viernes, 20 de marzo de 2015

ACUERDOS.


                                                                ACUERDOS

Te cambio tres gallinas por cinco tórtolas. No ni hablar, si quieres cinco tórtolas me tienes que dar cuatro gallinas y que sea ponedoras jóvenes sino nada. Hombre... eso es demasiado, piensa que las gallinas te pueden estar dando huevos por lo menos un año, en cambio las tórtolas no las quiero más que para cocinarlas.
El acuerdo se llevó a cabo en medio de cierta tensión, ninguno de los dos quería al final desprenderse de sus animales, les habían cogido cierto cariño. Ya ves, animales de corral o de jaula como quieras llamarles, y el que cambiaba las gallinas le dice al otro... Has salido ganando, las gallinas que te llevas son las mejores de la comarca, ya sabes que es verdad lo que te digo. Puede, contestó el otro, pero para que me den huevos tendré que alimentarlas ¿no es así?
Fue él el que propuso el canje, de forma que no insistió demasiado, solo se lamentaba por tener que haber tomado esta decisión. El asunto fue que su suegro le había regalado una docena de tórtolas, también ellas ponían huevos, pero una noche de no se sabe que día alguna alimaña entró en la jaula, la destrozó y mató a las palomas, seguramente los zorros que abundaban por aquellos parajes entonces, fueron los responsables del desastre. Los suegros vendrían al cortijo a pasar unos días y lógico era, que entrara en la jaula de las tórtolas para ver su desarrollo, no podía permitirse Remigio dejar las jaulas vacías, quería de ese modo satisfacer a su suegro y de paso a su mujer que lo premió con mimos constantes los siguientes días.
La visita fue de lo más provechosa, los suegros le dejaron el dinero necesario para comprar el tractor que tanta falta le hacía, la tierra se había ensanchado y tres hectareas de terreno más destinadas a plantar viñas, iba a ser un buen negocio. Contento al ver que todo estaba en orden se fueron los dos de nuevo a su casa.
¿Te has fijado Agapita? de treinta gallinas que tenían solo les quedan quince. Bueno será que se les han muerto, ya sabes tú mejor que nadie cómo van estas cosas. Que va mujer, lo que pasa es que no querían perder el préstamo para comprar el tractor, las tórtolas que tiene no es capaz de criarlas Remigio ni en pintura, el pobre cree que no me he dado cuenta del cambio, que conste que lo hago por nuestra hija, porque la quiere como a la niña de sus ojos, que si no... otro gallo le cantaría.

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