viernes, 11 de septiembre de 2015

INTERESADOS EN EL DOLOR

                                                        INTERESADOS EN EL DOLOR

Hacedmelo saber, he perdido la sensación de sentir ni gozos ni dolores por lo que sucede a mi alrededor, antes sabía, que existiendo del modo que lo hacía, podía. es más, estaba consciente que el sufrimiento sería una de las máximas de la vida, que de forma más o menos constante, llegaría hasta el fondo de mi paladar, el sabor de la duda, del desconcierto, del dolor. Todo eso por tomar una mala decisión, por equivocarme de camino, por cambiar la C por la Z en determinadas palabras, asunto ese imperdonable en los tiempos en los que vivimos.
Tiempos difíciles estos en los que ahora vivímos, nos queremos evitar a toda costa el sufrimiento y la angustia, y eso hoy, es imposible de evitar, sea lo que hagamos y lo que determinemos. Visto desde el punto de vista de algunos pensadores, se podría concluir, que aparentemente deseamos el sufrimiento, pasa por ser una de las inevitables circunstancias de la necesidad de que nuestra mente se equilibre. Cual cuerdas de guitarra, que han de ser tensadas o destensadas según el sonido que queramos que expresen, nuestras personalidades, necesitan en determinados momentos, explotar para que evolucione nuestro pensamiento.
Lo que ayer nos parecía impensable, hoy es una realidad a la que teneemos que hacer frente con prontitud a veces y con absoluta determinación otras.
No necesitamos el dolor pero va impreso en nuestros genes, del mismo modo que el cáncer u otras enfermedades, que esperan adormiladas dentro de nuestro organismo. Lo creamos o no, diariamente ingerimos con las  comidas y andando por la calle, dos kilos de bacterias de las cuales la gran mayoría son malas, nocivas, pero dentro de nuestro cuerpo hay también millones de otras de esas bacterias, esta vez buenas, que luchan contra las malas, se estalece una feroz lucha que nosotros no sentimos.
Es a  medida que pasa el tiempo cuando comienzan los problemas, gástricos o pulmonares, da lo mismo, estas bacterias luchan entre ellas, hasta que unas ganan y las otras pierden. Pero en cualquier caso nunca hay que subestimarlas, nos afectan y mucho. ¿Somos capaces de mantener ests efectos a raya...? De ninguna manera, así pues por mucho que queramos, los efectos de estas luchas internas, afectan nuestro comportamiento, de alguna forma aunque queramos evitar el sufrimiento, padecemos, nos volvemos locos a la hora de tomar decisiones, abandonamos a nuestras familias o les hacemos daño, a veces irreparable.
Esta es en definitiva la conclusión más razonable: Si alguien cree de veras que puede vivir sin temores ni sufrimientos, sea casado soltero o viudo, que se lo quite de la cabeza, no es que nazcamos para sufrir, nacemos para vivir, y la vida conlleva precisamente, dolor y alegrías.

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