LA RAMBLA
Vivimos en un bloque donde todos los vecinos nos conocemos, con algunos tenemos más roces que con otros, ya se sabe que ha veces, es por motivos de falta coincidencia en los horarios de trabajo y demás. Nada, que en nuestro caso todo está bien en lo relacionado con los vecinos, se oyen de vez en cuando quejas y algún que otro grito.... Dejad qe baje el ascensor coño ya, que estamos esperando aquí abajo con toda la compra desde hace diez minutos, que no es cierto, siempre exageramos, para a ver si la gente se apura un poco. Eso suele pasar los Sábados, cuando vas a comprar a las grandes superficies, y terminas trayendo contigo veinte cosas, que no preveías comprar.
Pues oye, llegamos a casa mi marido y yo, y nos encontramos la puerta del piso, abierta de par en par. Espera aquí Consuelo déjame entrar a mí primero no vaya a ser que tengamos algún disgusto... ¿vale? Nada, mi marido ha visto demasiadas pelis de James Bonn, asoma la cabeza por el pasillo y la vuelve a meter en dirección adonde estamos. ¿Vas a continuar haciendo el gilipollas o entro yo? No mujer, solo ha sido un amago para ver si había alguien a la vista... joder como te pones tú también. Al final he entrado pegando gritos como los indios alrededor del fuego... ¡Como no salga quién esté aquí dentro del piso, lo forro a palos, ¿me oye alguien?!
Mira que te gusta meterte en líos hostia, ¿y si sale un tío con una navaja y te raja qué...! Ha, ¿y tú dejarías que me rajara no? No quiero decir eso mujer, pero hay que ser cauto, si hubiera algún ladrón, tendríamos que sorprenderlo mejor que nada. Oye, ¿porqué me hablas tan bajito, no se te oye una mierda? Por si hay alguien, ¿por qué va a ser...? Si hombre con el grito de guerra que he dado, si hubiera alguien estaría nadando ya camino de Mallorca, lo que no entiendo es porqué está la puerta abierta de par en par. ¡Hola papa..., mama ¿me has comprado los calcetines que te dije?! La madre que te parió que susto me acabas de dar, se me va a salir el corazón del pecho, ¿no te da verguenza salir de casa y dejarla abierta como si esto fuera la rambla? Hombre no hay para tanto, estaba aquí delante en casa de Rosario, esta es una de las hijas, la pequeña que ya tiene dieciseis años, su nombre es Lídia, ¡se ha comprado una ropa interior mama que si la ves... no sé cuanto le ha costado a su novio, pero lleva ligueros y medias con costura.
¡Rosario... asómate un momento que te vea mi madre, no quiero que piense que exagero! ¿A que mola mama? ¡Joder si mola...! Tú pasa para adentro fisgón, empieza a meter los congelados en el frigo.
Cuando llega el verano, las puertas de estos dos pisos no se cierran nunca, al fin de cuentas son solo once vecinos, tres en el entresuelo, y dos por planta hasta el quinto, con ascensor eso sí, pero para cuatro personas, que en conjunto, no pesen más de doscientos cincuenta kilos, o sea, dos personas con una buena compra para todo el mes. Jacinto trabaja desde que tenía catorce años en Correos y hasta es encargado de las cartas que se envían al extrangero, y de la paquetería también, antes curraba más, se hacía todo a mano, ahora todo está mecanizado o casi todo.
Falta mencionar a Mari Flor que haciendo honor a su nombre es una criatura que parece una diosa de la naturaleza, callada pero bonita y siempre perfumada, que se llena toda la escalera de su aroma, aunque estén haciendo una sardinada en algún piso, huele a Mari Flor. No curra, por lo menos en algo que se sepa, a diferencia del padre, que reparte Donuts y sale de casa antes que amanezca. Tiene un móvil de estos de última generación, suena a deshoras, se ducha, se perfuma se viste con una ropa que nunca podrá comprar la vecina de enfrente de su casa, Rosario y al salir a la calle pide un taxi.
Viven en la calle Tallers, que quieras o no es bastante céntrica, a un paso de la Rambla de Barcelona, y muy cerca de donde trabaja su padre en correos. La otra nena va a un buen colegio de pago en la calle Pelayo... pagan por un piso de casi cien metros, de los que se construían antes, hace muchos años atrás, recién terminada la guerra, ciento noventa euros al mes, ¡ya me dirás quién se mete en una hipoteca pagando esta mierda de alquiler! Sí vale, por la noche y creo que durante el día se ve a mucha policía, uniformada y de paisano, de la secreta, hay drogas y rollos como en cualquier otra gran ciudad.
Ahora... eso sí que no, ambos padres de familia han discutido mil veces sobre el mismo tema... Tío no puede ser que suba por la escalera, y porque haga calor y el baño lo tengamos junto a la galería, vea pasar a tus hija en pelotas cuando salen del baño, o a tu mujer. Yo también he visto a la tuya, pero oye, para mí como si fueran mis hermanas... eso también te lo digo. Es que no sé si sabes, que algunos vecinos cuentan por ahí, que nos intercambiamos a nuestras mujeres... Si también dicen que Mari Flor es puta. Bueno es punto y aparte, eso es verdad, pero oye no voy a ser yo la que le diga como tiene que vivir su vida.
¡Lo ves... lo sabía, tiene razón Ramona, m mujer digo, hace tiempo que me lo viene diciendo y yo defendiéndola. Oye que el ser puta porque le guste no es nigún pecado, se saca una buena pasta y la invierte, en qué ya no te sé decir, pero creo que se ha comprado algo guapo, por la zona de Pedralbes. Una torre de esas que se hacían construir los que se iban a hacer fortuna a Las Américas.
Bueno... entonces ¿dejamos el tema como está, en lo que respecta a poder entrar y salir de nuestras casas cuando queramos? Sí hombre, para que complicar las cosas más de lo que está la vida ya. Tens raó nen, deixem-ho així.
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