jueves, 19 de marzo de 2015
TORNADO
TORNADO
He pasado mucha vida en el ojo del tornado, ese lugar desde el que ves la inmensidad de lo bueno y lo malo, las transformaciones que causa en tu vida dar vueltas a una velocidad de vértigo, vomitando continuamente en esta vorágine terrorífica de desenfreno y locura.
Nunca sabes donde te va a expulsar esta espiral que todo lo arrastra, jamás puedes llegar a imaginar al no estar en tu sano juicio, donde caerás y cómo lo harás, imposible tener un ápice de cordura en mitad de tanta vuelta, de estar suspendido en el aire cabeza abajo, y otras veces, con los pies casi tocando tierra pero suspendido todavía, porque el tornado no te quiere soltar, es tu dueño.
El tornado son esos años en los que crees que ya has hechado a volar, que nada te impide conseguir las metas que te has propuesto, que nadie va a interferir en tu camino, no pueden eres grande y fuerte, te sientes poderoso y capaz.
Pero un viento tormentoso se levanta por el este, es suave y hasta cálido a veces, luego, ha medida que van pasando las horas se establece en un lugar y comienza a alimentarse de agua, piedras y arena, el vórtice se acentúa como una aguja que comienza a dibujar en la arena su propósito. Yo creía que a mí no me afectaría, estaba lejos de su influencia, pero la curiosidad por lo desconocido te entrampa, toqué con la punta de mis dedos, aquella singular figura que comenzaba a cobrar forma, unas formidables formas, tentadoras, curbilíneo diseño de una creación justa pero dispuesta a robarme.
Me dejé robar, me abrazó y me perdí en medio de aquella tormentosa influencia, lo perdí todo por mi maldita curiosidad, casa, esposa e hijos, una gran pérdida sin duda, la estupidez hizo que no me diera cuenta de todo lo perdido, para entonces ya estaba rodando dentro del tornado, ¿adonde me llevaría ahora? me lo preguntaba entonces en mitad de aquella tormenta que me tenía atrapado.
Seguro que el futuro me depararía alguna sorpresa, pero ¿cual?, no estaba en disposición de decidir, dando vueltas como un loco, sin poder hacer más que seguir las violentas corrientes que me llevaban de acá para allá.
¡Menudo viaje...! más que viaje, aquella experiencia fue una pesadilla de la en principio, me parecía imposible salir. Pero todo lo que comienza termina, el tornado comenzó a perder fuerza, aun estando dentro de él pude sentir que aquel no era mi lugar, que la curiosidad es mala a veces, que te puede aniquilar machacar, convertirte en simplemente nada, o nadie. Me correspondía algún lugar, el que fuera, pero tenía un lugar en la tierra, que deseaba volver a tocar con mis pies.
Cuando esto sucedió, volví en mí, y mi razón me convenció que con el paso del tiempo, tendría algún indicativo de cómo encontrar de nuevo mi casa, mi familia, a los míos. Pasé por unos momentos un tanto desagradables y dolorosos a la vez, ¡cómo echaba de menos a los míos...!, fueron ellos los que me encontraron a mí, y agradezco a todos los dioses habidos y por haber, que eso fuera así.
Voy camino del calor del hogar, el tornado me ha enseñado, que hay que huir cuando te tienta, que no hay que acercarse a menos de mil kilómetros si es posible, si quiero conservar la seguridad que espero tendré ahora. Me han dicho que me esperan con los brazos abiertos, los míos los llevo igual de abiertos para abrazarlos a todos a la vez, creo firmemente que ahora es mi momento, el de ellos también, bastante han sufrido estando separados por tanto tiempo de mí injustamente.
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