que hayas provocado esta huida, pero no te pongas a llorar por eso… lo mejor es, que aunque te cueste, comiences a calentarte tu solo la cama, a limpiar la casa, hacerte la comida y poner el lavavajillas y la lavadora. No sé, pregúntale a alguna vecina, si es que lo ignoras, como va lo del programador de la lavadora, no vaya a ser que además de quedarte solo, jodas la ropa.
Que no, que no, que no se pueden dar consejos a nadie por esos asuntos… “consejos vendo y para mí no tengo”, acuérdate de este dicho. Yo por lo menos no puedo darte consejos amigo mío, ¿Tú sabes la de veces que me han despedido a mí, y me he despedido yo, y me he quedado en blanco?
Por lo menos, que esto te sirva de experiencia para la próxima vez que tengas que tratar con alguien del sexo contrario, mira, ¡yo la he cagado de veces…! Ni siquiera me atrevo a comentarlo son cosas mías, algún día me soltaré la melena y encontraré a alguien que me escuche. La gente no quiere que les cuentes problemas ni tribulaciones, es una cuestión de supervivencia, todos queremos salir vivos de este pozo con algo de dignidad.
Solo una sugerencia, no te ates la manta a la cabeza a buscar sustitutas entre tus amigas ni nada por el estilo, ahora no, por lo menos deja pasar un tiempo, luego ya, aunque te sigas acordando de ella porque se fue sin despedirse, con tranquilidad, sin arriesgar sentimientos, sal a cenar con alguien, el tiempo y los comportamientos dan la razón a aquel que la tiene.
Compromisos, ataduras, enlaces que a veces duran, pero que de verdad, la única, es que nos procuramos siempre, que nos lluevan hostias por todas partes. No creas… a lo peor ya se está arrepintiendo de lo  que ha hecho. Imagina que un día yendo a trabajar, sales de tu casa y te la encuentras delante de la puerta apoyada en un árbol, con los brazos cruzados sobre el pecho, esos senos que te acomodaban y te ayudaban a dormir como un rey, ¿Qué harías…? Huy que careto pones… eso quiere decir que la recogerías. Pero has de tener presente, que estás saliendo con Paulina, y ya medio en serio, cuidado que carta juegas, porque como no saques un as y ganes, la cagas. Vamos que te meten un gol por toda la escuadra. ¡A ver si te quedas sin las dos y tirado en la cuneta!

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