ESTANDO CIEGO, YA
NO MIRO PARA ATRÁS
Creía que de algo
serviría hacer siquiera el gesto, de mirar atrás para ver si alguien me sigue
en mitad del mediodía. No me sirvió de nada, el golpe que alguien me dio, y con
él, el susto de verme en el suelo pateado por zapatos anónimos, me resultó un
alivio. Sí estaba hecho polvo, contrariado, cabreado pero a la vez contento. La
razón fue, que pensé que estaba ciego, que no podía ver más allá de mi propio
interior, al estar ciego no supe si alguien se interesó en lo sucedido, solo
alargué el brazo y me pude aferrar a la reja de una ventana que debería estar a
ras de suelo.
Alguien que decía
conocerme, me dijo que aún ciego podía defenderme de cualquier atacante, que
existían técnicas orientales para poder defenderse igual que si viera. Te
enseñan a escuchar cualquier sonido amenazador que te pueda hacer algún daño.
¡Que gracia me hizo esa oferta…! Ver estando ciego debería ser una pasada, pero
no me interesaba para nada ir a aquel antiguo maestro oriental, que practicaba
con todo tipo de personas, métodos de los monjes Shaolín. Ve hombre hacen
clases para los ciegos también…
Escucha, le dije,
si cuando tenía una vista de águila mi vida ha tenido poco significado, ¿Qué voy
a solucionar ahora que me cuesta mantenerme en pie? Déjalo, espero que esto no
se repita más, he recibido palizas en el transcurso de mi vida, que me han
dejado mucho más tocado, me las han dado mi propia gente, y ni siquiera he
querido defenderme. Soy una de esas personas que están colgadas de una cuerda,
como las piñatas, para que por turnos vengan los niños a darle palos, hasta que
la rompen y reciben su recompensa. ¿Por qué no? Es agradable hacer felices a
los demás, a pesar de que esa felicidad sea pasajera, con tal de dar un poco de
alegría a los que ven, estoy dispuesto a dejar que me golpeen.
Es una de esas
cosas de la vida que no puedo evitar, cada cual es como es, y en mi caso, soy
lo que se diría en determinados círculos, un perdedor. Ser ciego es perder uno
de los mejores y más valorados atributos que el ser humano posee. Sin embargo,
si uno se queda ciego, o deja de querer ver las cosas sucias de la vida, es
mucho más feliz que los que no pasan por alto nada ni a nadie. No es bueno
estar siempre a la expectativa de cuanto sucede a su alrededor, eso es como ser
un soldado condenado a muerte, con su fusil cargado dentro de una trinchera,
esperando cuando va a surgir la sorpresa de un ataque.
Es mucho mejor en
determinadas ocasiones ser un pobre ciego, a pesar de lo que te pueda deparar
carecer de estos órganos vitales aparentemente, para la vida.
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