sábado, 26 de septiembre de 2015

CANCIÓN DEL ADIOS

                                                             CANCIÓN DEL ADIOS

No siempre tiene que ser una canción triste, a menudo esas canciones son de bienvenida en cualquier otro lugar. Adiós a un lugar, llegada a otro, más maneras de vivir, formas de pasar frio y calor que habíamos olvidado, que descubrimos de nuevo.
Ya he estado en lugares parecidos, en las orillas del Mediterráneo, con el sol tostando mis espaldas, de mirar por las noches como los gatos, hacia otro lado cuando las parejas están sudando entre las barcas de pesca y llenos de arena. El adiós es el querido deseo de vivir, la forma más fácil de fundar una nueva reseña en el mapa de tus vivencias, el modo perfecto para mí que llevo solo una mochila con cuatro trastos.
Sol potente, calor y sabor a sal en los labios, es una opción que tiene como único motivo el ser yo, ser sencillamente como soy, vagabundo y conspirador con la naturaleza, me gusta que la gente se asombre de los cambios que llevo a cabo, ¿por qué vivir solo en un lugar en un país tan grande, y entregado a cualquiera que quiera descubrirlas?
Admito mi locura, admito que me llamen inestable, aprecio que se me tenga como un descubridor de lo ya descubierto. No he descubierto todavía todos los vientos que azotan a veces sin piedad el suelo que piso, me gusta hacer pájaros de papel para ver adonde los llevan los aires que me conducen a algún lugar lejos de donde estoy ahora, aquí ya lo tengo todo visto, esa es la ventaja del que nadie tiene y sin embargo desea ser un ser anónimo allá donde va mi sombra.
Es por eso que los adioses  o son más que una realidad que unos podemos cumplir y otros no, tienen esposa e hijos, padres y amigos a los que no pueden abandonar. Como quiera que sea que ese no es mi caso, me voy y llego, vuelvo a irme y llego a otro monte, a otro mar, a otra fuente que sacia mi sed.
El caso es que a menudo esto te lleva a fracasos, te equivocas, aciertas o simplemente anuncias desde la lejanía que estás a punto de visitar a distancia, una llanura deslumbrada por el sol, un mar cegador por el sol de la tarde, o el puente que a punto de cruzar, entorpece el camino porque no soy capaz de cruzar, padezco de mal de altura, busco otro sitio y cuando lo encuentro me descalzo y me mojo los pies para ver si el agua me satisface.
Esos son los adioses que quiero, los fines y los comienzos, un techo diferente y una calle que poco importa que esté asfaltada o no. De forma, que para lo que muchos entienden esa palabra, adiós, para mí es solo un hasta otra… o hasta pronto, toda la tierra está unida por la misma masa, ¿quién sabe qué me traerá  el próximo invierno, o el próximo verano? En el mejor de los casos el amor me dirige, quién no lo sepa digerir, no tengo ningún problema en marchar hacia otros pagos, desde los cuales un día u otro, tendré que decir adiós.


                                                               ----------------------------

No hay comentarios:

Publicar un comentario