¡QUE SUERTE TENGO!
Unos cuantos de los vecinos a los que les ha tocado la lotería de navidad festejan por el barrio que les ha tocado el primer premio, tienen décimos enteros del 16483, el número de la suerte. Casi todos van con fotocopias del número, ya se sabe cómo funciona esto, al primer descuido y en medio de las masas tiran del número que llevas en alto para que todos sepan que eres un afortunado y zas..., te lo mangan. A Isaías también le ha tocado la lotería, da saltos de contento, va gritando a todo el mundo con quién se cruza... ¡Que suerte tengo, a mí también me ha tocado...! Yo cerraba el furgón para ir a llevar el pan recién honeado a unos restaurantes de la zona, cuando me lo encontré de vuelta a su casa.
¿Que tal Isaías como va todo? Cojonudo tío me acaba de tocar el gordo de la lotería, doscientos y pico mil euros, ¿qué te parece? Eso es fantástico chaval, a ver si lo celebramos cuando te vaya bien con unas cañas. Si las pagas tú vale, porque aunque me ha tocado el gordo me han robado el billete del bolsillo de la camisa, pero de cualquier forma ¡que suerte he tenido...! jamás me había tocado nada en ningún sorteo, ni en los ciegos, ni en las quinielas. ¿Cómo que te han robado el billete... lo llevabas encima? Pues sí, estábamos todos delante de la administración de la calle Blasco Ibañez y se ve que alguien lo ha visto que asomaba de la camisa y me lo ha volado.
Cuando me dijo esto con tanta felicidad pensé que se había vuelto loco, se lo dije y ¿qué me respondió...? Da lo mismo, estoy feliz de que me haya tocado, el dinero no es lo importante, me habría gustado poder comprarle a mi madre un piso para que no tuviera que subir escaleras, la pobre está mal de las piernas, pero, ¡que se le va a hacer! eso sí, no le digas que me ha tocado porque es capaz de echarme de casa, ¡tiene una mala leche que te cagas!
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